Islas Galápagos, el paraíso de Darwin

VALÈNCIA.-Las Islas Galápagos son un destino soñado para todo viajero amante de la naturaleza. Este archipiélago formado por trece islas de origen volcánico situado mil kilómetros al oeste de la costa de Ecuador es un auténtico paraíso en la tierra. Su especial ubicación en la confluencia de tres corrientes —Humbolt, Cromwell y California— configura un microclima único que favorece la presencia de una extraordinaria variedad de especies endémicas y únicas en el planeta. Nadar entre nutridas comunidades de lobos marinos, tiburones tintorera o tortugas marinas; caminar por parajes de apariencia lunar junto a toda clase de iguanas o los míticos galápagos (tortugas gigantes) u observar infinidad de aves exóticas como fragatas o piqueros de patas azules son algunas de las experiencias cuyo disfrute está más que garantizado.

Las Galápagos son, junto a los Andes, la costa del Pacífico y la Amazonía, una de las cuatro regiones turísticas en las que se divide Ecuador. El tiempo parece no haber pasado para los moradores de las islas, gracias al celo con el que las autoridades locales controlan el mantenimiento de este ecosistema único que sirvió al naturalista inglés Charles Darwin para formular su teoría sobre la selección natural.

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Hasta hace relativamente poco tiempo, los cruceros eran prácticamente la única alternativa para explorar el archipiélago. Esta opción es la más confortable y permite alcanzar islas más remotas que requieren mayor tiempo de navegación, pero el precio de partida de estas travesías es elevado —a menudo varios miles de euros— y requieren estancias más prolongadas. Afortunadamente esta situación está evolucionando en los últimos años hacia una oferta más diversa y apta para presupuestos más ajustados y estancias breves.

Las lanchas de transporte regular entre las tres principales islas (Santa Cruz, San Cristóbal e Isabela) permite tomarlas como base para explorar los islotes más cercanos en excursiones de un día para practicar snorkel, desembarcar en playas desiertas o realizar caminatas por parajes imponentes, donde el negro profundo de las rocas volcánicas se recorta sobre un horizonte de aguas azul turquesa. Aunque los precios son más elevados que en la parte continental de Ecuador, la amplia oferta de alojamientos en las tres islas principales, sobre todo en la localidad de Puerto Ayora (Santa Cruz), permite visitar el archipiélago con un presupuesto mochilero.

* Lea el artículo completo en el número de enero de la revista Plaza