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Investigadores españoles hallan un nuevo vínculo entre la obesidad y la temperatura corporal

14/03/2018 - 

VALÈNCIA. (EP). La reducción de la capacidad para mantener la temperatura corporal en ambientes más fríos puede contribuir al desarrollo de la obesidad en la edad adulta, sugiere un nuevo estudio en ratones publicado en 'JNeurosci'. La energía de los combustibles alimentarios mantiene una temperatura corporal constante al generar y conservar el calor. Casi la mitad del presupuesto de energía humana gastado durante una vida sedentaria se utiliza para mantener una temperatura corporal de alrededor de 37 grados Celsius (98,6 grados Fahrenheit).

La investigadora Rosa Señarís y sus colegas de la Universidad de Santiago de Compostela y el Instituto de Neurociencia/Universidad Miguel Hernández de Alicante descubrieron que, en un ambiente levemente frío, los ratones que carecían del canal iónico sensor de frío TRPM8 consumían más alimentos durante el día, cuando estos animales están generalmente dormidos.

El aumento de la ingesta durante el día comenzó a una edad temprana y condujo a la obesidad y altos niveles de azúcar en la sangre en la edad adulta, lo que puede haber sido causado en parte por la reducción de la utilización de grasa. En comparación con los animales control, roedores deficientes en TRPM8 perdieron más calor corporal en frío leve, particularmente durante períodos de ayuno cuando la temperatura de su cuerpo cayó por debajo de 30 grados Celsius (86 grados Fahrenheit).

La investigación representa un vínculo previamente no reconocido entre los sistemas de detección térmica, la termorregulación y la ingesta de alimentos, que puede abrir nuevas vías para prevenir y tratar la obesidad, según indican los propios autores.

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