VALÈNCIA (EFE/Mónica Collado). La indumentaria fallera se aligera con sedas naturales y algodones para adaptarse al clima de las Fallas de septiembre aunque el sector, tras meses al borde de la quiebra, lamenta que no llegan pedidos nuevos y afrontan el lento camino de la recuperación solo salvados con arreglos de ajuares ya confeccionados.
Incluso plantean que el verdadero despegue llegará una vez hayan pasado las Fallas de 2022, cuando finalmente se renueven los cargos en las comisiones y las falleras y falleros empiecen a hacer sus nuevos encargos para las fiestas del año siguiente.
No obstante, poder celebrar las fiestas aunque sea en septiembre "es un primer paso", destaca a EFE el maestro del Gremio de Sastres y Modistas, Fran Tochena, que confía en que el horizonte se despeje para 2022 y que las comisiones falleras no repitan sus cuadros de honor y haya encargos en la vuelta al tradicional mes de marzo.
Según explica, los falleros ya tenían confeccionados el ajuar que iban a utilizar para las Fallas de 2020, las primeras que fueron suspendidas por la pandemia del coronavirus, por lo que ante el anuncio de que se celebrará la edición de este año en septiembre, su trabajo se centra sobre todo en hacer arreglos.
"Se está haciendo mucho arreglo porque el ajuar ya lo tenían. A las niñas se les ha quedado pequeño y se está haciendo mucho encargo de sacar tela, pero confección nueva hay muy poca", asegura el modisto.
No obstante apunta que los nuevos trajes que se puedan confeccionar utilizan tejidos naturales, seda natural y algodones, "que son muy fresquitos", para el clima más caluroso de septiembre -se celebran del 1 al 5- frente al más primaveral de marzo.
La presidenta de la Asociación de Comercios de Indumentaria Valenciana, Irene Sancho, reconoce a EFE que, a pesar del anuncio de la celebración de las Fallas, la venta "no se ha movido, está superparada y lo único que salva es alguna confección y sobre todo los arreglos, aunque hay muy poco".
"Para lo que se esperaba que iba a ser, la realidad es otra porque la gente no ha hecho encargos y los arreglos esperan hasta última hora", lamenta; también cuenta que igual pueden hacer algún cuerpo nuevo y eso les "salvará un poco de aquí a septiembre".
Explica que ofrecen telas de algodón, "más ligeras y económicas" y "más transpirables y fresquitas que los rayones, que no deja de ser viscosa", y las sedas, "por su precio, no se están haciendo aunque también son frescas y ligeras". Pero aun así, no se vende nueva confección.
Reconoce Tochena que con la celebración de las próximas Fallas, miran "hacia el 2022 con algo más de esperanza y confiando en que se reanuden los encargos y pueda haber unas fiestas normales".
"Este tiempo ha sido horroroso. Quedarte sin trabajo es una de las peores cosas que puede pasar en cualquier sector", apunta para recordar que han llegado a dejar de facturar hasta el 95 % de sus ventas por la suspensión de las Fallas por la pandemia.
Sin embargo, ha apuntado que de las 120 empresas del Gremio "solo ha cerrado una y el resto ha aguantado con pérdidas de facturación y el soporte de 9 millones de euros en gastos, que no han variado pero con beneficio cero".
"Confiamos en que el 2022 sea el año de la recuperación pero para eso se necesita la renovación completa de los cargos y los cuadros de honor en las comisiones falleras para asegurar nuevos encargos", señala, aunque se teme que muchos "repetirán" porque han tenido unos reinados "no muy normales".
En la misma línea se expresa Sancho al apuntar que "el problema es que los representantes falleros repiten", por lo que no hay encargos nuevos y eso "impide avanzar" al sector.
"Esperamos que a partir de marzo, a partir de que pasen las Fallas de 2022, se pueda recuperar la normalidad y los encargos nuevos para el año siguiente", añade.
Recuerda que entre sus asociados hubo 17 cierres de empresas y, aunque algunos han querido volver a abrir, "les ha sido imposible por la falta de pedidos nuevos".