VALÈNCIA (EFE). La Fundación Premios Rei Jaume I ha mostrado su pesar por la "inesperada desaparición" del Premio Nobel de Química 1995, Mario Molina, que ha fallecido a los 77 años de edad y durante veintidós años fue miembro del jurado de los galardones.
El profesor Santiago Grisolía y Javier Quesada, en nombre de la Fundación Premios Rei Jaume I, han lamentado el fallecimiento de Molina y ha expresado sus condolencias, según un comunicado de la Fundación.
Desde su nombramiento como Premio Nobel en 1995, el profesor Molina ha acudido cada año a València -solo faltó en dos ocasiones, en 2010 y 2016- para participar como jurado de estos galardones.
Este año también estaba convocado a participar como jurado de la trigésima segunda edición de los Premios Rei Jaume I, que se celebrará los próximos 19 y 20 de octubre, aunque en esta ocasión, por primera vez, habría sido por videoconferencia.
Según las fuentes, su aportación a estos galardones y su apoyo a la ciencia y a la investigación en España "será siempre recordada y agradecida. Su exquisito trato con los medios de comunicación así como sus visitas, cada vez que viajaba a nuestras reuniones, a los centros de investigación y de trabajo, entre otros, de nuestro patrocinador Iberdrola, siempre se recordarán por su trato amable y cercano que conmovía a todos los que trataban con él".
Nacido en 1943, el físico atmosférico mexicano fue profesor de la Universidad de California en Irvine desde 1973 al 82, y se trasladó ese año al laboratorio de Jet Propulsion de Caltech donde trabajó hasta 1989. Ha sido profesor en dos departamentos del Instituto de Tecnología de Massachussets.
En 2005, se trasladó a la Universidad de California, en San Diego, y a Ciudad de México, donde creó un nuevo Centro dedicado a los Estudios Estratégicos sobre Energía y Medio Ambiente.
Actualmente trabajaba en el Estudio de Calidad del Aire y colaboraba en el estudio de los problemas derivados del rápido crecimiento de las ciudades y los problemas de polución que generan.
Era, además, miembro de diversas academias y sociedades científicas internacionales, entre las que se incluye el Comité Asesor de la NASA de supervisión del efecto de las emisiones de los medios de transporte civiles de alta velocidad sobre la estratosfera, y el Comité de asesoramiento al director del NIH sobre la investigación en ADN recombinante.
Asimismo, perteneció a la Comisión Científica Asesora del Museo de las Ciencias Príncipe Felipe de València.
En 1995 Recibió el Premio Nobel de Química en 1995 por su trabajo en química atmosférica, muy especialmente sus estudios sobre el ciclo de formación y descomposición del ozono, lo que ha facilitado la comprensión del efecto de las conductas humanas sobre la capa de ozono en la estratosfera. Además, contribuyó activamente a su recuperación, concluyen las fuentes.