Porque Turianova no se va a gentrificar sola. La irrupción de un nuevo barrio desde cero brinda a la ciudad una hoja en blanco para imaginar usos culturales innovadores
VALÈNCIA. “Lo de Turianova es de vergüenza”, se lee en el multiverso twittero. “Serà precís?”. “Me sorprende que se esté levantando un barrio 0 sin debate alguno”, comenta @DoriaBorrell. Escribe Miquel Nadal en Las Provincias: “me entero que (...) allí donde una vez me pelé las rodillas cayendo de la bicicleta, o donde íbamos a coger hojas de morera se llama Turianova, y que tendrá 2.400 viviendas, y un centro comercial, otro, y torres de oficinas, y entonces sí que no entiendo nada. O lo entiendo todo. Lo que en un sitio da para protestar y encadenarse, en el otro no habilita ni una explicación”.
Mentes obtusas, sin duda. Porque València, mientras está a punto de enterarse repentinamente que va a tener un nuevo barrio -hazte así, que tienes un barrio junto a la V-30 y V-31-, podrá inaugurar un nuevo proceso de culturización urbanística desde cero. La oportunidad del folio en blanco. El ensueño de hacer de Turianova la nueva Russafa. Pero claro, necesitamos ideas, que un barrio no se crea solo.
Un nombre para el nuevo barrio:
El barrio larvado, con 1.200 viviendas y parque urbano, espacios educativos, contará también con 77.000 metros cuadrados para un gran complejo cultural. Perdón, comercial. Pero antes está lo del nombre. ¿De verdad vamos a tener un nuevo barrio con el nombre de la promoción inmobiliaria? Ni que fuera a ser esto Nou Campanar. ¿Dónde queda la esencia y la memoria del territorio?, ¿dónde el bautizo emparentado con las raíces? Por ello, para ello, necesitamos generar un proceso participativo abierto a cualquier marca que quiera optar a quedarse con el naming. ¡Por un barrio dinámico y transversal, de todos!
Huertos urbanos en las terrazas:
Evidentemente el nuevo barrio para València debe ser green, un reflejo de las moreras que crecían en su suelo. Por eso, las terrazas de cada edificio deben estar apelmazadas con especies endémicas de l’horta. Un vergel que, liderado por un estudio de paisajismo, encarnaría -de terraza en terraza- la geometría del curso del Túria. #HortaNova. Puro storytelling. Un relato poderoso homenaje al río que le da nombre -de momento- al nuevo barrio. Para ser justos, fue el empresario Juan Soler el que concibió la genial idea de que la cubierta del Nuevo Mestalla representara el serpenteo del Túria.
Festival urbano Turianova Inquieta:
Pero no podemos intentar convertir Turianova en la Nueva Russafa sin un festival urbano. El amplio espacio disponible en el futuro centro cultural, perdón comercial, sería un recinto perfecto para levantar el festival Turianova Inquieta. No es que inquiete por su futura presencia sin apenas reflexión urbana, es que gracias a su concepción alumbrará una inquietud cultural constante. Indie, trap y test de antígenos.
Proyecto #FallaNova:
Si queremos que Turianova transmita respeto por las tradiciones y no parezca un pegote de ciudad nacido de la nada, debe ser sensible a las tradiciones propias. Siguiendo el ejemplo de otros barrios de nueva planta que abrazaron (demasiado) a la ciudadanía, sería conveniente la creación de un casal fallero que en estos tiempos de zozobra se proponga lo más difícil todavía: la falla más alta jamás plantada, el proyecto #FallaNova. ¡La València que renace!
Plazas de taller en los garajes para artistas locales:
Por un Turianova bohemio. Y soñador. Queremos un barrio que sea capaz de cobijar el latido artístico de una ciudad, València, donde el arte corre por las venas. Qué mejor manera que optimizar el uso de los garajes de los edificios, maximizar su tiempo de consumo. Por ello, convendría una App que permitiera al propietario de la plaza de parking liberar el espacio cuando no lo necesite y cederlo con tarifas ventajosas a artistas locales -ceramistas, plásticos y graffiteros que no ensucien mucho-.
Extras para ocupar las librerías cafeterías:
Una de las principales debilidades iniciales de Turianova podría ser la ausencia de una masa crítica que demande librerías cafeterías. Una solución apropiada podría ser contratar extras. Que desde Benimaclet, Russafa o el mismo Patraix lleguen hordas de usuarios sentados degustando yogurt con chía y leyendo el nuevo libro de Beatriz Montañez es una librería piloto.
Asociación de vecinos en contra del sonido de los espectáculos culturales:
Por ir pensando en el futuro. Redáctense los estatutos de la Asociación de Vecinos ‘Turianova Molt Viva’ en el que sus integrantes propaguen comunicados sobre lo mucho que incordian los espectáculos culturales del barrio. Aunque no los haya, pero por prevenir.
Son solo ideas útiles. Al lío, ¡que Turianova no se va a gentrificar sola!