Una hora antes de debutar en el MAB, estalló el caso Gowex. Pero este melómano y motero confiaba en FacePhi. Hoy la firma es la referencia mundial en reconocimiento facial
VALÈNCIA. Javier Mira Miró (Ibi, 1972) es un apasionado del emprendimiento y los retos. «Siempre he tenido el ADN emprendedor, heredado de mis abuelos y mis padres», apunta a Plaza este graduado por el Elian’s Dublín (Irlanda), ponente habitual en conferencias sobre biometría, innovación y transformación digital, que se maneja en inglés, francés y japonés.
La vida laboral de este apasionado de la música —toca el piano—, las motos y la lectura comenzó desarrollando el negocio familiar por EEUU, Europa y Japón. Fue precisamente en tierras niponas donde su carrera «dio un giro de 180º C porque, después de cursar el máster especializado en Japón, comienzo un periodo que me permite la inmersión en empresas multinacionales. Esas experiencias me aportaron crecimiento personal y la posibilidad de poder adquirir conocimientos únicamente disponibles en grandes corporaciones», recuerda Mira, quien a sus espaldas atesora una experiencia de más de veinticinco años en empresas globales como Fujitsu, Loewe y Panamá Jack.
Y llegó 2012, el nacimiento de FacePhi de la mano del ‘matrimonio’ Javier Mira-Salvador Martí, los cofundadores. «Ambos coincidimos en F7 Corporación donde fuimos ‘novios’ (sonríe). Somos dos personas muy distintas pero complementarias al 100%. Esa es la clave de nuestro éxito a la hora de dirigir la compañía». Una empresa que debutaba en el antiguo Mercado Alternativo Bursátil (MAB), ahora llamado BME Growth, el 1 de julio de 2014… una hora antes de que estallase el ‘caso Gowex’. Mira afirma que «nos afectó muchísimo a nivel de confianza del inversor y de clientes. Teníamos contratos cerrados semanas antes con clientes que querían implementar nuestra tecnología, pero por dicho escándalo se echaron atrás. Tuvimos que hacer un gran esfuerzo para explicar qué era FacePhi y nuestro modelo de negocio. Al final conseguimos que quedara claro que no éramos Gowex sino una empresa de verdad», recuerda.
Pero el mercado, siempre soberano, acabó poniendo en precio el valor de la que ya se ha convertido en la firma de reconocimiento facial más importante del sector financiero a nivel mundial. De los 1,23 euros con los que debutó, FacePhi llegó a superar este pasado mes de febrero los nueve euros, es decir, más de cien millones de euros de capitalización. Y cotizando también en el Euronext Growth de París. ¿Y en Wall Street?, ¿y en el Mercado Continuo? «Hacerlo en Nueva York no sería una operación costosa pero no la tenemos sobre la mesa. En cuanto al Mercado Continuo, sí. Lo hemos analizado y podríamos dar el salto en un par de años, pero necesitamos adaptarnos a los requisitos, especialmente en gobierno corporativo. De momento queremos dar más visibilidad en BME Growth y luego lo valoraremos».
¿Hasta qué punto FacePhi le ha cambiado la vida? «Te diría que al 100%. Cuando inicias un proyecto desde cero, existen muchas dudas. Recuerdo los momentos difíciles donde literalmente lo invertimos todo en esta aventura. Además, crear una empresa y verla evolucionar, tomar decisiones arriesgadas, liderar un equipo humano... Cambia la vida en todos sus aspectos, pero para bien».
Preguntado por si volvería a dar el paso de salir a bolsa, su respuesta es tajante: «Por supuesto que sí porque hacerlo permite crecer a una empresa que se gestione adecuadamente». En este sentido recomienda a todo aquel empresario que sopese la idea de financiarse a través del parqué que «si lo tiene claro que salga a bolsa. Como escribí en Emprender siempre es un pequeño gran éxito, con esfuerzo e ilusión se puede conseguir».
La tecnología de FacePhi está presente en un buen número de entidades de América Latina pero en España no sucede lo mismo. ¿Por qué nos cuesta tanto ser profeta en nuestra tierra y siempre se valora más desde fuera que desde dentro? «En España esta tecnología se ha empezado a dejar ver con los primeros casos de éxito, aunque siguen siendo más conservadores. Uno de los más recientes es el de CaixaBank, que se ha convertido en la primera entidad del mundo que incorpora el reconocimiento facial en sus cajeros automáticos gracias a un proyecto en el que hemos colaborado como partners tecnológicos». En este sentido reconoce sonriendo que «nunca hubiera imaginado ir a un cajero y sacar dinero con los ojos».
FacePhi abrió su primera delegación fuera de España en Corea del Sur, por lo que la pregunta es obligada: ¿Llegó a pensar alguna vez lo que nos iba a venir con la covid-19? «Para nada; es cierto que nos hemos visto afectados porque al principio tuvimos que limitar muchísimo nuestros viajes a Asia, pero nada que no se pudiese resolver por nuestros compañeros en Seúl. Lo que nos dicen desde allí sobre el virus es que pensemos en el bien común para superar esta situación de la mejor manera posible porque si ellos lo han hecho, ¿por qué nosotros no? No tengo ninguna duda que 2021 será el año de la vacuna que acabe con esta pesadilla»
* Lea el artículo completo en el número 74 (diciembre de 2020) de la revista Plaza