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València a tota virolla

Internacionaliza que algo queda: así se expanden desde València estos proyectos culturales

Un proyecto piloto. Una misión, hackear la economía mediterránea a través de la cultura. Y cuatro elegidos. Diálogo cruzado de puertas para afuera

29/02/2020 - 

VALÈNCIA. Los cuatro proyectos escogidos miran, como nunca en sus negocios culturales, de puerta para afuera. Aunque esta vez se reúnen de puertas para adentro y es tal el impulso que de un portazo casi derriban el escaparate de este taller de cerámica en el que hemos quedado. Tras año y medio de proyecto piloto junto a otras diez organizaciones, han sido los escogidos para poder lanzar sus iniciativas más allá de València, financiadas por CHEBEC, un programa liderado por Econcult y comandado por Raúl Abeledo y en el que participan agentes del Mediterráneo como el ayuntamiento de Barcelona o Bolonia, AMI de Marsella o la propia Universitat de València.

En torno a una mesa, con almuerzo incorporado, Albert Roselló de la audiovisual Barret, la ceremista Ana Illueca, Tania Castro de Photon Festival y Luis Roig de Drawfolio

¿Qué van a internacionalizar?, ¿qué tabúes siguen impidiendo hablar de la internacionalización cultural?, ¿cómo sucede desde València?, ¿qué necesitan para expandir sus posibilidades? ¿Cómo superar el predominio de microempresas, el conocimiento limitado de gestión legal y financiera, la carencia de información sobre mercados internacionales, el fragmento de los mercados o las barreras lingüísticas? 

Tenemos que hablar

Tania Castro: Photon Festival ya nació con el espíritu de internacionalizarse, pero lo hacíamos importando fotógrafos, comenzamos a viajar por otros festivales generando intercambios. Entonces nos dimos cuenta que queríamos también exportar, llevar por Europa nuestro trabajo, a nuestros fotógrafos. No sabíamos cómo, ni la manera ni con qué recursos. Los patrocinadores apoyan propuestas concretas, en el lugar. Ahora nos sentíamos preparados para dejar solo de albergar y comenzar a exportar. Qué vertigo. 

Albert Rosselló: Barret, como cualquier productora audiovisual, pretendíamos internacionalizarnos porque, si no, lo tienes complicado. Una forma es a través de la venta de nuestros documentales a televisiones extranjeras, enviarlos a los festivales o, la tercera, que hemos desarrollado en este programa piloto, especializarnos en un segmento, en este caso con documentales interactivos. Tenemos experiencia en ello desde hace diez años, permitimos participar al espectador. En el documental En la brecha, coproducido con TVE, ya lográbamos generar nuevas narrativas y permitíamos participar en el documental a las mujeres que quisieran aportar sus testimonios. 

Foto: KIKE TABERNER

Ana Illueca: A las industrias creativas y artísticas nos enseñan a crear, a pensar, pero poco a gestionar y mucho menos a internacionalizarnos. Tenía la voluntad pero la impotencia de no saber hacerlo. Comenzar a valorar los ingresos europeos como fuente de financiación ha sido un gran cambio. Propuse ir a Milán para, con todo lo aprendido, ver si lo hago bien. Haré una exposición allí de los platos de espolín. Tengo que explicar mucho de la idiosincrasia local para que se entienda mi producto, y así te acabas convirtiendo en embajador de la ciudad.

Luís Roig: Drawfolio es un producto tecnológico que asiste a un sector cultural, gráfico, en especial el de la ilustración. Veíamos que había muy buenos ilustradores intentando conseguir encargos de agencias y editoriales pero sin un buen perfil digital, esa falta de capacidad tecnológica les quitaba puntos. Generamos un producto para en pocos minutos tener un portfolio potente con el que poder hacer un buen marketing digital. 

Aunque con este enfoque ya está abierto al exterior, y por eso hay un 10% de clientes internacionales, faltaba el método para salir, participar en ferias. Ahora podremos estar en la más grande, la feria infantil en Bolonia. 

Tania Castro: Lo primero que detecté cuando, hace cinco años, hicimos una primera reunión entre 20 festivales, es que solo los españoles no contábamos con ayudas europeas. El encuentro fue en Rumanía, pagado por Noruega. Primero un prejuicio… ¿cómo en Rumanía lo conseguían? 

Ana Illueca: Nos pasa en la cultura algo básico: no tenemos concepto de negocio. Entonces ni te planteas exportar un producto. Que tú entiendas que para sobrevivir tienes que salir, eso es lo complicado. Lo segundo no se da si lo primero no lo comprendes. Nos encanta lo que hacemos, pero los proyectos necesitan viabilidad económica.

Luís Roig: Me encuentro con mucha resistencia a pensar en planes de negocio. Como si hacerlos significara dejar de ser artista y comenzar a ser empresario. No pensamos en que cuanta menos formación empresarial se tiene frente a una editorial grande, de menos poder de negociación dispone el artista. 

Tania Castro: Unir la palabra cultura con economía hace todavía que se te crucen los cables. 

Albert Rosselló: Asociar economía con proyectos culturales sonará marciano pero si no entendemos que es una industria… Cuando en Francia hacen políticas de protección a sus artistas es porque están reconociendo la derivada industrial. Es verdad que en los sectores culturales que tú tengas que ser creativo, que tengas que pensar, que tengas que internacionalizarte… no tienes tiempo. Si no dispones de un apoyo económico, no puedes. Ni puedes ser lo creativo que el mercado te exige.

Ana Illueca: Curioso, cuando hablamos de economía y cultura hablamos de sobrevivir, igual debemos hablar de vivir. Los países deben entender hablamos del país, nuestros proyectos hablan del lugar. Si hacemos cine y cerámica, estamos contando nuestro territorio.

Albert Rosselló: Cuando viaja uno de nuestros documentales por los festivales del mundo, cuando nosotros contamos historias que suceden aquí, estamos explicando nuestro entorno. 

Ana Illueca: Lo principal, primero, es plantearse la internacionalización y que esté en sincronía con tu plan. Sería el punto cero. Luego, priorizar mercados. Por qué en esos y no en otros. Y priorizar qué productos. Cuando expuse en Nueva York me di cuenta que tenía que adaptar el producto al mercado, porque yo tenía clarísimo que los platos se colgaban en la pared, pero ellos no. También tu comunicación. Allí tuve que cambiar mi eje en el que me muevo, no me servía cerámica con carácter València porque ellos no saben dónde está València. Hice servir el Mediterráneo como enganche.

Tania Castro: Yo tenía una idea, ahora tengo un proyecto. Ha sido clave aprender a cuantificar, a saber poner cifras a tu impacto en el entorno.

Foto: KIKE TABERNER

Tu proyecto de aquí tres años

Tania Castro: La perspectiva realista es que seguiré en Photon, presentándome a convocatorias, estaré poniendo en marcha un proyecto europeo. En la idealista, estaré trabajando en todo el mundo con ocho o diez fotógrafos movilizándose para retratar el cambio climático.

Luís Roig: Lo que quiero es que haya más ilustradores con mejores trabajos gracias a que han dejado de tener malas webs. Pero sobre todo lo primero.

Ana Illueca: En la idealista y la realista mis piezas ya estarán en el norte y centro de Europa y empezaremos a pensar en Asia.

Albert Rosselló: Que nuestros documentales como herramienta educativa se pudieran ver en los colegios europeos. Y más cosas que van a llegar… Pero como soy documentalista, no lo puedo contar todo. 

De momento Barret mejorará la exportación de sus productos. Drawfolio e Illueca identificarán nuevos mercados a través de la participación en las principales ferias comerciales. Photon aumentará la diversificación y la innovación de su producto. La puerta, se abrió. 

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