Mujeres referentes en sectores masculinizados: "Me corté el pelo como un chico y decidí seguir"

VALÈNCIA. "A los cinco años me corté el pelo como un chico, y decidí seguir". Así contaba su experiencia Lydia Sempere, piloto alicantina de automovilismo, acostumbrada a ser la única mujer en las competiciones que participa y a que, inicialmente, los hombres no acabaran de entender qué hacía allí. A moverse en un mundo no masculinizado, sino prácticamente masculino, en el que además se hizo hueco con una sordera bilateral profunda. "Siendo una chica, en un deporte masculinizado es muy difícil", recordaba este miércoles en el encuentro "Compromiso con Nosotras", organizado y celebrado en las oficinas de Caixabank en València.

Una mesa en la que también participaron Carmen Becerril, presidenta de OMEL, Operador del Mercado Eléctrico; Pilar Caro, directora Fundación Conexus y
Noelia Herrero, bombera del Ayuntamiento de Valencia. Pilar Bernabé, delegada del Gobierno en Valencia, inauguró el encuentro recordando que, a pesar del avance de las mujeres en terrenos como la política o la empresa, los datos son una evidencia y todavía queda mucho camino por recorrer. 

"Tenéis que abrir camino a todas vuestras compañeras y a todas las mujeres que quieren entrar en el mercado laboral o que buscan crecer en sus carreras", apuntaba. En este sentido, recordaba que los datos descompensados parten desde el escalón más bajo. "El 60% de las personas que están trabajando son hombres a pesar de ser el 51,1% de mujeres en la sociedad. En puestos directivos esto disminuye. Apenas el 14% mujeres son presidentas de empresas, por ejemplo". También destacaba la necesidad de referentes, carentes en lugares tan básicos como los libros de texto. "Solo el 7% de personas que aparecen en los libros de texto son mujeres.".

En su intervención, la piloto de automovilismo Lydia Sempere recordaba cómo, cuando a los cinco años se adentró en el deporte, tenía una falta de equilibrio muy grande y necesitaba implantes cocleares para correr que no encajaban con el casco. "Colocarlos sin ninguna modificación era muy difícil", recordaba. Entonces, empezó a competir sin escuchar, una cuestión demasiado compleja e ineficiente, que finalmente consiguió solucionar gracias a unas modificaciones del piloto Marc Gené. 

Sempere apuntaba a las numerosas dificultades en el camino, desde su discapacidad a ser mujer en un deporte lleno de hombres donde se sentía extraña y en el que caminó junto a su padre. "En secundaria, tampoco fui aceptada debido a mi sordera. Sufría maltrato en el que me quitaban los aparatos para que no escuchara nada", recordaba. "He tenido que afrontarlo y a día de hoy me siento capaz. Ahora me toca a mí cambiar esas cosas en los colegios e institutos y demostrar que lo que una se proponga, se puede". Sempere recordó referentes como María Villueta, piloto de automovilismo. "Es inevitable tener miedo. pero hay que intentar enfocarlo de manera positiva. Ahora, me siento obligada a poder transmitir lo que he superado a las personas que vienen detrás de mí", aseguraba.

Mientras, Carmen Becerril, presidenta de OMEL, señalaba la necesidad de generar referentes para que las mujeres estudien carreras STEM. "Ya existen muchas mujeres que han dedicado su estudio a carreras técnicas y sus trabajos. Tenemos que trasladar a los jóvenes y sobre todo a las niñas que encuentran barreras invisibles, que el mundo de hoy es un mundo tecnológico", destacaba. A esto, sumaba la importancia de la dedicación. "Competimos en un mundo en el que no se pueden bajar los brazos y pedalear todos los días. No existen barreras, nos las ponemos nosotras, sobre todo".

Becerril señalaba que hay que ponerle voz femenina a la energía que parece que "son hombres vestidos de gris". "La energía puede llevar chaqueta de color rojo, a pesar de ser temas duros o antipáticos. Pero la energía mueve el mundo y se trata de lo que nosotros podemos hacer en nuestros modelos de consumo", recordaba. Becerril también participa en fundaciones de electrificación que la han llevado a trabajar de Perú a los Andes. "Llevo 30 años trabajando, he ocupado puestos muy sonoros, pero el retorno emocional más grande han sido las fundaciones", aseguraba.

Noelia Herrero, bombera del Ayuntamiento de Valencia, explicaba que tan solo un 2% del cuerpo de bomberos en la ciudad es femenino. "Empecé a trabajar como esteticista, pero siempre he sido una persona como muy valiente", recuerda. Aunque no tenía referentes y no sabía que las mujeres podían ser bomberas, uno de sus amigos la animó. "Estuve entre 4 y 5 años preparándome. Las pruebas físicas son muy duras, hay que trabajar muchísimo y  ahora soy bombera y guía canina", destacaba.

Sobre el hecho de ser mujer, Herrero recordaba que al principio se sentía más observada y dudaban de ella. "Por ser hombres dan por hecho que lo van a hacer bien. En uno de mis primeros incendios, un superior me dijo que no entrara. En cambio, un compañero de mi misma promoción, sí entró de mi promoción", rememora. Sin embargo, destaca que en el día a día se han ido conociendo y no la protegen más por ser mujer.

Herrero participó en las labores de rescate del último terremoto de Turquía, al que tuvo que marcharse sin despedirse de sus hijos. "Fue un viaje largo y complicado con aviones militares. Un viaje sin dormir y descansar. Estoy acostumbrada a muchas cosas, pero el terremoto era desbastador. Era el tercer día cuando llegamos y no había mucha gente con vida", lamenta. 

Pilar Caro, directora de Fundación Conexus, señalaba que cuando uno trabaja mucho piensa en lo que quiere conseguir, pero no se da cuenta en lo que ha hecho. "Estamos acostumbrados a que vende más un titular de ruptura que el de unión", señalaba sobre la labor de Conexus. Caro, quien también realiza acciones de voluntariado y cooperación, insistía en la importancia de ponerse excusas para hacer lo que uno quiere.

"Como vi que mi trabajo y el querer hacer voluntariados no confluían me compré un billete a Perú y busqué proyectos en los que podía aportar. Ya no tenía excusas y lo complementé con mi vida profesional", destacaba. Esto le ha llevado a visitar Ghana, Ecuador o Perú. Además, asesora a Save the Children en la Comunidad Valenciana. "Todo esto me hace mejor persona", asegura.

Por su parte, el presidente de Caixabank, José Ignacio Goirigolzarri, señalaba la visualización del 8 de marzo "como la alegría de tener un objetivo común". "Cuando hablamos de la diversidad, tiene un enorme valor en la eficiencia y en la eficacia de las empresas", destacaba. "Cuando analizamos a Caixabank, en 2016 había un 26% de mujeres directivas, el 42% ahora. Pero todavía estamos lejos de la realidad". El presidente de Caixabank aseguraba que, en este momento, están muy enfocados al liderazgo femenino con tutorías femeninas y otras acciones en niveles predirectivos para asegurar medios plazos. "Vamos avanzando poco a poco, nos falta mucho por andar", aseguraba.