VALÈNCIA. La ciudad de València alberga el espacio de trabajo de varios cientos de miles de personas. Allí se concentra de hecho en torno al 17% de la población ocupada de la Comunitat Valenciana, pero solo la mitad de quienes acuden a la capital autonómica para trabajar tienen también domicilio en alguna de sus calles. Otros se desplazan desde localidades como Mislata, donde es mucho más frecuente que el puesto de trabajo se ubique en València que en el propio término municipal. Un escenario que se replica en otras 36 poblaciones del área metropolitana y que es síntoma de la influencia económica que emana del Cap i Casal hacia su entorno más cercano, sobre el que actúa como imán laboral.
Así se desprende de los datos del último Censo de Población y Viviendas publicado el pasado año por el Instituto Nacional de Estadística (INE), donde se revela el municipio de trabajo para el 97% de las personas ocupadas que residían en la Comunitat Valenciana en 2021. De este modo es posible conocer que más de 92.000 residentes de municipios del área metropolitana de València, conformada por las localidades de las comarcas de l’Horta y por San Antonio de Benagéber en el Camp del Túria, tendrían su empleo en algún lugar de la capital. Todos ellos representarían al 60% de quienes no viven en la ciudad pero trabajan allí.
De hecho, las localidades desde las que partirían algunos de los flujos más relevantes de trabajadores diarios hacia València serían justo varias de las más próximas a la capital: Alboraia, Mislata y Tavernes Blanques. En el primer caso, en torno al 41% de su población ocupada trabajaría en València, mientras que en el segundo supuesto sería un 38% y en el tercero un 37%. También en pequeñas localidades que colindan con los Poblats del Nord, como Almàssera o Bonrepòs i Mirabell, la dependencia laboral de la capital de la Comunitat Valenciana es muy elevada.
Más allá de estos ejemplos, entre un 34% y un 35% de quienes están empleados y residen en municipios de la zona noroeste del área metropolitana como Godella, Rocafort, San Antonio de Benagéber o Burjassot tienen asimismo su lugar de trabajo en València. Y en términos absolutos, los mayores flujos diarios de trabajadores hacia el Cap i Casal vendrían desde Paterna, donde habitarían más de 9.000 personas, un 31% de su población ocupada, con empleo en la capital valenciana. Una situación que no es de extrañar, ya que según un estudio de movilidad realizado en 2022 por Telefónica Tech, esta localidad es la que mayores intercambios diarios de personas presentaba con València. Por ello, se sugería que sería “positivo” profundizar en “una mejor planificación de las conexiones con la zona norte y noroeste y evitar la saturación de accesos”.
Del mismo modo, y como ya informó Valencia Plaza, los desplazamientos por motivos laborales y también de ocio desde muchos de estos municipios hacia València son sinónimo de subirse al coche para muchas personas. Más de cuarenta localidades del área metropolitana tienen una tasa por habitante de estos vehículos superior a la que marca la capital. Un escenario que desvela que las poblaciones del área metropolitana y en especial las más alejadas de València dependen más del vehículo propio para moverse en el día a día y realizar acciones como desplazarse a su puesto de trabajo.
Estas cifras guardan de hecho relación con el análisis de situación que realizó la Generalitat Valenciana en su Plan de Movilidad para los alrededores de València (PMoMe), cuya primera versión se publicó en junio de 2022 y donde ya se advertía que, de los más de 2,7 millones de desplazamientos diarios contabilizados en el área metropolitana con transportes mecanizados, un 73% se hacían en vehículos privados y solo un 24% en transporte público. Una situación muy distinta al que se observaba en la capital, ya que allí el uso diario del coche propio caía al 57% del total de estos traslados y las alternativas públicas crecían hasta el 40%.
Sin embargo, la asociación de València con el espacio de trabajo va más allá de los municipios de su entorno, puesto que en comarcas como el Camp del Turia, a la que pertenecen localidades como Bétera, Llíria, l’Eliana o Nàquera, uno de cada cuatro trabajadores tiene también su puesto de trabajo en la capital valenciana. Del mismo modo, en otras incluso más alejadas, como la Hoya de Bunyol, en la que se enmarcan poblaciones como Cheste, Chiva, Alborache o Buñol, es de media el 20% de la población ocupada la que se desplazaría al Cap i Casal para trabajar. Además, en términos absolutos son igualmente relevantes las cerca de 1.200 personas que viven en Castelló de la Plana pero están empleados en València.
Por otro lado, los datos del INE, que pueden no captar situaciones laborales especiales como el teletrabajo o el trabajo realizado desde el extranjero o en varios municipios simultáneamente, también permite conocer dónde trabajan quienes residen en València. Como es lógico, la gran mayoría de ellos lo hace en el propio municipio, pero hay más de 13.000 personas, un 4% del total de ocupados, que se desplazan a Paterna. Ello refuerza de nuevo la idea de que es esta localidad, en la que existen diversos polígonos industriales y tecnológicos, aquella con la que más intercambios diarios se producen tanto de entrada como de salida desde la capital.
Tras València y Paterna, el destino laboral más habitual para quienes habitan la capital de la Comunitat Valenciana es Quart de Poblet, un municipio que está vinculado al empleo para algo menos de 5.000 personas. Por su parte, en Riba-roja de Túria tendrían su puesto de trabajo más de 3.500 habitantes de la capital de la Comunitat Valenciana, y, más allá de los propios límites de la autonomía, consta que una cifra similar de ocupados y empadronados en València desempeñan sus actividades laborales en Madrid. Una ciudad en la que, según las cifras del INE, trabajarían más personas empadronadas en el Cap i Casal que en Manises, Burjassot o Catarroja.
En cualquier caso, los datos del INE confirman que el lugar de trabajo es uno de los principales condicionantes a la hora de establecer el municipio de residencia, ya que el 91% de las personas ocupadas que viven en la Comunitat Valenciana trabajan en una localidad de la misma provincia que habitan o incluso en el propio municipio donde viven. Es un escenario que se replica prácticamente en todas las comarcas de la autonomía, aunque en algunas comarcas del interior, donde la despoblación es uno de los principales retos, el porcentaje cae incluso al 76%, como sucede en l’Alt Palancia.