VALÈNCIA. James Gaffigan se estrena hoy, entre el público, como el nuevo director musical de Les Arts tras dos años sin esta plaza cubierta. El neoyorkino busca ser la mano derecha de Jesús Iglesias Noriega, no solo con el rumbo de la Orquesta y del Cor, sino con el propio repertorio del centro que quiere ampliar. Responde a las cuestiones de actualidad sobre les Arts en una entrevista con Culturplaza.
- Hablabas el lunes del desafío de hacer más accesible Les Arts. Pero, con un calendario tan apretado, ¿cómo se hace?
- La pregunta no es el qué sino el cómo se accede a la programación ya creada. Creo que esta es la gran cuestión en València: ¿de qué manera metemos a la gente en este espacio tan grande? La arquitectura de este edificio es bonito pero también intimidante. Creo que iniciativas como la de la Preestrena fins als 28 es un éxito. No solo es que gente joven venga a la ópera, es que quiera volver.
Es una cuestión de prioridades. En España, sentarse en un terraza y gastarse 5 o 10 euros es normal, pero en la ópera la gente no se lo toma igual. Tenemos que hacer más funciones, más proyectos, para los bolsillos pequeños pero también con cierta ambición. Creo que la creación de nuevos públicos en Les Arts es una cuestión del marketing, talento, y coste.
- ¿Cuál es el panorama que te has encontrado con una orquesta que llevaba dos años sin dirección musical?
- Lo que he notado desde que he llegado es que la Orquesta necesitaba un líder. Siento que son muy conscientes de su trabajo y su independencia. Hay tantos talentos en la Orquesta que es importante ponerlos en común y cuidarlos. La sensación era que necesitaban ese liderazgo, y me siento muy halagado de serlo yo. Para mí no es una cuestión de poder, se trata de liderazgo.
- ¿En qué va a cambiar la Orquesta con la incorporación de tantas personas nuevas en esta nueva temporada?
- Creo que el futuro de cualquier ópera depende de su versatilidad, para que puedan tocar el repertorio francés pero también cualquier otro compositor. En el proceso de selección, hemos reunido a personas que están por debajo de los 45 años de media. La Orquesta de la Comunitat Valenciana es -posiblemente- una de las formaciones más jóvenes que se desarrollan en este nivel, y tenemos que combinar las personas que tienen algo nuevo pero no la experiencia y al revés.
- ¿Cuál es tu prioridad, armonizar la Orquesta o ampliar su repertorio?
- Lo que tengo que hacer es que la Orquesta esté contenta y feliz. Que sea un orquesta sana que toque bien. Y por otra parte, que sea formación a la que le resulte fácil tocar. Estoy muy contento, por ejemplo, de tocar Wozzeck, porque tienen mucho interés por tocar algo tan extraño como esa ópera, porque saben identificar lo que hace falta y reconocen la obra como una pieza única. Se toman el trabajo muy en serio. Hacer el repertorio más diverso es facilísimo, el reto es traer a la gente a Les Arts para que disfruten de ese repertorio.
- ¿Conoces las reivindicaciones laborales del Cor de la Generalitat?
- Lo primero que quiero decir es que el Cor es una de las formaciones más importantes con las que he trabajado, sin duda el coro ligado a un centro con el nivel más alto. Francisco Perales es tan simpático y bueno… Sé lo que está pasando y mi reacción inicial fue preguntar cómo podíamos ayudarles. El problema para mí es preguntarme quién sufre al final cuando hay una huelga, que es el público. Entiendo cuáles son las implicaciones y el Cor necesita unas soluciones, pero me gustaría que se encontrara una solución consensuada. Las huelgas son muy efectivas, pero hacen daño a la gente.
- ¿Con la agenda que hay en el Palau y otras ciudades de la Comunitat, es realísta hablar de internacionalizar la Orquesta?
- Mi sugerencia es ir a un festival ofreciendo un acto de una ópera, no haciendo nada nuevo en concreto. Y hacerlo en primavera o directamente al final de temporada, que es cuando suceden los festivales. Tenemos que encontrar el tiempo para hacerlo. Es verdad que lo más importante es València y la región, pero también debemos pensar en cómo hacer más grande una producción nuestra. Viajar significa, al final, coger un avión. Cinco días de agenda. Eso es muy posible.
- Hablaste el pasado lunes sobre tus padres y las dificultades del acceso a la música sinfónica y la ópera. ¿Cómo fue tu comienzo en la música que ha hecho que acabes Les Arts?
- Mis padres no era músicos, pero vieron que tenía talento cuando toquiteaba un piano en casa. No encontraron un maestro caro, pero sí una escuela de música muy barata, y se dieron cuenta que podía aprender instrumentos como la guitarra, el clarinete, la batería, el fagot… Mis padres querían apoyarme pero no tenían el dinero suficiente, así que tuve la suerte de que el sistema público de educación de Nueva York me regaló un instrumento, lo aprendí, luego lo tocaría en una banda y más tarde en una orquesta. Así que, las instituciones tienen que hacer caso a la gente con poco dinero (o sin dinero). Yo pasé del sistema público a encadenar varias becas porque mis padres no tenían dinero para mi formación.
La comunidad tiene que poder tocar. ¡Hay tanto talento allá fuera! Hay excelentes violinistas, directores de orquesta, músicos… Simplemente tienen que tener la oportunidad de tocar, y entender que la cultura es tan importante como las escuelas y los hospitales. Mi historia es la de un niño que ha encadenado el amor de sus padres y un sistema público importante. Es una trayectoria muy diferente. Sé que es diferente al de muchos compañeros míos, que vienen de familias adineradas. Pero a mí me gusta la mía.
Me hace sentir cada día que mi trabajo es un regalo, no hay un solo día que me levante con pereza pensando en que tengo que trabajar. Es increíble que me paguen por hacer algo que amo diariamente.
- ¿Te sientes orgulloso de esa trayectoria?
- Me siento orgulloso de la manera en la que he aprendido música y me siento orgulloso de haber tenido una familia que me quisiera y me apoyara. Me gusta la manera en la que empecé tocando un instrumento y me he ido haciendo director de orquesta. Me gusta la gente, me parece fascinante. Dirigir una formación tiene algo de música y algo de conocer cómo es la gente, y no te sabría decir cuál es un reto mayor. Es un trabajo raro, pero es emocionante y casi tiene que ver con la psicología de las personas.