La compañía valenciana Atirohecho representa en el TEM su particular sátira "contra la tiranía capitalista y el cinismo del mercado inmobiliario"
VALÈNCIA. El 15 de septiembre de 2008, el cuarto banco de inversión de Estados Unidos, Lehman Brothers, se declaraba en quiebra y provocaba un terremoto financiero que rápidamente se expandió desde Wall Street hasta Europa y el resto del mundo, desatando una crisis económica global sin precedentes desde el Crack de 1929. Para descubrir su origen había que remontarse hasta un par de años antes, con el colapso de la burbuja inmobiliaria norteamericana y la posterior crisis hipotecaria que, por supuesto, también se llevó por delante la burbuja especulativa que existía en España.
El 27 de septiembre de 2019, El Forn de la Barraca, una alquería centenaria situada en plena huerta de Alboraya, era derribada por la ampliación de la autovía V-21 pese a la resistencia de los activistas acampados frente a su puerta. Este suceso, que perfectamente podría entenderse como una consecuencia en el tiempo de aquella Gran Recesión de 2008, pilló a la compañía valenciana Atirohecho en plena preparación de su nueva obra, Ingovernables, un homenaje, en palabras de la directora Carla Chillida, “a quienes han luchado por defender el territorio, la huerta, el derecho a vivir en paz, y a quienes fueron expulsados de sus casas y se les expropiaron sus campos”.
Ingovernables, que podrá verse en el Teatre El Musical los próximos 27 y 28 de febrero, responde a la necesidad escénica de provocar una mirada crítica en la sociedad, de reivindicar el teatro como una torre de vigilancia desde la cual denunciar las injusticias. Un texto político que, entre diálogos ácidos y situaciones hilarantes, refleja la gran comedia en la que se ha convertido un sistema capitalista capaz de dejar a muchas personas sin vivienda y también sin dignidad.
Sobre el escenario, siete intérpretes simbolizan el sentimiento de rebeldía ante la voracidad financiera, con las palabras y el lenguaje gestual tan característico de Atirohecho como principales armas: “La vivienda es un derecho fundamental de los seres humanos, recogido en la Constitución y en la Carta de Naciones Unidas, y sin embargo es uno de los bienes de consumo con los que más se especula”, prosigue Chillida. “Esta obra llega para decir: Atentos, os tenemos calados. Sabemos quiénes sois y cómo funcionáis. Y también para poner serias dudas sobre la mesa. Cuestionarnos el por qué, y saber que somos muchos y muchas, y que quizá en el fondo no se sientan tan seguros en sus torres de marfil. Para plantearnos que tal vez, y solo tal vez, todavía tenemos fuerzas para dar guerra”, concluye.