ofendidita / OPINIÓN

Guía para convertir a Felipe VI en el 'influencer' que España necesita

18/10/2020 - 

Viendo los grandes apoyos que recibió la semana pasada Felipe VI a través del simpático vídeo de Libres e Iguales y del reportaje especial de Abc (menos festivalero pero igual de arrojado a la fantasía monárquica), cualquiera podría pensar que Zarzuela no necesita más actos de apoyo y admiración a la causa. ¡Si ya tienen a Calamaro y a Cayetana Álvarez de Toledo, un tándem invencible! Pero las voces insidiosas contra el jefe del Estado y, en general, con un sistema de poder hereditario más propio del siglo XIV que del XXI, hace que todo esfuerzo sea poco para salvaguardar el buen apellido Borbón. Es imprescindible que la Casa Real siga poniendo toda su creatividad en marcha para mantener la popularidad de Felipe VI bien, bien arriba (aviso, graciosillos: prohibido insertar aquí un chiste sobre Carrero Blanco o acabaréis en la Audiencia Nacional, luego no digáis que no he avisado).


Total, que como la aquí firmante cree en un periodismo de servicio público (¿y qué hay más público que una institución como la Corona que vamos pagando religiosamente año tras año con nuestros impuestos?), he elaborado una breve guía con propuestas para lograr que, de una vez por todas, la monarquía reine de forma absoluta en el corazón de sus súbditos. Sí, de todos vosotros, estimados lectores, estimadas lectoras. Porque esos criptocomunistas, separatistas bolivarianos feminazis cada vez tienen más ganas de romper este régimen de convivencia que nos dimos entre todos en la Transición y que tan niquelado nos ha quedado. Vamos, ni un pero le podemos sacar. Así que, aquí dejo algunas sugerencias que haré llegar también vía correo postal a Jaime Alfonsín Alfonso, actual Jefe de la Casa de Su Majestad el Rey de España (sí, ese es el nombre oficial del cargo, el responsable de diseñar sus tarjetas de visita todavía está llorando). El objetivo final es convertir a Felipe VI en algo más que un rey: en el influencer definitivo que este país necesita. Con esta meta en el horizonte, he agrupado mis sugerencias en cuatro campos temáticos:

La cultura

Sí, ya sabemos que intelectualoides y titiriteros no son muy dados al fervor monárquico, pero eso es porque todavía no han comprendido que Felipe VI es un hombre culto y lleno de inquietudes… ¿por qué si no llevan tres décadas haciéndonos saber por tierra, mar, aire y reportaje edulcorado lo preparadísimo que está, los muchos idiomas que habla y la diversidad de los conocimientos que atesora? Ha llegado el momento, por fin, en el que el monarca va a poder dar rienda suelta a toda su cultura a través de dos iniciativas en las que los ciudadanos deberemos participar por orden alfabético: un club de lectura y un cinefórum que se celebrarán en algún saloncito vacío de Zarzuela (alguno tiene que haber en el que no estén continuamente trabajando para mejorar ESPAÑA). ¿Debemos participar todos? Pues claro, es un acto de amor a la patria, como hacer la mili a no ser que seas Santiago Abascal. Obviamente, será don Felipe quien elija el libro y la película de cada sesión, que para algo es el rey y no un siervo de la gleba como vosotros, desgraciados. Además, como ha viajado muchísimos y tiene amigos de territorios distintos, seguro que conoce un montón de obras literarias o fílmicas maravillosas, joyitas desconocidas para el gran público. Después de tanto tiempo rellenando sus listas de Filmin y Goodreads, Felipe por fin podrá dar rienda suelta a toda esa sabiduría polifacética que alberga en su interior y en la que no puede recrearse ya que está demasiado ocupado salvándonos de los catalanes malos. Por si queréis ir adelantando faena, sospecho que el primer libro propuesto será algo de Pérez-Reverte y la película, 300.


El hogar y la familia 

¿Cansado de ver a tu alrededor hogares disfuncionales y desestructurados? ¿De que a cualquier cosa le llamen matrimonios? ¿De niños que, en vez de un padre y una madre, como se ha hecho toda la vida, tengan vete tú a saber qué cosa, una cabra y un botijo tal vez? Pues ahora hay una forma de tranquilizar tu atribulado espíritu y, de paso, aprender a amar todavía más a la estirpe Borbón: propongo organizar una cena semanal en Zarzuela para que dos o tres familias puedan compartir mantel con Felipe, Letizia, Leonor y Sofía. Lo llamaremos “Siente un súbdito a su mesa”. Allí, además de una sabrosa cena templada, los españoles podrán disfrutar de la adorable cháchara de una familia patriarcal y responsable. La primera familia de España, el ejemplo a seguir en cada casa, el faro que nos guía hacia la verdad y la virtud moral. Vale que tienen algún problema con los abuelos y las hermanas y tal, pero eso le da más humanidad al conjunto. 

Cuanto tengamos el coronavirus bajo control, estas cenas pueden transformarse en guateques caseros, ya que no viven en un minipiso compartido y seguro que tienen un comedor amplio. Se apartan los muebles, se pincha Spotify Premium y ya está. ¿No os imagináis las caras de alegría de los reyes al ver sus salones llenos de plebeyos desconocidos bailando lo último de Lola Índigo o C. Tangana? Si ya vimos en su gira por los pueblos de España de hace unos meses lo que les fascinaba estar en contacto con el pueblo. No olvidemos a Letizia recordándole a su marido que se apoyara en la barra de un bar para ser como la gente normal. 

La comunicación

Hoy en día todo el mundo tiene un podcast (¡incluso yo!) así que, ¿por qué no iba a hacerse uno también el capitán general de los Ejércitos y mando supremo de las Fuerzas Armadas? Los episodios, de carácter semanal, durarían 45 minutos y en ellos Felipe VI podría hablar largo y tendido de su tema favorito, España, y entrevistar a líderes de opinión, emprendedores y otros referentes que amen tanto a este país como él (bueno, tanto no, porque es imposible). Y si ve que el formato radiofónico se le queda corto, siempre puede utilizar las dotes comunicativas demostradas en los mensajes de Navidad para montarse un canal de YouTube y hacer challenges y tags. O hacerse tiktoker y conectar así con los siervos más jóvenes.

En esta singladura para hacer hervir la adoración monárquica en el alma del país, no podemos descuidar tampoco los formatos informativos de referencia: el ¡Hola! y Sálvame Deluxe. A nadie le importa el BOE, donde realmente se debaten los asuntos oficiales importantes es ahí. En estos tiempos de incertidumbre y medios, nada mejor que un convenio con la revista decana del papel cuché para que los reyes protagonicen todas las portadas de 2021 e incluyan reportajes en cada número hablando sobre su rutina, enseñando sus propiedades y compartiendo su estilo de vida. Seguro que así despiertan el cariño del público. Paralelamente, y como sabemos que la televisión es un actor comunicativo imprescindible, veo más que adecuado que tanto Felipe como Letizia sean entrevistados en algún Sálvame Deluxe. Si Bárbara Rey ha ido en múltiples ocasiones, ellos también pueden. Y seguro que se echan unas risas con las preguntas del polígrafo. 

La tradición

Aunque nuestra monarquía sea la más moderna, la más progresista y la más democrática del mundo, todos sabemos que la Corona se asiente, fundamentalmente en el ejercicio de la tradición. Igual que sabemos que un pueblo comienza a morir cuando deja que sus tradiciones se pierdan. Por ello, para conseguir que la realeza vuelva a brillar, es necesario que desde Zarzuela se impulsen ciertas costumbres que han caído en desuso y que nos retrotraen a las épocas de mayor esplendor monárquico. Por ejemplo, las ejecuciones la plaza pública, la quema de brujas, ducharse una vez al mes, la esperanza de vida a los 35 años, los duelos a espada al amanecer, la disentería, la peste bubónica, el uso de sangrías para tratar todo tipo de enfermedades y los buhoneros que venden tónicos reconstituyentes por los caminos. Los clásicos nunca mueren (a no ser que el clásico en cuestión contraiga la peste, entonces sí).

Sí, ya sé que poner en marcha todas esas iniciativas puede suponer mucho trabajo para el monarca y su equipo, que los pobres bastante tienes con sacar adelante este desagradecido país cainita. Dulceida, María Pombo y otras influencers también han manifestado en ocasiones lo exigente que es su profesión, todo el día posando y promocionando cosas (vamos, como Felipe VI). Así que, creo que todos entenderíamos que este hombre, agotado ya de cuitas internas y externas decidiera convocar ese referéndum que tanto solicitan los pérfidos republicanos hijos de una hiena y se retirase a una casita en las montañas a talar leña, ver amanecer y tomar café en tazas de peltre. Tranquilito, a sus cosas.

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