València se suma al mapa internacional de la medicina de vanguardia dedicada al sistema musculoesquelético con el Instituto IMSKE, el sueño de los hermanos Ignacio e Isabel Muñoz Criado. En una conversación en profundidad con sus impulsores, Plaza ofrece en primicia los detalles de este proyecto
VALÈNCIA.- Un concepto que apenas cuenta con unos pocos ejemplos en el mapa sanitario estatal. Un centro singular dedicado por entero al sistema musculoesquelético que despliega un amplio abanico de servicios relacionados con la traumatología: desde reumatología, medicina deportiva, rehabilitación y cirugía plástica aplicada a la fisioterapia, hasta ortopedia infantil, podología, nutrición, psicología, dermatología y neurología. Singular porque no es solo un hospital.
El Instituto Musculoesquelético Europeo (IMSKE), el primer complejo de València de sus características, nace con la doble vocación de prestar docencia e investigación como base de la excelencia en la asistencia sanitaria y como respuesta al reto de la tecnología de vanguardia y la creación de un ambiente cálido que haga olvidar a los pacientes que se encuentran en un hospital. Todo a partir de cuatro claves: prevención, cuidado personalizado, recuperación del movimiento y ausencia de dolor en el menor tiempo posible.
El futuro edificio de nueve plantas de IMSKE se inspira en Estados Unidos, donde este modelo de centro médico se extiende incluso a ciudades pequeñas y contagia a Europa, ganando carrerilla a los macrohospitales multiservicios. El instituto está impulsado, a traves de la sociedad IMSKE Patrimonial, por los reconocidos médicos Ignacio e Isabel Muñoz Criado y por cuatro nombres relevantes del mundo de la empresa, entre ellos Francisco Lorente, presidente de la filial española de la naviera Mediterranean Shipping Company (MSC), y Enrique Silla, fundador de la empresa valenciana Jeanología. El proyecto sigue la estela de referentes como la Clínica Barraquer de oftalmología o la Puigverd de neurología en Barcelona, o la Cemtro de traumatología en Madrid.
Catorce millones de euros para el edificio y cinco millones para el equipamiento es la inversión destinada a un complejo cuyo edificio ya es visible en el barrio de Las Moreras, entre la Ciudad de las Ciencias y el barrio de Natzaret, en un edificio de 10.000 metros cuadrados que albergará veinte consultas externas equipadas con un área de reconocimiento y tratamientos y ecógrafos para diagnóstico in situ, dieciocho camas (cinco de ellas tipo suite), cinco quirófanos dotados con la última tecnología para cirugías musculoesqueléticas, cuatro laboratorios —para pruebas clínicas, genética, nutrición y medicina deportiva—, una piscina de rehabilitación, un salón de actos para 90 personas, dos salas de formación para cursos especializados y una unidad de recuperación posquirúrgica con sala de reanimación.
La tecnología puntera constituye uno de los pilares del nuevo complejo valenciano. El servicio de radiología se dotará de un ecógrafo avanzado con sondas matriciales de alta frecuencia para estudiar la patología musculoesquelética y un TAC multidetector. La resonancia magnética de tres Teslas, una innovación que hace más silenciosa la exploración, se instalará en una sala abierta, amplia y con luz natural, con la ventaja de disminuir el tiempo de exploración con secuencias ultrarrápidas, de aumentar la resolución espacial y de disminuir la necesidad de sedación de los pacientes, además de detectar lesiones de menor tamaño. En la comunicación, IMSKE contará con el programa informático Eclini, diseñado para el uso médico, que facilitará la historia clínica además de integrar la contabilidad o los recursos humanos entre otros servicios. Una app permitirá al paciente acceder a los datos clínicos de su patología y gestionar sus citas, y al profesional hacer seguimiento.
Los hermanos Muñoz Criado reciben a Plaza en la Casa de Salud, donde su padre, el prestigioso traumatólogo José Juan Muñoz Boira, fundara en 1960 la consulta de Traumatología y llegara a ser el director del hospital. Ignacio, de 55 años, ha seguido los pasos de su padre en la especialidad y hoy su trabajo es reconocido en cirugía ortopédica y medicina deportiva como responsable de la salud de deportistas de élite del tenis, el baloncesto y la vela, además de ser jefe de los Servicios Médicos del Valencia Basket.
Isabel, de 53, también médica, cuenta con una amplia experiencia en el terreno de la gestión sanitaria, con un currículum en el que figura haber sido vicerrectora de I+D+i y Relaciones Internacionales de la Universidad Católica de Valencia, gerente de la Fundación Centro de Investigación Príncipe Felipe y directora del Centro Superior de Investigación en Salud Pública. La vocación de los Muñoz Criado también espera continuar con la tercera generación de la saga: un hijo de Isabel está haciendo el MIR en Traumatología y una hija de Ignacio está estudiando Medicina.
Ignacio e Isabel representan el alma científica y médica del nuevo complejo de Nazaret. «No queremos que sea un centro con un nombre, no queremos personalizarlo. Pensamos en un modelo que se pueda reproducir, en el que no haya una única figura. Los protocolos que allí creemos, la forma de trabajar y la filosofía deben ser exportables a otros centros», señala Ignacio, consejero de la promotora a través de la sociedad Instituto Músculo Esquelético, junto con su hermana Isabel, sobre la que recaerá la dirección del centro. «Por mi experiencia, sé que es muy importante que la persona que dirija facilite las cosas. Los médicos, como los científicos, tienen una vocación muy grande, no trabajan por dinero, son especiales, muy activos. Necesitan que se les deje hacer, y así es como me gustaría gestionar el hospital», sostiene Isabel.
Como traumatólogo e hijo de traumatólogo, Ignacio ha sido un espectador privilegiado del progreso de la disciplina, que va mucho más allá de que las dos semanas de estancia por una prótesis de cadera o de rodilla se hayan reducido a apenas dos días.
«En la época de nuestro padre, la especialización era menor, y la complejidad del diagnóstico también. Hoy podemos identificar mucho mejor cada lesión y ponerle un tratamiento más específico. Los avances son tremendos, desde los biomateriales a la última ola de la medicina regenerativa como la introducción de factores de crecimiento o las células madre, o el manejo del dolor o la anestesia local. La robotización y la mejora en la instrumentación con vías quirúrgicas menos invasivas que permiten una rehabilitación precoz también son claves. Ahora hablamos mucho más de medicina preventiva, y hemos entendido la importancia del deporte y la actividad física. Hoy la idea en rehabilitación es movilizar al paciente cuanto antes», describe Ignacio.
«El nivel de la biomedicina valenciana es muy alto; el problema es que nos vendemos muy mal», señala Isabel Muñoz
— ¿El centro va a incorporar algún avance que no esté ahora mismo al alcance en los hospitales valencianos?
— Ignacio M.C.: Muchos de los avances están disponibles en varios hospitales. La cirugía robótica en traumatología no está tan extendida todavía porque el beneficio que aporta no justifica su coste, aparte de que tampoco está tan desarrollada aún. Pero está la cirugía navegada, que ya estamos utilizando y que es un avance importante. Consiste en que, por ejemplo, en lugar de realizar una prótesis de rodilla con los cortes en el hueso aplicando unas guías manuales —unas varillas que marcan los ejes— se puede hacer con unas antenas en el hueso que dan referencias con un sistema parecido al de un GPS, que orientan el corte para implantar la prótesis. Cada vez el sistema se vuelve más sencillo y ofrece mayor precisión.
— Una de las claves en la disciplina pasa por la medicina regenerativa. ¿La biomedicina ha dado oxígeno a la Sanidad y la investigación valencianas, al haber sabido sobrellevar la crisis?
— Ignacio M.C.: La medicina regenerativa es un tema complejo. La tendencia a frenar su implantación se basa en que debe mostrarse su efectividad, algo comprensible en la Sanidad pública. Incluso en EEUU han sido muy tardíos al incorporarla. Los factores de crecimiento y las células madre es un campo fundamental, y cada vez hay más evidencia de que es efectiva. Otro aspecto es la industria. En la Comunitat Valenciana se ha creado un microambiente que favorece el avance. Nuestro proyecto pretende aprovechar ese clima con acuerdos con diversos centros para hacer investigación y docencia. Y también hay que tener buenas conexiones internacionales.
— Isabel M.C.: Uno de nuestros consejeros es Ramón Cugat, médico muy reconocido en Barcelona, mentor de Ignacio y muy amigo de nuestro padre, que es un enamorado de la medicina regenerativa. La Fundación García Cugat hace mucha investigación en este campo. También tenemos aquí centros como Fisabio, el Incliva o La Fe. El nivel de la biomedicina valenciana es muy alto; el problema es que nos vendemos muy mal.
— ¿Cómo van a trabajar los profesionales del futuro plantel médico del Instituto?
— Ignacio M.C.: Pretendemos un sistema mixto con profesionales contratados, que compartan nuestros valores y los apliquen, pero también con talento de fuera, que es difícil que esté con un contrato, para aportar su experiencia y prestigio. Queremos un hospital que sea muy cómodo tanto para los pacientes como para los profesionales. En Medicina es muy difícil captar los talentos, y aún más retenerlos. Queremos que venga gente buena, que nos enseñe, que esté contenta y se mantenga en el centro.
— Isabel M.C.: Pero no queremos que sea un lugar al que venga gente para pasar consulta y luego irse. Además de operar y rehabilitar, hay que recuperar la humanidad que la Medicina necesita, muy importante para la recuperación del paciente. Para eso se necesita gente involucrada que podamos seleccionar.
— Ambos cuentan con perfiles complementarios (Ignacio en la actividad asistencial e Isabel en la gestión sanitaria), una ventaja de cara al proyecto. El hecho de que dos médicos se lancen a construir un centro, ¿significa que algo está cambiando en la profesión?
— Ignacio M.C.: Está cambiando, pero lentamente. La Sanidad pública es cómoda para los profesionales, con un horario y compañeros que cubren las jornadas, aunque el salario sea mejorable. Hacer un centro como el nuestro es un dolor de cabeza, pese a ser muy gratificante. España es un país complicado por la cuestión de los permisos, licencias, fiscalidad… Se te van las ganas de hacer estos proyectos cuando tienes la comodidad de una alternativa.
— Isabel M.C.: En Estados Unidos hay muchos centros parecidos a lo que queremos hacer, y funcionan fenomenal. Todo el personal se enfoca en la especialidad, desde el celador, a la recepcionista y los auxiliares. Allí se han dado cuenta de que los médicos tienen mucho que aportar. Ahora lo que triunfa allí es que los médicos se unan para abrir hospitales pequeños de estas características. Además, en muchos casos, son los médicos quienes se ocupan de la gerencia. Gran parte de los centros con más éxito son los gestionados por médicos.
«El problema de deportes populares como el pádel o el running es que la gente los practica sin preparación, sin calentar, y tiene una repercusión negativa», asegura Ignacio Muñoz
— ¿Cuál ha sido la actitud de la Administración ante el nuevo proyecto?
— Ignacio M.C.: En general, estamos muy satisfechos porque todo se ha ido resolviendo con bastante celeridad, pero las licencias definitivas para abrir el centro todavía están pendientes; está aún la incógnita de cómo evolucionará. Es un proyecto de mucho interés para la ciudad y para nuestra Sanidad. Esperamos que la tramitación sea ágil.
— Isabel M.C.: La relación con la Administración ha sido muy buena. Construir un hospital implica garantizar un nivel de seguridad en varios aspectos. Primero se necesita una autorización de instalaciones, que es lo que ya tenemos, y cuando el hospital esté acabado, tendremos la autorización de su utilización, y esperamos que vaya bien.
— ¿Cómo describirían el escenario sanitario en el que nace el nuevo Instituto?
— Ignacio M.C.: La evolución de la Sanidad nos hace pensar que apostar por este proyecto es muy adecuado. El envejecimiento de la población, y la vida cada vez más activa de la gente mayor, implica avanzar en medicina preventiva. También está el boom deportivo y la gente que quiere estar en mejores condiciones para practicar deporte, aunque también hay más lesiones que tratar, por lo que trabajaremos en preparar a las personas para mejorar su rendimiento. Algo muy importante para mí es haber convivido y trabajado con deportistas, conocer la necesidad de recuperar pronto y de forma segura a un paciente. El deporte es muy importante como agente de salud, pero debe supervisarse. El problema de deportes populares, como el pádel o el running, es que la gente los practica sin preparación, sin calentar, y tiene una repercusión negativa.
— Isabel M.C.: Nuestro proyecto intenta que no haya ineficiencias e integrar todo el proceso. En muchos hospitales operan muy bien, pero se hace un seguimiento muy puntual del paciente. Para nosotros es muy importante todo, desde la lesión a la rehabilitación, desde la preparación del paciente para la operación a la readaptación, que trata de devolver a la persona a su nivel, esencial tanto en el deporte como en el trabajo. Pretendemos una rehabilitación segura e integral.
— Isabel M.C.: La Sanidad pública es muy buena, pero puede mejorar mucho. No es solo una cuestión de dinero, también de eficiencia. Soy consciente de que en la Administración cuesta cambiar las cosas. Pero si se compara València con Madrid o Barcelona, la Sanidad privada también necesita más hospitales. Estamos muy por debajo en servicios privados. Que haya otros hospitales que lo hagan bien estimula al resto y beneficia a todos.
— Ignacio M.C.: Además de competir, sobre todo se trata de complementar. El referente de la población general es la sanidad pública, y sus servicios han mejorado mucho, y para nosotros es un estímulo. Sin embargo, tenemos algunos temores, como la dificultad creciente de encontrar traumatólogos. Cada vez va a haber más déficit y necesitaremos importar profesionales con urgencia. También cabe recordar que los avances son un factor que encarecen la Sanidad. El reto de conseguir la eficiencia en los tratamientos con un coste sostenible es muy complicado. Una fórmula consiste en buscar una máxima eficiencia en los procesos, que es nuestro objetivo. Isabel y yo hemos visitado muchos centros. En mi caso, he viajado con los tenistas en torneos y Grand Slams, lo que me ha permitido conocer las realidades locales para buscar modelos eficientes en gestión sanitaria que nos ayuden a ser competitivos.
«Cada vez deberíamos pensar menos en las prótesis y más en la medicina preventiva y regenerativa para evitarlas»
— Algo que aplauden son las iniciativas de mecenazgo científico, de las que esperan un efecto llamada.
— Ignacio M.C.: Se han desarrollado iniciativas dentro del ámbito sanitario-científico gracias al tipo de mecenazgo como el de Juan Roig. La sociedad debería agradecerle esa actitud y que sea un ejemplo para que otros profesionales de éxito sigan el camino del mecenazgo deportivo, médico y científico. Roig lo cumple todo; apoya, por ejemplo, al Valencia Basket, que tiene un centro de innovación, L’Alqueria Lab, donde se financian proyectos de investigación junto con otros centros valencianos.
— ¿Cómo imaginan la traumatología del futuro, dentro de diez o veinte años?
— Ignacio M. C.: Aunque la cirugía protésica es lo que nos ha dado de vivir hasta ahora, el futuro pasa por otras especialidades como la traumatología deportiva, la cirugía artroscópica y la medicina regenerativa. Cada vez deberíamos pensar menos en las prótesis y más en la medicina preventiva y regenerativa para evitarlas, y esperamos nuevos avances en estos campos. También conoceremos mejor el papel del sistema nervioso central en la patología periférica, que ahora concebimos solo como un procesamiento del dolor. Y lo entenderemos junto con otro eje, la microbiota. Todo eso se relaciona con la genética, un campo que no ha avanzado lo suficiente. La robótica y los sistemas de información mejorarán los procesadores, a la vez que avanzarán los métodos diagnósticos con el procesamiento de la imagen. Y la tecnología de la información facilitará que el paciente esté más cerca del profesional.
* Este artículo se publicó originalmente en el número 63 (enero 2020) de la revista Plaza