VALENCIA. Ni las inversiones que no llegan, ni los varapalos judiciales, ni la denuncia de su principal acreedor: nada parece mellar la ambición de Jesús Ger de convertir en realidad el megalómano proyecto Marina d'Or Golf. Tampoco el rechazo del Consell por este tipo de proyectos urbanísticos que ya puso de manifiesto la consellera María José Salvador.
El empresario Jesús Ger volvió este martes a la carga. Lo hizo con una reunión con el secretario autonómico de Medio Ambiente, Julià Álvaro, en la que le explicaron al detalle "todas las bondades ambientales de su propuesta, así como su valor socioeconómico", según relató el propio dirigente en su blog personal.
El Tribunal Supremo sepultó el pasado mes de febrero el PAI del Marina d'Or Golf, proyectado entre los términos municipales de Cabanes y Oropesa. No obstante,el empresario confía en sacarlo adelante mediante su tramitación en los planes urbanísticos de ambas localidades.
"Ger y sus colaboradores nos pidieron que desencallemos con la máxima celeridad posible toda la promoción que afecta a las dos localidades castellonenses y que pretende edificar un gran complejo turístico, con tres campos de golf, hoteles temáticos, instalaciones de esquí artificial y viviendas, más de 30.000", detalló Álvaro en su sitio web.
El secretario autonómico añadió que la sentencia judicial que tienen en contra "es por falta de Evaluación Ambiental Estratégica" y que el Tribunal Supremo se pronunció en este sentido pese a que hicieron "lo que se les reclamó desde la Generalitat".
Según añade Álvaro en su relato, Ger también pretende retomar el parque temático descartado en su día por Carlos Fabra. "Están dispuestos recuperar el proyecto de "Mundo Ilusión" y desean que el Ayuntamiento de Cabanes gestione con celeridad su nuevo Plan General de Ordenación para garantizar su desarrollo urbanístico", explicó.
Por último, el dirigente añadió que en estos momentos, el proyecto castellonense está más en las manos de la Conselleria de Infraestructuras que en las suyas. "Sea como fuere, lo que les comentamos es que revisaremos con atención todo lo que nos llegue y que nos comprometíamos a visitar los terrenos afectados en cuanto tengamos ocasión", concluyó Julià Álvaro.
Por delante a Ger le queda ahora una vertiginosa carrera de obstáculos: recorrer el largo camino burocrático hasta lograr la aprobación del proyecto por parte de un gobierno autonómico contrario a este tipo de actuaciones; sortear ataques judiciales como el del 'banco malo', que aspira a quedarse al menos con parte de los terrenos; y lo más importante: que alguien pague la fiesta, cifrada en su día en 6.000 millones de euros.