Joaquín Fernández: «Nunca es recomendable operar en días de pánico o euforia»

VALÈNCIA.-Joaquín Fernández Roger (Utiel, 1962) lleva tres décadas al pie del cañón en los mercados financieros, desde que en 1988 fuera nombrado director comercial del extinto Bankpime. De ahí pasó a General de Mediación y Bolsa (GMB), que previamente se había fusionado con la que fue la primera agencia de valores autóctona valenciana (Cano, Piquer y Samper). Posteriormente (1994) aterrizó en Renta 4 Banco como responsable de la oficina de Alicante donde sigue en lo que es una empresa «pionera en todo, con una plantilla joven, flexible y dinámica en todos sus proyectos e innovaciones. Un reto vivo y apasionante», según apunta Fernández a Plaza.

Licenciado en Empresariales por la Universitat de València —con un máster del mercado de capitales de Cano, Piquer y Samper— tiene una faceta cuanto menos curiosa para desconectar: hacer maquetas de escenarios de teatro, con su tramoya y decorados. «Mi hermano y yo hemos hecho ya más de 25; es una forma de evadirme del estrés que supone trabajar en el mundo de las finanzas».

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A este apasionado al senderismo por las montañas de Alicante le picó el gusanillo por las finanzas por «el componente romántico y pragmático a la vez, que es muy difícil de conjugar con éxito en otras facetas del mundo financiero. Desde joven me atrajo esa forma de vivir el vértigo de la información, domando los sentimientos en cada momento». De ahí que tenga claro que «nunca es recomendable operar en días de pánico o euforia. En todo es mejor huir del corto plazo, guiándose por la serenidad y el buen criterio. Es lo que llamamos slow finance, un término acuñado por nuestro presidente, Juan Carlos Ureta. No es una idea o recomendación de inversión, sino una actitud ante la vorágine de información que proporcionan los mercados».

A su juicio, la diversificación, la selección escrupulosa de activos y la gestión profesional pueden constituir la mejor defensa ante la adversidad. Reconoce que actualmente el «sector financiero no es fácil ya que prescinde desde hace años de personal». Pero eso sí, a la vez advierte de que «es un sector interesante donde hay muchos posibles campos de especialización, cuya masificación no es tan relevante. Asimismo, los futuros procesos de robotización y aplicación de la inteligencia artificial no van a poder sustituir de forma determinante la creatividad y acompañamiento personal que una empresa como la nuestra lleva a cabo con sus clientes».

En este sentido, tiene claro que la proliferación de los llamados robo advisors y la gestión automatizada de inversiones forman parte del camino imparable hacia la innovación tecnológica. «Obviarlo sería un error pero aisladamente tampoco son ni serán la panacea y tienen desventajas. Hay personas que se sienten más cómodas con la cercanía de un gestor que invirtiendo a través de un robot, y esto se produce a medida que aumenta el patrimonio que destinan a sus inversiones».

Fernández trabajó en València a finales de los años ochenta y principios de los noventa para luego desplazarse a Alicante. «El tamaño de las ciudades hace que la vida en ambos lugares sea muy diferente. Más estresante en València y más apacible en Alicante». Sin embargo, tiene claro que la gran diferencia no es la situación geográfica sino los distintos momentos. «El principio de mi carrera profesional, en València, me tocó vivir el mundo analógico aún. Los momentos posteriores en Alicante han sido el final del ciclo analógico y la explosión digital. La efervescencia productiva de la tecnología, aplicada al sector financiero, en todos los ámbitos».

«Obviar los ‘robo advisors’ sería un error pero tampoco son la panacea; también tienen sus desventajas»

Desde su atalaya desde Renta 4 Banco Alicante considera que la cultura financiera de los alicantinos ha mejorado en los últimos años. Una cuestión por la que la entidad ha tratado de velar. «Siempre hemos tenido claro que somos un actor principal en el desarrollo de la cultura financiera de nuestros clientes. Por ello, desarrollamos programas formativos constantemente para alcanzar mejores resultados y una mayor protección de nuestros clientes ante las embestidas del mercado».

Precisamente la directiva europea MiFID II, en el aspecto formativo, trata de dotar de más empaque a la cultura financiera de los inversores para que no se repitan casos como los de las preferentes y subordinadas. Pero no solo ello sino también aumentar la transparencia al comercializar los productos financieros y de inversión. «Se pretende erradicar las malas prácticas en la distribución ante la mayor complejidad de productos y servicios pero el incremento de costes en el sector va a producir una mayor concentración de entidades y, por tanto, se va a reducir la competencia».

Para terminar, y a la vista de los simbólicos intereses que ofrecen los depósitos bancarios y las Letras del Tesoro, recuerda «que contar con una gestión profesional es fundamental, como también lo es «invertir en activos de gestión alternativa. Lo que conocemos como retorno absoluto puede ser el remanso de paz que nos proteja de la volatilidad y de los tipos cero».  

*Esta artículo se publicó originalmente en el número 42 de la revista Plaza