BRUSELAS. ¿Se imaginan que les solicitaran el certificado de vacunación en el chiringuito de la playa para tomarse una paella? Esta situación un tanto absurda ya es una realidad en algunos países de la Unión Europea (UE), donde se están tomando medidas extraordinarios para detener el avance del virus de la covid-19 con algunas restricciones de la vida social. Francia dio el disparo de salida y otros países se han unido para adoptar medidas restrictivas para el acceso a actividades normales de los ciudadanos, como subir a un transporte público, comer en un restaurante, disfrutar de un concierto o ir al fútbol.
La exigencia del “pasaporte covid” para algo más que viajar o cruzar fronteras dentro de la UE, garantizando la libertad de movimiento de sus ciudadanos, consagrada en los Tratados de la Unión es potestad de los Estados. Cuando se aprobó el Reglamento que regula el certificado covid, que entró en vigor el 1 de julio, la Comisión ya consideró que los Estados miembros eran competentes para utilizar esta garantía frente a los contagios en otras actividades a nivel nacional.
En España ya hay dos comunidades autónomas, Galicia y Canarias, que aplican la obligatoriedad de presentar el Certificado Covid para entrar a bares y restaurantes. Mientras que en la Comunitat Valenciana, el gobierno de la Generalitat lo ha descartado. Así lo han declarado el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y la consellera de Sanitat, Ana Barceló, alegando que aún no están vacunados toda la población por segmentos de edad y evitando la discriminación entre los ciudadanos valencianos. Los gobiernos autonómicos, que son los competentes en sanidad, pueden adoptar estas restricciones con independencia del Gobierno central.
No se lo ha planteado igual el presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, quien anunció la restricción del acceso a la vida social a los que no estén vacunados, lo que ha levantado olas de protesta por todo el país en las últimas semanas. Hay que recordar que en Francia son muy populares históricamente los movimientos antivacunas.
Desde el 21 de julio de 2021, el “pase sanitario” se ha extendido a todos los lugares de ocio y culturales con un aforo de más de 50 personas, en concreto para salas de espectáculos, parques de atracciones, salas de conciertos, festivales, gimnasios, cines, etcétera. A principios de agosto, se extenderá a cafeterías, restaurantes, centros comerciales, hospitales, residencias de ancianos, instituciones médicas y sociales, así como para viajar en avión, tren y autobús para viajes de larga distancia. Otros lugares podrán ser añadidos a esta lista más tarde, si es necesario, dependiendo de la situación epidémica.
Para tener en cuenta la situación específica de ciertas categorías de personas, la obligación del "pase de salud" se extiende hasta el 30 de agosto a jóvenes de 12 a 17 años. El motivo está en que la vacunación de esta franja de edad no se abrió hasta junio y millones de jóvenes se vieron obligados a realizar pruebas repetidas para todas sus actividades de verano, desde el 21 de julio. Ello permitirá finalizar la vacunación de niños de 12 a 17 años para el 30 de agosto.
Estas medidas restrictivas también afectan a los empleados de lugares y establecimientos que reciben al público. Los empleados, que aún no han recibido dos dosis de vacuna, deben hacerse pruebas casi todos los días para ir a trabajar. Su primera inyección debe hacerse a más tardar el 1 de agosto. Con ello, el gobierno francés pretende incentivar a toda la población para que se vacune, ya que no es obligatorio.
Pese a las protestas, el ejemplo francés lo están siguiendo otros países europeos, que ven cómo el virus avanza ante la apertura estival. En la UE y países limítrofes tampoco hay consenso. En Bélgica, el certificado de vacunación será válido a partir del 13 de agosto para poder acceder a eventos de 1.500 personas o más que se lleven a cabo en el exterior. Además, a partir del 1 de septiembre también se exigirá para participar en eventos que se desarrollen en espacios cerrados.
En Croacia, se solicita el certificado de vacunación para participar en actos multitudinarios. Tras registrar una subida del 35% de incidencia del virus en una semana en la costa adriática, su gobierno decidió limitar en las regiones turísticas las reuniones a 15 personas en espacios privados, hasta 50 en espacios públicos, y hasta mil si los asistentes presentan un certificado covid.
Lo mismo ha hecho Estonia, que no es un país especialmente turístico. Todas las personas que se han recuperado de la enfermedad o han sido vacunadas deben presentar el certificado pertinente al organizador antes del inicio del evento. El organizador debe comprobar el certificado o realizar una prueba rápida en el acto. Todos los espectadores, pero también las personas relacionadas con la organización, incluido el equipo, los proveedores de catering y los artistas deben ser revisados.
En Alemania han sido pioneros en las restricciones a la vida social, durante esta primera, ya que solicitaban pruebas PCR incluso para entrar al supermercado, por supuesto, sufragadas por el gobierno. Desde el 9 de mayo, se aplican excepciones a las restricciones a las personas completamente vacunadas y recuperada, que ya no necesitan un test negativo, por ejemplo, si van de compras o quieren ir a la peluquería o visitar un jardín botánico.
Quienes hayan sido vacunados o se hayan recuperado podrán reunirse en un entorno privado sin restricciones. No obstante, sigue siendo obligatorio el uso de la mascarilla. Según la Ordenanza del Gobierno Federal que regula las simplificaciones y excepciones de las medidas de protección para prevenir la propagación de COVID-19 (Ordenanza de Excepción de Medidas de Protección COVID-19 - SchAusnahmV), en vigor desde mayo, “las personas vacunadas y recuperadas podrán volver a entrar en tiendas, visitar zoológicos y jardines botánicos o utilizar los servicios de peluquerías y pedicuras sin pruebas previas, por ejemplo, si esto solo se permitía anteriormente con pruebas previas. Además, se deben regular más simplificaciones y excepciones diferenciadas a las medidas de protección de acuerdo con el proceso de infección actual”.
Desde el pasado 16 de julio y en plena campaña turística estival, en Grecia sólo pueden acceder a los locales de hostelería y ocio las personas que demuestren mediante su “pasaporte covid” que han sido vacunadas o han pasado el coronavirus en los últimos seis meses. Aquellas que solo presenten una prueba negativa no podrán entrar. Para atajar la expansión del virus, el Gobierno griego ha hecho obligatoria la vacuna para los trabajadores en las residencias de mayores y el personal sanitario. A los primeros se les aplicará a partir de mediados de agosto y a los segundos, en septiembre. No se excluye que se extienda esta medida para los docentes.
Con todo el verano por delante y el primer brote de la pandemia en la memoria, el “pasaporte covid” se requiere en Italia para participar en fiestas para ceremonias civiles y religiosas, acceder a hogares de ancianos u otras instalaciones, además de para viajar. A partir del 6 de agosto también se utilizará para acceder a cualquier tipo de actividad: servicios de comedor interior, espectáculos, eventos y competiciones deportivas, museos, institutos y lugares de cultura, piscinas, gimnasios, centros wellness, ferias, festivales, conferencias y congresos, Spas, parques temáticos y de atracciones, centros culturales y recreativos, salas de juego y casinos, concursos públicos.
En Noruega, país perteneciente al Espacio Económico Europeo (EEE), también se requiere el certificado digital covid para eventos de masas, actos culturales o deportivos, como conciertos, teatros, partidos de fútbol y festivales, así como cruceros costeros nacionales. En este país son muy populares los cruceros por los fiordos, tanto para turistas como para los turistas nacionales.
Portugal, una de las zonas más castigadas de los últimos brotes, mantienen el toque de queda entre las 23 y las 5 horas, y bares y restaurantes deben cerrar a las 22.30 horas Para acceder a su interior, es obligatorio presentar un certificado digital o un test negativo, aunque no es necesario para consumir en las terrazas.
El Gobierno irlandés se ha curado en salud y ha redactado una ley para permitir que bares y restaurantes sirvan a partir del lunes pasado en interiores a personas que presenten el certificado digital covid, para demostrar que están vacunados con la pauta completa. Los responsables de los establecimientos hosteleros podrán verificar el cumplimiento de las normas tanto a través de la aplicación móvil como con la versión impresa del certificado. Esta norma se acaba de aplicar desde el lunes 2 de julio, cuando se ha reabierto el servicio en interiores de bares y restaurantes.
Por último en el Reino Unido, país que ya no pertenece a la UE, el Gobierno ha aprobado la obligación de mostrar un certificado de vacunación en discotecas a partir de finales de septiembre, cuando se prevé que toda la población de más de 18 años estará vacunada. De momento, sólo puede recomendar a las empresas o comercios que acogen multitudes pedir el pasaporte sanitario -carta o registro digital de la Sanidad pública-, pero advierte de que podría legislar en el futuro para imponerlo en grandes eventos al aire libre, como festivales, conciertos, funciones de teatro o acontecimientos deportivos. El Gobierno británico no ha aceptado el reconocimiento del certificado covid de la UE, pese a que la Comisión Europea le ofreció el reconocimiento mutuo.