MADRID. La bolsa estadounidense continúa dentro del mercado alcista, con rendimientos anualizados del 17,9% desde la crisis financiera mundial. Además, continuamos siendo optimistas de cara a este año, particularmente debido a que la reforma fiscal debería apoyar la confianza del consumidor y aumentar las ganancias de muchas compañías estadounidenses. Seguimos creyendo que la economía de EE UU está en mejor forma de lo que se aprecia y que el entorno económico mundial sigue siendo favorable, lo que nos deja un entorno constructivo para los inversores.
En lugar de favorecer a las empresas con perfiles de rentabilidad excepcionales, los inversores se han desplazado hacia empresas de crecimiento, obviando el coste de invertir en ellas. Si bien las empresas growth (crecimiento) han superado en gran medida las value (valor) desde la crisis financiera mundial, la diferencia entre crecimiento y valor en 2017 fue una de las mayores en muchos años. En 2017, el Russell 1000 Growth Index ganó un 30.2%, en comparación con el retorno del índice Value Russell 1000 del 13.7%, una diferencia de 1.655 bps. Esto ha sido un contrapunto para la estrategia a la luz de nuestro enfoque en los niveles y la sostenibilidad del rendimiento del capital, así como de la valoración.
El segundo elemento clave de nuestra filosofía es evaluar las expectativas implícitas en la valoración actual y, en nuestra opinión, muchas acciones orientadas al crecimiento cotizan con valuaciones que dejan poco margen. Si bien la diversificación sigue siendo un pilar central en la teoría de la inversión, muchos creen que esta teoría puede diluir el rendimiento cuando una cartera activa invierte valores simplemente para diversificar, en lugar de agregar valor. Esto, a su vez, ha llevado a muchos expertos a especular con que las carteras concentradas pueden ofrecer a los inversores un rendimiento superior.
El concepto de diversificación basado en el trabajo de Harry Markowitz sobre la teoría de carteras mostró cómo los inversores pueden reducir el riesgo sin renunciar al retorno invirtiendo en activos no correlacionados. Sin embargo, parece que algunos gestores utilizan el concepto de diversificación para justificar la tenencia de demasiadas acciones. En cambio, se ha demostrado que, matemáticamente, un inversor obtiene mayores beneficios reduciendo riesgos si invierte en 20-40 valores.
Por lo tanto, elevar el número de acciones más allá de un cierto umbral aporta un beneficio insignificante en la reducción del riesgo. Si bien sigue siendo sensato diversificar, pierde sentido diversificar mediante un exceso de valores dentro de una cartera individual. Muchos gestores parecen haberse dado cuenta de esto, lo que está favoreciendo un aumento de la popularidad de las estrategias de inversión concentradas.
Martin Flood es Managing Director & Portfolio Manager Lazard Asset Management