BENIDORM. Después de más de 40 años trabajando por la ciudad de Benidorm como arquitecto municipal, José Luis Camarasa (Alicante, 1955) se jubila. Dice adiós al Ayuntamiento sin grandes despedidas públicas. Un servicio a la localidad a la que ha contribuido con diferentes trabajos, como el diseño de la peatonalización de la Calle Gambo, la nueva Casa Consistorial o los lavapiés ubicados en la playa de Levante que él mismo patentó. Ha sido testigo y parte responsable de la transformación de la localidad que pone en valor en una entrevista con Valencia Plaza.
- ¿Cómo ha crecido Benidorm desde que entró al Ayuntamiento?
Si nos referimos a la ocupación de suelo, realmente ha crecido muy poco con respecto a las previsiones del Plan General del 1963, fundamentalmente en la Playa de Poniente. Desde 1990 apenas son 30.000 viviendas y una veintena de hoteles nuevos. Por tanto, el ritmo anual promedio es de unas 500 viviendas al año, o lo que es lo mismo, dos torres. Es un crecimiento lento y por tanto, sostenible.
- ¿Qué destacaría sobre su arquitectura? ¿Cómo definiría el estilo de la ciudad?
"Se quedan pendientes la finalización del centro cultural, el centro comercial o la torre eólica"
La ciudad vertical, compacta y ocupando poco territorio. Es decir, la eficiencia urbana en el consumo de recursos limitados, como el suelo y el agua. El estilo que la define es la hibridación del modelo americano con el mediterráneo.
- ¿Hay avances que son marca de Benidorm y se han replicado en otros municipios?
Sí, por supuesto. Los desarrollos recientes de Barcelona y Madrid son deudores de Benidorm. Sus responsables se inspiraron en nuestras ordenanzas.
- ¿Cree que hay algo que se podría mejorar en la normativa local para sus edificaciones?
La gran asignatura pendiente son los cerramientos de los zócalos comerciales. Son necesarios para dotar de vida urbana a las calles de las ciudades europeas, pero no puede ni debe ser a costa del espacio público.
- ¿Por qué un ayuntamiento en horizontal en una ciudad vertical?
Los edificios de uso público relevantes en las ciudades históricas son el contrapunto del tejido residencial. Pensemos en las torres del reloj o los campanarios de las iglesias. Por tanto, un ayuntamiento en una torre se hubiese difuminado, no se percibiría su singularidad. Es el mismo razonamiento que el que utilizó el jurado del concurso del centro cultural para elegir el proyecto ganador.
- Además del edificio que acoge la Casa Consistorial, ¿qué otros proyectos llevan su firma?
Colaboré de forma activa en los paseos marítimos, la Vía Parque o el complejo deportivo de Foietes. Y en los últimos años en la modificación del Plan General que ha permitido renovar la planta hotelera y abre el camino a otras posteriores para hacer lo mismo con los zócalos comerciales. Y sobre todo, las bases de planeamiento y gestión del nuevo Ensanche Levante.
- ¿De qué proyecto se siente más orgulloso? Hay alguno incluso por el que se tramitó una patente, ¿no?
Lógicamente del Ayuntamiento, por su trascendencia en el mundo arquitectónico, su escala urbana, el respeto al parque preexistente y su versatilidad en la apropiación de los espacios por los usuarios. En definitiva, por una modernidad y resistencia al paso del tiempo. Además de haber profundizado en una categoría muy exigente para el arquitecto/ingeniero como es el edificio-puente.
"La gran asignatura pendiente son los cerramientos de los zócalos comerciales"
En cuanto a la patente, además de merecer la selección de los premios más importantes del diseño industrial, los ADI-FAD, la patente del lavapiés se hizo para proteger un clásico de nuestras playas. Su singularidad radica en la intensidad del uso que tiene el mobiliario de las mismas, sin perder comodidad ni degradación acelerada en el medio marino. En estos últimos 30 años cada batería de Levante ha soportado unos cinco millones de usuarios, realmente fueron caros de instalar, pero muy rentables si lo medimos en el tiempo de operatividad.
- La ciudad está en constante evolución, uno de los retos mundiales está en la adaptación al cambio climático, ¿qué medidas debería tomar la ciudad, tanto en la escena urbana como en las edificaciones?
Además de los planes sectoriales de movilidad y otros, lo está haciendo con el nuevo ensanche de Benidorm, que profundiza en las virtudes medioambientales del modelo, corrigiendo algunos defectos, como el escaso arbolado para hacer la ciudad más amable, habitable. Y sobre todo, la construcción con mayor esbeltez para transitar hacia un modelo energético propio de la ciudad que permita, y así apuntan los primeros informes, a producir más energía que la que demanden los edificios. Es de un balance energético positivo que posibilite, por ejemplo, recargar vehículos eléctricos.
- ¿Algún proyecto que deja pendiente y le habría gustado ser testigo de su aprobación y primera piedra?
Pues la finalización del centro cultural, el centro comercial o la torre eólica.
- Para cerrar, ¿cómo definiría su trabajo en el Ayuntamiento?
Absolutamente apasionante. Esta ciudad es única y por tanto, muy exigente con los que nos hemos enfrentado a los retos que plantea. Considerándome un afortunado al coincidir con mentes excepcionales, dentro y fuera del Ayuntamiento. Por lo que solo puedo decir que crecí profesionalmente con el espíritu de Benidorm, una ciudad 'sin límite de altura'.