Grupo Lateral inaugura su primer restaurante en València

VALÈNCIA. Pasar horas a la mesa es el auténtico deporte nacional. La auténtica vidorra, y más si estás a la fresca con amigos y familia -la familia que te cae bien, matizo-, debe ir acompañada de una copa de vino y unos pinchos. Los amigos los pones tú; el nuevo restaurante Lateral se encarga del resto. Se acaba de inaugurar por todo lo alto en la Plaza del Patriarca nº6 y aterriza replicando en nuestra ciudad su fórmula ganadora: gran variedad de pinchos y una decoración contemporánea y con estilo. 

Porque si hablamos de pinchos, Lateral está en las primeras posiciones. Es difícil encontrar a alguien en Madrid que no conozca sus tapas y raciones. El primer local abrió en el Paseo de la Castellana en 1997 con un concepto urbanita de raciones detodalavida como boquerones, tortilla de patata y jamón ibérico. ¿Por qué alucinamos con el edamame y nos olvidamos del salmorejo y las croquetas? Ya está. Ya lo he dicho. Quiero reivindicar las maravillas de nuestras tapas y fundar el Partido Independiente de Recuperación de la Croqueta (PIRC). Cuando haces ‘pop’ a una croqueta, ya no hay stop. Me atrevo a hacer otra afirmación contundente: las croquetas son más adictivas que las pipas. Mientras las pipas son astillosas, las croquetas son suaves, redondas, jugosas...

Croquetas no faltaron en la noche de inauguración. Se organizó tumulto y una escandalera normanda en la terraza, como era de esperar. Casi doscientos invitados y la modelo Mayte De La Iglesia pinchando. El nuevo espacio, diseñado por Alba Hurlé y Alicia Martín de Cousi Interiorismo, cuenta con lámparas cerámicas, grandes ventanales, modernas bancadas curvas donde disfrutar de largas sobremesas y una barra de coctelería donde ya me estoy viendo sentada con un vodka en la mano. Como una lady británica (pero sin cardado). Sí, amigas. Harta de gintonics que parecen ensaladas, el vodka se ha colado en el hit parade de mi lista. Recordemos que el mundo se divide entre las personas que beben vodka y las que beben ginebra. Y yo me he cambiado de bando.

En la fiesta también se formaron bandos y pandillas. Como el animado grupo de Patricia Bonilla, Fernanda Alves, Adda Ramos, Andrea Petrini, Elisa Chuma, Elvira Selva y María de Fátima Santos o la pandilla de María de Miguel y María Herrero. Mientras el salón se ponía hasta la bola, derramando gentes por las esquinas, los camareros desfilaban con bandejas de canapés. Los estilistas Álex Jordán, Rafa Moreno y Pepito Alandes pillaron unos canapés de salmón mientras yo mantenía una sesuda conversación con Lorena Oliver, Carla Roldán, José Miguel Piquer y el arquitecto Álvaro Navarro sobre los beneficios del queso manchego para la salud. 

Más gente. Estaba la directora del Museo de Bellas Artes, Margarita Vila; la presentadora de Levante TV, Ana García-Rivera; la ex directora General de Turismo, Cristina Morató; interioristas como Gonzalo García Miranda de Larra y empresarios como Mario Mariner, Pablo Olivas, Manel Soler, Toño Brusola, Javier Alberni, Nacho Mínguez, Rocío Robles, Ricky Albiol, Luis Fernández de Córdova, Gloria Pons y Regina García de Casas del Mediterráneo. 

Arropaban al elenco los fotógrafos Mara Cózar y José Luis Abad, diseñadores como Rafa Sanchez, Soraya Plá y Verónica Jordá y estilistas como Pachi Viñoles, Ángeles de Miguel de El vestidor Vintage y Encarna Roig, que inicia nueva aventura en el sector. En el departamento de medicina anoté la presencia de la odontóloga Lucía Asensio, el cardiólogo Juan Cosín y Greta Borrás (doctora de día, DJ de noche). En el distrito de abogados, Javier Edo, José Garrigues, Vicente Monterde, Carlos Pascual y Paula Bernal. Y en la sección femenina (y feminista) estuvieron Eva Marcellán, Adriana Blay, Eva Alapont, Begoña Camps, Carmen Ferrando, Patricia de la Viña, Isabel Aliño, Vicen Fernández, Begoña Marfil, Sara Andreu, Nuria Veintimilla, Patricia Cerveró, Susana Aparicio y Cheli Serra.

Justo antes de irme me cuentan que el arquitecto Ramon Esteve acaba de ganar el Óscar al mejor diseño con una colección para Porcelanosa. Por una vez alguien recibe un premio bien merecido. También se merece el Óscar ese pedazo de película que es Cold War y se lo arrebatará el ejercicio gafapasta de Roma. Mira, Cuarón, muy bonito y tal pero la historia me aburre, no me interesa nada de lo que cuentas y tu infancia mexicana me importa un pepino. Ya está. Ya lo he dicho. 

Vuelven las fiestas de distrito 10

Atención cuarentañeros, hijos de la EGB: vuelven las fiestas de Distrito 10. El empresario Miguel de Vicente y el DJ Santi Martínez se han propuesto revivir las noches ochenteras. Regreso al pasado. Volvemos a los cigarrillos de liar, a Freddy Mercury, a las botas cowboy, a la Nintendo y a los vinilos. Hasta vuelven los cassettes, esas cintas que sonaban a cada escucha peor y se liaban con solo mirarlas. El vinilo puede tener su aquel como ejercicio de nostalgia. Ahora bien, que alguien me explique qué tienen de positivo (no digamos ya de funcional) las cassettes. 

El pasado noviembre la sala Aza, el club de Palau Alameda, reunió a cientos de nostágicos de la mítica discoteca. Y el próximo 22 de febrero preparan nueva fiesta con Pakito Revolution, Santi Martínez y Lucky pinchando los temas de Depeche Mode, Tears for Fears y Simple Minds. Voy a buscar mi chaqueta con hombreras en el armario. La voy a necesitar.