El primer escenario que pisó fue el altar de una iglesia y con los años honraría la dinastía flamenca a la que pertenece. Cuando la mayoría de niños todavía despertaban, él supo que sería cantaor y dejó su casa para cumplir su vocación.
VALENCIA. Uno de los maestros flamencos de la actualidad actuará en las Nits del Castell de Xàtiva el próximo 23 de julio. Después de cuatro años fuera de los escenarios, José Mercé cierra el festival e interpretará su repertorio y su último disco, Doy la cara, una recopilación de duetos de canciones populares que cuenta con la participación de artistas como Joaquín Sabina, Alejandro Sanz, Andrés Calamaro, Pablo Alborán o Vanessa Martínez. El artista define el flamenco con su vida, y aunque de joven quería ser futbolista, se ha convertido en uno de los artistas que mejor domina la fusión. El cante es patrimonio nacional y Mercé ha sido embajador de la fusión para ampliar su difusión. A partir del 2000, en Aire, con las letras y la melodía consiguió acercarse a un público más joven con lo que el denomina flamenco del siglo XXI y consiguió a su vez que fuera el disco más vendido de la historia del género. Hasta el momento, su flamenco había sido un estilo más puro y ortodoxo, pero con el cambio algunos flamencólogos decían que las letras no eran flamencas. Sin embargo, el andaluz defiende que el arte es dinámico y que debe evolucionar, siempre manteniendo su característica, que es una música de raíces, de sentimiento.
Sobre las nueve de la noche, la infancia de Mercé se inundaba por el sonido de la radio, en concreto una Iberia. Todas las noches se reencontraba con el Tío Serna para escuchar un programa de flamenco. Recuerda que por aquel entonces, en la década de los 60, no tenían televisión y Serna le explicaba todos los palos flamencos que sonaban. Nació en uno de los legados más puros del flamenco, su bisabuelo Paco de la Luz creó una seguiriya y otros familiares como su tío Manuel Soto Monje, El Sordera, o su primo Vicente Soto Sordera han dejado su huella en esta tradición nacional. Empezó en el cante desde muy joven y salió cantando porque "lo llevaba en los genes, era una obligación".
Dio sus primeros pasos en latín y en el coro de una iglesia. Desde los 6 años entró a cantar en la Escolanía de la Basílica de Jerez, donde ya apuntaba maneras y el toque flamenco ya se dejaba oír. Ensayaba con el coro todos los días y por las tardes, a las ocho, actuaban en las misas, que eran cantadas. Entonaba en las salas de ensayo y estudiaba en las aulas de la escolanía, todas las clases eran gratuitas y con la mayoría de los compañeros sigue manteniendo el contacto. Allí llego a ser monaguillo, pero con trece años decidió que quería ser cantaor, "mi época no era como ahora, tenías que trabajar si no querías estudiar y mis padres me dejaron ir a Cádiz para empezar en El Tablao". En este famoso local, despegó su carrera y grandes figuras del flamenco se fijaron en él. En 1968, un par de meses más tarde, viajó por primera vez a Madrid para grabar su primer disco, Bandera de Andalucía, producido por Manuel Ríos Ruíz. Nunca había salido de su comunidad, llegó a Barajas y cogió el autobús para llegar al centro de la ciudad, donde lo vio "todo negro" y en María de Molina se le cayeron las lágrimas. Tardó en acostumbrarse a no ver las casas blancas que habían poblado su infancia, pero hoy, la que le pareció una ciudad oscura, se ha convertido en su hogar.
El y su tío recorrieron los tablaos más conocidos de la capital, como el de Torres Bermejas, donde trabajó y compartió función con artistas como El Güito o Carmen Mora. Su tío firmo por él y allí le daban de comer y cobraba 10 o 15 duros por cada actuación. Con El Güito y con Curro Jiménez hizo su primera gira. En los años 70 y por el sur de Francia. "La primera vez que salí de España lloré mucho", cuenta. Entre risas recuerda que se pidió un "unpota" pensando que era potaje y no un pot-au-feu, "yo solo quería papas fritas con huevos". Tras su primera experiencia en el extranjero entró a formar parte de la compañía de Antonio Gades. Recorrió el mundo con él y conoció muchas culturas, quizás ese es el motivo por el cual le duele tanto que el flamenco no sea más reconocido en España. Le sorprende que siendo cultura nacional, no sea más cuidado y tenga que ser noticia en cuanto hay algun acontecimiento y no algo natural. Con su particular estilo ha renovado el cante y ha conseguido que las nuevas generaciones vayan a los tablaos sin vergüenza, que se integren en este patrimonio y no se pregunten que hacen ahí. Para Mercé hace 20 años el mundo del flamenco era muy cerrado para la juventud y decidió abrirlo con su música.
Cuando era joven quería comerse el mundo, pero no imaginaba que crearía su marca y la diferencia le convertiría a la hora de verdad en un clásico del flamenco. Saltó a la fama en 1998 con su disco Del Amanecer, producido por Vicente Amigo, y volvió a los escenarios tras un par de años de retiro debido al fallecimiento de uno de sus hijos. Curro falleció con apenas catorce años y siempre recurre a él en los momentos de flaqueza y cuando sube a un escenario. Tras el lanzamiento de Aire, actuó en el Teatro Real y escribió historia al convertirse en el primer gitano en actuar en él, antes solo había subido el telón Paco de Lucía. En 2010 el cantaor recibió la Medalla de Andalucía y dos años más tarde publicó Mi única llave, un álbum que asentaba la fusión, su trabajo "más gitano y más contemporáneo", con colaboraciones internacionales como el francés Eric Truffaz (trompeta), el estadounidense Alain Mallet (piano) o el jordano Layth Al-Rubaye (violín), también guitarristas nacionales como Pepe Habichuela o Manuel Parrilla. El disco abre de manera espectacular con 'Martinete Balcánico', grabado en Boston y por un coro de 15 chicas de diferentes países. Es una versión adaptada por José Mercé y las voces femeninas que le acompañan evocan las músicas del este europeo. El cantaor defiende la revolución musical pero no acepta "la fusión por hacer algo" porque es confusión, para él es un trabajo que requiere esfuerzo y utilizar instrumentos o ritmos de otras culturas no tiene porque resultar mestizaje. Durante toda su carrera a aliñado la tradición con su toque personal, lo que le ha levado a versionar temas de Manu Chao ('Clandestino') o de Luís Eduardo Aute ('Al alba').
De ese niño que corría por el barrio de Santiago en Jerez afirma que aún queda todo. Como salió tan pronto de su casa, siempre ha echado de menos su tierra. Hoy se pasea por su barrio y lo ve diferente, falta el arte de mucha gente que ya no está, "no me parece el de siempre". Del corazón de la ciudad recuerda su humildad, los patios siempre abiertos y las calles que se llenaban de fiestas y el cante de los gitanos viejos. El 2 de octubre cerrará la gira en el Teatro de la Maestranza de Sevilla y contará con grandes nombres junto a él como Tomatito, Habichuela o Antonio Higuera a la guitarra. Será un concierto que hará gala del "flamenco de toda la vida" y que dado el espacio escogido prepara con mucho cuidado.