VALENCIA. A Iberdrola le bastó ayer jueves una simbólica subida del 0,06% en la bolsa española para convertirse en la segunda eléctrica del mundo por capitalización. La cotizada presidida por José Ignacio Sánchez Galán cerró en los 6,582 euros, lo que equivalió a un valor en bolsa de 41.709 millones de euros y, con ello, desplazar a la norteamericana Nextera de la segunda posición.
La eléctrica de origen vasco, que busca atacar los máximos de los últimos doce meses, se sitúa solo por debajo a nivel mundial de la estadounidense Duke Energy, cuya capitalización asciende -al cambio- a 42.526 millones de euros, y por delante de Nextera, valorada en 41.219 millones.
La cuarta eléctrica mundial es la francesa Engie (GDF-Suez), con 39.025 millones de capitalización, por delante de los 37.369 millones de la italiana Enel, propietaria de un 70% de Endesa.
Tras estas empresas, se sitúan las estadounidenses The Southern Co (37.072 millones) y Dominion Resource (35.647 millones), así como la francesa EDF (24.906 millones) y la norteamericana American Electric (24.651 millones).
Por otro lado, la Autoridad Reguladora de Servicios Públicos del estado de Connecticut (PURA, por sus siglas en inglés) dio ayer por la tarde el visto bueno a la fusión de Iberdrola con la eléctrica estadounidense UIL Holdings, que avanza así en su objetivo de terminar la tramitación antes de final de año. De este modo, Iberdrola USA cotizará en la Bolsa de Nueva York bajo el nombre de Avangrid.
El regulador emitió un comunicado en el que aprueba el cambio de control de UIL y sus filiales -United Illuminating, Southern Connecticut Gas Company y Connecticut Natural Gas Company-, que pasarán a manos de la compañía española.
La PURA recuerda que en junio consideró, de forma provisional, que la propuesta de Iberdrola no cumplía con los estándares de servicio público, un escollo que se ha salvado durante la tramitación.
Así, la nueva propuesta -que incluye una cuantificación de ahorro de costes por seguridad, beneficios asociados e inversión en la recuperación de una central abandonada- cumple, de acuerdo al organismo, con las exigencias de Connecticut en materia financiera, de gestión, técnica y de interés público.