VALÈNCIA. Las manos siguen uniéndose para impulsar la reconstrucción tras la riada generada por la Dana el pasado octubre en la provincia de Valencia. Después de la ayuda para paliar la emergencia, los empresarios Iker Marcaide y Margarita Albors han decidido impulsar un fondo desde Fundación Felisa para contribuir a la recuperación, además de destinar una estructura fija de diez personas para abordar todos los asuntos que se generen alrededor de esta tarea que permita a numerosas familias salir de una situación de vulnerabilidad.
"Fundación Felisa es una iniciativa familiar. Tanto Iker como yo llevamos muchos años trabajando en temas de impacto, tanto con Socialnest como desde Zubi. Pero en 2022, constituimos la fundación porque había ciertas inquietudes que no tenían la cabida en ninguno de nuestros proyectos, pero que queríamos impulsar", explica la fundadora de Socialnest, Margarita Albors. Éstos se dividían en tres ejes: bienestar infantil, alivio de la pobreza y conservación de la naturaleza. "Son temáticas que a los dos nos mueven, y queríamos trabajar en ellas".
La fundación empezó con dos proyectos. La Pinada Fun, un pequeño espacio de ocio familiar y sostenible en las instalaciones de Zubi en Paterna. También un parque natural en el antiguo campo de Les Moles, donde la fundación dispone de 70 hectáreas, y en el que quieren crear un parque natural que sirva de eje conservación de la naturaleza, además de para ocio asequible. "Con eso estábamos, pero llegó la Dana y teníamos que hacer algo", reconoce.
Aunque cada uno empezó desde sus respectivos proyectos, finalmente el cometido se ha concentrado en Fundación Felisa. "Una de las trabajadoras de Matteco, María, estaba en Mestalla gestionando la parte de no alimentos en el Banco de Alimentos. Pero tras semanas iba a cerrar y Matteco decidió ofrecer una nave para llevar la operativa", explica Marcaide. Entonces, se dieron cuenta de que ayuntamientos buscaban espacios para donaciones ante el cierre progresivo de lugares públicos y privados que habían sido destinados a tal fin y que la necesidad de una vuelta a la normalidad.
Empezaron con su centro logístico a través de Zubi Help, pero vieron que las necesidades inmediatas daban paso al efecto a largo plazo, y que ese era el sitio de la fundación. "Había mucho esfuerzo en la emergencia, pero esto va para largo. Queremos esa mirada y compromiso del medio y largo plazo de cara a la reconstrucción", señala el fundador de Zubi Group. Ahora, están inmersos en la transición a Fundación Felisa, donde el mencionado equipo fijo tomará las riendas de las demandas en las zonas afectadas con el fin de cruzarlas con las donaciones que llegan a nivel nacional e internacional. "En ese espacio estamos mandando entre 50 y 100 furgonetas todavía, aunque las donaciones han ido evolucionando. Al principio eran alimentos, luego higiene y desinfección y ahora estamos pasando a colchones o sofás", señala Marcaide.
"Se trata de casar la demanda con el suministro de donaciones en especie y con eso podemos generar un efecto multiplicador. En lo que llevamos de centro logístico hemos podido calcular un impacto de cuatro millones de euros de bienes que han llegado a los destinatarios", recuerda. Ahora, la iniciativa también trabaja en torno a cuestiones como vivienda, deporte o residuos. Para llevar a cabo todas estas acciones, han creado un fondo que actúa como capital catalítico. "Se trata de una iniciativa conjunta, que lo mismo que en Zubi la hacemos con co inversores, aquí lo hacemos con familias y corporaciones repartidas por el mundo que se puedan unir y puedan usar la fundación para dar una respuesta a la Dana", señala. "Para la gente en Valencia es como volver a la normalidad, sin sentir que se desvinculan y les permite tener un partner local sobre el terreno con una visión holística para contribuir a largo plazo".
Aunque algunos proyectos los impulsan desde la propia Fundación Felisa, también participan en muchos por colaboración, como almacenar el mobiliario que gestionan Eco-One y el Ayuntamiento de València que hoteles deciden donar. Mientras, en vivienda buscan cómo acelerar que la gente pueda tener un hogar digno y hacerlo más asequible. "Estamos haciendo un piloto de rehabilitación de vivienda para dar solución mediante proveedores especializados y poner las viviendas en orden.Queremos que accedan de la forma más fácil a electricistas, fontaneros y otros profesionales que les permita volver a tener sus casa", señala.
En todo caso, recuerda que hay muchas temáticas y retos. "Todo esto es un sistema compuesto por entidades públicas y privadas distintas, con sus capacidades, sus inquietudes y también es nuestro rol como fundación estar con todas las relaciones, conexiones, miradas y experiencia que se puede aportar", señala Albors. Para canalizar las necesidad, en la web mantienen formularios que permiten hacer peticiones. "Estamos en ese punto de inflexión en el que la gente necesita volver a su vida normal. Queremos tomar ese papel de continuidad a largo plazo", insiste Marcaide. "Queremos ser otra fundación sobre el terreno con una visión largoplacista y el compromiso de hacer las cosas bien y que dé confianza".
Para ellos, se trata de la materialización del trabajo que llevan haciendo en los últimos años. "Se suma la filantropía con el saber hacer en la financiación de impacto", asegura Albors. Por ello, esperan ocupar un hueco en el que priorizar a las familias más vulnerables tras la situación de la Dana y llegar al beneficiario final, donde pasado un tiempo es más complejo que refuerce de forma directa la administración.