MADRID. El comportamiento de Indra en el presente año es prometedor (+21.19% en el año en el momento de redactar estas líneas) y viene cumpliendo las expectativas de mejora que comentamos en nuestro último escrito sobre el valor del pasado mes de enero.
Así, la superación al alza de su tendencia bajista de medio plazo (marcada en rojo) durante el pasado mes de febrero activaba la figura alcista de triple suelo que ha venido desplegando el valor entre los pasados años 2014, 2016 y 2018. El movimiento debería motivar la huida del valor de la parte baja del amplio canal lateral en el que se ha venido moviendo durante los últimos cinco años y eleva las probabilidades de que se dirija a su parte alta.
En el movimiento al alza registrado desde el mes de enero, Indra consiguió situarse por encima de los 10,50€, desde donde ha llegado a corregir un 50% de todo ese tramo al alza (hasta los 9,15€), para reaccionar a continuación de manera positiva, acompañando las subidas registradas por los índices de renta variable en lo que llevamos del mes de junio.
Y siguiendo con este movimiento al alza que arrancaba en enero, Indra ha conseguido alcanzar el 38,2% de Fibonacci de todo la senda bajista de medio plazo, emergiendo su próxima resistencia en los 11,42€, nivel que se corresponde con el 61,8% de Fibonacci de la caída previa.
Por abajo, lejos queda ya la mayor referencia de 7,60€ en su figura de triple suelo. El valor ha conseguido estructurar una sucesión de máximos y mínimos relativos crecientes que se mantendría intacta si el precio es capaz de respetar los 9,15€.
En su escalada de corto plazo, los 10,57€ podrían actuar como primera resistencia de corto plazo antes de intentar alcanzar el objetivo de 11,42€ ya comentado.
Ignacio Zarza es analista de Auriga Global Investors
