Decreto 176/2021, de 29 de octubre, del Consell, de declaración de Bien de Interés Cultural, con categoría de Bien Inmaterial, de la paella valenciana, «el arte de unir y compartir». En este hipérbaton está la norma que declara la paella como BIC o bien de interés cultural, es decir, la figura jurídica de protección del patrimonio histórico español.
¿Es necesario institucionalizar el encuentro de los domingos —y otras fechas especiales—? ¿Nuestro santísimo plato ha de estar dentro del laberinto burocrático para que no se desoriente entre guisantes y salchichas? Según la Conselleria de Educación, Cultura y Deporte, sí.
«La paella se ha convertido definitivamente en un plato universal, siendo el cuarto icono gastronó- mico con más búsquedas en internet. El continuo proceso de globalización característico del siglo XXI, ha supuesto una gran ventaja para la paella, mundialmente reconocida en la actualidad».
«Sin embargo, la internacionalización de este plato a veces conlleva una clara pérdida de su esencia y orígenes, que radican en el territorio valenciano. Generalmente, la sociedad internacional conoce la paella como un plato típico español, pero pocos son los conocedores de la localización exacta de sus orígenes, a pesar de que la Comunitat Valen- ciana es muy reconocida por su especialidad en los arroces».
«Otra consecuencia de este proceso globalizador ha sido la innovación en los ingredientes y en las formas de elaboración de la paella. Resulta singular viajar a otros países y encontrar la polémica “paella con chorizo o salchichas” u observar a un cocinero removiendo el arroz de la paella al estilo del típico risotto italiano».
¿Influirá en algo que esta, nuestra administración, que va por debajo del ritmo del comercio y la vida, se lance a redactar la prosa de “el arte de unir y compartir”?
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