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GRUPO PLAZA

Jornada organizada junto a Consum y la UPV

Cuando la universidad y la empresa dejan de darse la espalda

16/06/2017 - 

VALÈNCIA. El Salón de Grados ETSI Agronómica y del Medio Natural de la Universitat Politècnica de València (UPV) acogió este jueves la jornada 'Colaboración Universidad-Empresa en el Sistema Agroalimentario', una cita organizada por Valencia Plaza con el patrocinio de Consum. La apertura de honor la realizó el rector de la UPV, Francisco J. Mora, que puso en valor "la gran innovación" agroalimentaria de la que disfruta actualmente la sociedad. "Ver todos los productos tan a mano en el supermercado hace que parezca fácil. Visualizar lo que hay detrás no es sencillo, pero los cambios logrados son muy profundos. En un tomate hay igual o más tecnología que en un iPhone", afirmó.

La primera de las tres mesas redondas de las que constó la jornada ahondó en la necesidad de la interacción entre la universidad y la empresa como fuente de conocimiento e innovación en el sistema agroalimentario. En ella participaron Javier Quiles, Director de Relaciones Externas de Consum; Manuel García Portillo, Presidente de Tecnidex; Rafael Juan, Consejero Delegado de Dulcesol; Richard Borreani, Director Políticas Agrícolas & Relaciones Institucionales en Bayer Crop Science; y Sergio Altur, Director de Nuevos Desarrollos Sostenibles de Alpesa.

Quiles destacó la decisión de Consum de impulsar hace diez años su cátedra en la UPV. "Lo tuvimos claro en 2007. La empresa es la aplicación práctica del saber, pero el conocimiento se encuentra en las universidades. No es solo es conveniente sino necesario que todas las empresas miren a la universidad. Se ha vivido muchas veces de espaldas", afirmó. El dirigente subrayó las tesis, los proyectos de final de carrera, las prácticas, y los premios a innovaciones comerciales surgidos de la mencionada cátedra, al tiempo que abogó por que se articulen herramientas "para la conexión entre las pymes y la universidad". 

Por su parte, Richard Borreani explicó que Bayer Crop Science invierte a nivel mundial 4.500 millones en investigación. "Pero nada es suficiente", dijo. "La empresa colabora con universidades para investigar y desarrollar nuevas técnicas. Además contamos con una cátedra que para nosotros es fundamental, un proyecto de desarrollo continuo", afirmó. Según concretó, de su alianza con la universidad han surgido exitosos proyectos para la detección enfermedades en cultivos como el brócoli y la cebolla o para el conocimiento de plagas en cultivos como el caqui -entre otros-.

Rafael Juan destacó que la colaboración con la universidad ha permitido a Dulcesol implantar "aplicaciones de robótica" en sus empresas. "Hemos llevado a la práctica proyectos de industria 4.0, la aplicación robótica en el envasado para evitar movimientos repetitivos de los trabajadores que perjudicaban a su salud". Al respecto, Manuel García Portillo, presidente de Tecnidex, afirmó que la colaboración con la universidad también puede ser "un toma y daca". "Nosotros nos hemos beneficiado mucho de la colaboración con la universidad, pero además les hemos vendido tecnología", dijo.

La segunda mesa abordó los nuevos perfiles y objetivos docentes en la formación de los profesionales del sector agroalimentario y contó con la participación de Carlos Ledó, Director General Idai Nature; Mercedes Iborra, CMO y cofundadora de Visual Nacert;Consuelo Vázquez Paya, Directora de Dirección de Personas en Frescos Delisano; José Francisco Romero, Director de RRHH de AINIA; y Luis Paisán, Director de Recursos Humanos Grupo SanLucar Fruit.

José Francisco Romero, de Ainia, señalaba que algunos programas de formación quedan en una burbuja que dificultan la aplicabilidad en el ámbito profesional. "La generación de prácticas, crear nuevos hábitos, herramientas y metodologías por parte de la universidad es algo básico y agradezco el esfuerzo en esta línea pero hoy por hoy no es suficiente, la rapidez apremia y aprovechamos poco la sinergia entre universidad, empresa e institutos tecnológicos". También destacó la necesidad de facilitar a los alumnos el camino para que cuando estén terminando la universidad se sientan profesionales. 

Carlos Ledó, de Idai Nature,  destacaba que el sistema de Bolonia y su especialización va a marcar el futuro de la educación y va aumentar la empleabilidad. No obstante, lamentó que aunque los alumnos salen de su formación con más conocimiento les falta más compromiso, actitud y ganas de aprender. "Hay gente que viene con buen currículum pero mucha titulitis. Echo de menos que los alumnos salgan con más actitud, valores, con más habilidades de comunicación y con habilidades directivas".

Mercerdes Iborra, de Visual Nacert, opinaba que las empresas deben transmitir a las universidades lo que necesitan. "Nosotros cuando quisimos emprender conectamos con la universidad y el 50% de la plantilla son agrónomos y el otro 50% son desarrolladores", destacaba. Vieron una brecha formativa respecto a lo que demandaban en la tecnológica, y por ello en breve pondrán en marcha junto a la universidad el primer título de especialista técnico digital en agricultura. 

Luis Paisán, de Grupo San Lucar Fruit, apuntó a la necesidad de acompañar a los alumnos hasta su futura profesión para que encuentren su vocación. Consuelo Vázquez Paya, de Frescos Delisano, señaló que el sistema debería tener profesores que lideran la realidad de las empresas para poder marcar el camino. 

La tercera mesa trató las nuevas oportunidades de colaboración Escuela–Empresas del sector agroalimentario y estaba compuesta por José Francisco Sales Marques, jefe del Departamento Técnico Agronómico de AVA-ASAJA; José Manuel Enriquez Jurado, gerente negocio agroalimentario DT Valencia y Castellón de Cajamar, Jose Adolfo Balaguer, ejecutivo de relaciones corporativas e Institucionales de ANECOOP; Sergio Montaner, de Frutas Tono; José Carbonell Castelló, de COIAL; y Tere Pilán Lozano, Secretaria Técnica del COITAVC. 

"La atomización del sector agroalimentario le impide a la empresa acceder a la empresa la investigación por ella misma. También hay empresas que no quieren llevar a la universidad lo que quieren desarrollar por no perder su privacidad. Habría que conjugarlo con perder el miedo a mostrar lo que tenemos", señala José Manuel Enriquez, de Cajamar.

Sergio Montaner, de Frutas Tono, destacó que aprovechan en el campo los ensayos que realizan en la Escuela de Agronómos. "Para el corto plazo tenemos previstas experimentaciones con las que también nos gustaría ir de la mano con la escuela, debemos de trasladarles las necesidades reales que tenemos las pequeñas empresas", reconocía.

José Francisco Sales Marques, jefe del Departamento Técnico Agronómico de AVA-ASAJA, señalaba la importancia de la información y la transferencia del conocimiento. "Las normas europeas cambia y el sector necesita adaptarse de forma extrema. Tenemos un convenio firmado con la UPV para absorber becarios que van a nuestra finca y a nuestra sede", apuntaba e insistía en que la agricultura debe ir hacia la sostenibilidad medioambiental, económica y social.

Jose Adolfo Balaguer, ejecutivo de relaciones corporativas e Institucionales de ANECOOP, apuntó su predisposición a hacer convenios con universidades, que ya suman más de una veintena a nivel nacional. "Si aprovechamos la fuente de información de la universidad nos beneficia en el futuro y son generadores de talento. Más del 20% de nuestros empleados son ingenieros que vienen desde la universidad", destacaba.

Además, pedía acelerar el ingreso de las personas en la empresa para no tener que formarlas de forma tan intensiva cuando aterrizan. "Sería una mejora estructural dentro de la propia universidad". José Carbonell Ribera, secretario del COIAL, insistió en que la asignatura pendiente es esa capacidad de adaptarse rápidamente a los cambios. "El colegio parecía un mal necesario pero al final decidimos acercarnos más a nuestros colegiados y a la sociedad. A veces tenemos que recordar para lo que servimos". 

Tere Pilán Lozano, secretaria técnica del COITAVC, apuntó que su marco de colaboración con la universidad, aunque no está formalizado, es permanente. "Desde la universidad es difícil incorporar cambios de forma rápida al ser un marco que está bastante regulado. A veces me da la impresión de que el marco regulatorio nos ahoga a todos y lo vemos como un mal pero no somos proactivos".  

La clausura fue realizada por la consellera de Agricultura, Elena Cebrián, quien apuntó a la necesaria colaboración entre la universidad y las empresas. "Hay que adaptarlas más a los tiempos en los que vivimos y a las nuevas tecnologías y al gran reto o dificultad que es el cambio climático". Además, señaló que siempre ha echado de menos el hecho de que se viera al sector agrario dentro de un sistema agroalimentario. 

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