MADRID, (EP). La apnea del sueño afecta al 22 por ciento de los hombres y un 17 por ciento de las mujeres y, aunque el número de afectados parece ir en aumento, se estima que cerca del 80 por ciento podría estar sin diagnosticar en España, según expertos de la Cátedra del Sueño de la Universidad de Granada-GrupoLoMonaco.
El mayor porcentaje de afectados son adultos de mediana edad, con sobrepeso y roncadores, y el problema influye de forma negativa en la vida diaria de las personas, que experimentan gran cansancio y constante sueño durante el día.
De hecho, admiten estos expertos, en muchos casos las personas se quedan dormidas casi en cualquier sitio, incluso conduciendo, lo que la convierte en una de las principales causas de accidentes de tráfico, relacionada con un 20 por ciento de estos siniestros.
Además son personas que expresan tener un "sueño ligero", y en la mayoría de los casos tienen dificultades para concentrarse y memorizar cosas, lo que hace necesario "conocer y valorar, además de todos los síntomas comentados, otros trastornos asociados, como puede ser la depresión, trastornos cardiovasculares, etcétera".
Se trata de un problema en el que se producen paradas respiratorias (apneas) mientras la persona duerme, por impedimento del paso del aire a través de la garganta. Para que se pueda emitir el diagnóstico, se deben producir al menos cinco paradas (completas o parciales) por hora de sueño, con una duración superior a 10 segundos cada uno de estos ceses respiratorios.
Uno de los síntomas más característicos es dejar de respirar en segundos, ante lo que aconsejan detectar cómo la persona que está dormida deja de respirar en algunos momentos, y tras unos segundos, presenta ahogo o asfixia, todo ello de forma constante durante toda la noche.
Los afectados también pueden presentar sudoración, sin que la causa sea un calor excesivo, o ronquido. En esos momentos de cese de respiración, la persona también deja de roncar y por ello se percibe esta falta de respiración, pero no hay que confundir este trastorno son el ronquido, han explicado.
El tratamiento más usado es lo que se conoce como presión positiva continua en la vía aérea (CPAP), una pequeña máquina que bombea aire dentro de la vía respiratoria, a través de una mascarilla nasal, manteniendo la tráquea abierta durante el sueño.
Este tratamiento disminuye el número de paradas respiratorias, pero en sí mismo no cura (porque cuando se deja de usar, vuelven a producirse las paradas respiratorias).
Por ello, los expertos también animan a prestar atención a diferentes aspectos, tanto físicos, medio ambientales o psicológicos para mejorar el sueño de estos pacientes.
"A nivel físico, son importantes aspectos como el colchón y la almohada, la temperatura y la luminosidad de la habitación; en lo referido a lo psicológico, hay que revisar y cambiar todo lo relacionado con los estilos de vida adecuados en relación al sueño", han detallado.