Es posible que encuentres un mensaje que te cambie la vida en la pared, pero si no, pues tienen croquetas
Ye, xics. Hoy os traigo un híbrido mágico, un ligre, un unicornio bebiendo agua en un arroyo al que hay que acercarse muy lentamente para no espantarlo, la perfecta fusión entre el bar y el pub...el bub.
Parece como muy sencillo ¿verdad?, porque en cualquier bar te ponen música y un gintonic pero ¿en cuántos pubs tienen lomo de orza? Ahí es donde voy.
El Jamon Session está en la calle que lleva de Plaza Xúquer a la gasolinera. Lo abrieron hace ya sus buenos diez añazos, dos arquitectos que amaban por igual el cálculo estructural y los cubatas cargaditos. Tal vez por eso se llegaron a plantear algunos proyectos edificables utilizando la pared del fondo como pizarra. De hecho, es que todas las paredes son pizarra. Tiene pinta de pub. Tiene billar, dardos, pósters de rock, es oscuro...pero de repente, unos jamones colgando y unas sartenes a todo sartenar, te sacan un poco de ahí.
Bueno, salgo a la terraza, me pillo un sitio táctico, escaneo el QR y me pido una Estrella.
Hay dos cartas, una de las cuales se llama curiosamente "fuera de carta". Veo embutidos, guisos, conservas, alguna movida bajo reserva, e incluso la posibilidad de un cachopo, que aunque apetecible, me parece demasiada tralla para las 11 de la mañana.
Nos decidimos por un platito de jamón y queso, unas croquetas de morteruelo, y una botellica de sidra. ¿Es acaso muy ambicioso estar con una cerveza y una sidra a la vez? Pero vamos a ver ¿Voy yo a tu casa a decirte cómo hacer tus mierdas? Igual eres tornero fresador ¿Te digo yo cómo se fresa y se torna? Pues vamos a dejarnos nuestro espacio.
El jamón es serrano y cortado at the moment. Tiene cierto deje al de Bodega Fila. Viene con pan y tomate, para que te lo gestiones a tu gusto. Las croquets ya vienen autogestionadas. 4 bolicas cremosas y jugosonas, con sabor a cerdo y a caza. Tengo la teoría de que en algunos bares, puedes reconstruir al cerdo como si fuera un puzzle. Este puede ser uno. Muy bien las croquetas.
La sidra viene en un trasto para autoescanciar, que es claramente el futuro. El escanciado manual es Televisión Española, y el trasto este es Netflix. Colocas el vaso, le das a una bomba, y tienes la sidra cascadita sin salpicar. Otra demostración de por qué la especie humana es la líder del planeta. Desde dentro empiezan a escucharse las primeras notas de "Maneras de vivir" de Rosendo. Parece un local de los que resisten al tiempo, de los de cuando Xúquer molaba.
Llegan la titaina y el torrezno con hummus de aceituna. La titaina guay, casera,cremosa, puntito dulce. Me folla mucho más la cabeza el concepto de dipear un torrezno en hummus. ¿No es un giro cultural muy guapo? Es como el Cid haciéndose colega de los árabes mucho tiempo después. Lo sirven con unos pimientitos del padrón fritos. Al probar el hummus caigo en la cuen de que lleva aceituna negra. Todo funciona, porque el ácido le quita grasa al torrezno. Perfecto para empezar una buena dieta cara al verano.
Bueno, terminamos con la carrillada.
Tengo un problema, y es que la gente no sepa que aquí preparan esto.
Esta movida, que vale 9 pavos, te la sacan en cualquier sitio modernuqui de por ahí con azulejos, te cobran 14, y te vas a casa dándoles la mano al salir. Es que está cojonuda, es que eso sale de una olla muy grande que hierve mucho rato y huele que flipas. Viene con un puré de patata y un caldito que podría meter en el Ibex a cualquier señor que vendiera pan. Es verdad que almorzarse una carrillada es muy métal, con tilde en la e, pero ya son casi las doce, y he decidido enfocar esto como una comida europea, o un brunch muy cañero.
Pedimos la cuenta. 45,20€ entre 4, con dos botellas de sidra y 4 cervezas. No llega ni a 12 por cabeza. El camarero se acerca a cobrar, y con lo que parece un sexy acento de Nerpio, pregunta:
- Unos chupitos os tomaréis ¿no?
- Bueno ¿Qué tienes?
- Tengo...perros locos.
El perro loco ha sido durante años como la leche de continuación de los erasmus que han ido a caer por Xúquer. Se ve que procede de polonia, y es vodka, con un sirope de frambuesa, y unas gotitas de tabasco. La gracia es que es la bandera polaca, y allí se consume bastante, porque les gusta tirarle a los palomos.
Oye, que bien todo ¿no?. Me gusta este sitio, salí muy sandunguero. No es el típico bar de bravas-calamares-morro, te puede acabar o no, pero desde luego es distinto y tiene algo. Creo que deberíais dejaros caer, por lo menos a echar el aperitivo un fin de semana, con suerte a tomar un cubata y oir rock por la noche, y con mucha suerte a que os frunjan sobre la mesa de billar.
Larga vida al Jamón.
Goza de amplio aparcamiento.