CASTELLÓ. Héctor Gozalbo (Castelló, 2001) empezó a formarse como actor cuando tenía once años. Aunque apenas era un niño, su ilusión por convertir este "hobby" en algo mucho mayor le ha llevado a interpretar a tan temprana edad más de un papel importante. El castellonense ha formado parte del elenco de Nada será igual, dirigido por Víctor Antolí, y la película El Desentierro, de Nacho Ruipérez. Pero su gran oportunidad llegó en 2021 cuando Fernando González Molina (Tres metros sobre el cielo, Fuga de cerebros, Palmeras en la nieve) le fichó para Paraíso. Una serie original de Movistar Plus+, producida en colaboración con The Mediapro Studio, y en la que Gozalbo da vida a Zeta.
Rodada en diferentes localizaciones de la Comunitat Valenciana (desde Alcalá de Xivert, a El Perelló o Benidorm), la serie se ambienta en 1992 y cuenta la historia de tres chicas que han desaparecido sin dejar rastro. En ese momento, el hermano pequeño de una de ellas inicia una investigación a espaldas de la policía, junto a sus amigos, para encontrarlas.
Es, por esta razón que, aunque la ficción cuenta en su reparto con nombres tan conocidos como el de Macarena García, Iñaki Ardanaz o Gorka Otxoa, el peso de la trama recae en actores nóveles. Desde Pau Gimeno, Cristian López, Leon Martínez o el mismo Héctor Gozalbo. Juntos se encargan de dar forma a una historia que habita entre el género fantástico, la comedia, el thriller y los líos amorosos. En su caso, el castellonense interpreta al malote de la clase. Un joven duro y cruel que, en realidad, usa la violencia como método de defensa.
Será el próximo 16 de junio cuando Paraíso empiece a mostrar el desenlace de esta historia. Lo hará en una temporada para la que han hecho falta nueve meses de postproducción digital. Y es que, esta vez sus personajes se enfrentan a un grupo de "no mortales", las Novavis, que pretenden destruir el pueblo de Almanzora para poder llevar a cabo su ritual de regeneración. Un nuevo hilo argumental para el que ha hecho falta desarrollar efectos especiales mucho más complejos.
Todo un reto, según cuenta Héctor Gozalbo. El actor atiende a Castellón Plaza a pocos días del estreno.
-¿Cómo ha sido embarcarse en una gran producción como la de El Paraíso?
- Ha sido una experiencia muy guay. Me siento muy afortunado de haber formado parte de esta gran producción, porque además me ha permitido ver cómo funciona y cómo se crea desde cero una serie. Tanto la experiencia personal como profesional que me llevo es genial. Sin duda ha marcado un antes y un después, ya que ha sido el papel más grande que he hecho hasta la fecha.
-Han pasado varios años, pero ¿Cómo recuerdas el momento en el que te llegó el papel?
-Fue un momento muy especial, porque es el primer gran proyecto en el que he podido formar parte. Siempre le voy a tener un cariño especial. Me gustaría recordarlo como el principio de algo grande, o eso espero.
-En esta segunda temporada los personajes crecen y también las tramas adquieren un tono más adulto. ¿Veremos un cambio en Zeta?
-Sí, veremos a un Zeta diferente. Seguirá presente su esencia, pero nos encontraremos con un personaje más maduro y responsable.
-Y tú, ¿qué has aprendido durante este tiempo?
-Más que aprender algo en particular, me ha llevado a un proceso de crecimiento personal. Me ha permitido ver cómo funciona este mundo de cerca, en cuanto a rodajes, publicidad, entrevistas, promo... No sabría decir algo en concreto, pero es cierto que he aprendido mucho.
-En una entrevista, la guionista y productora de la serie reconocía que Stranger Things había sido su losa para crear Paraíso, al igual que Star Wars. En tu caso, ¿qué te ayudó a construir el personaje?
-Para la construcción de Zeta me apoyé mucho en el eneagrama, que es un sistema de clasificación de personalidades. Me funcionó bastante bien, porque en una de ellas vi bastante reflejado y descrito a este personaje. También fue clave la ayuda de mi profesor de interpretación Víctor Antolí.
-Los efectos especiales y las técnicas en 3D ayudan a contar una historia de manera más potente. Sin embargo, ¿cómo es para un actor enfrentarse a esta ausencia de contenido? ¿Basta con imaginarse el resultado final?
-Al principio sobre todo es complicado, porque te lo tienes que imaginar tú todo y no es fácil integrarlo en el acting. Tienes que tratar de que no se note que estás pensando y que estás más pendiente de imaginar cómo es esa situación que de actuar realmente. Hay veces que estás actuando delante de la nada o de una pared verde y tienes que pensar en muchas cosas. Además, nunca sabes cómo va a ser al cien por cien el resultado final. Entonces, es complicado, pero bueno después de varias explicaciones y ensayos se vuelve más sencillo.
-¿En qué proyectos te gustaría adentrarte a partir de ahora?
-La verdad es que no tengo en mente ningún proyecto en especial. Tampoco estoy cerrado a nada. Estoy abierto a lo que vaya surgiendo.
- ¿Qué consejo darías a aquellos que sueñan con dedicarse a la interpretación?
-Que tengan mucha paciencia, que no paren de formarse para intentar aprender cosas nuevas. Que vayan a escuelas diferentes para probar métodos nuevos. Que se informen de todo lo máximo. Y que sean optimistas siempre, porque este mundo puede llegar a ser muy duro, pero no hay que perder la fe ni la esperanza.
- ¿Con qué te quedas de la profesión?
-Es difícil quedarse con una sola cosa, pero lo que más me gusta es la familia que se acaba creando en los rodajes. Es lo más guay, el poder ir a trabajar y sentirte a gusto en el rodaje, poder bromear de vez en cuando con tus compañeros, poder irte después a tomar una cerveza. O incluso tras el rodaje, seguir teniendo contacto y buena relación con los compañeros. Me parece lo más bonito.
A finales de los 90, una comedia británica servía de resumen del legado que había sido esa década. Adultos "infantiliados", artistas fracasados, carreras de humanidades que valen para acabar en restaurantes y, sobre todo, un problema extremo de vivienda. Spaced trataba sobre un grupo de jóvenes que compartían habitaciones en la vivienda de una divorciada alcohólica, introducía en cada capítulo un homenaje al cine de ciencia ficción, terror, fantasía y acción, y era un verdadero desparrame