VALÈNCIA. Sagunt a Escena no para y será una de las citas culturales más destacadas de las artes escénicas en este verano tan extraño. El festival resiste, aunque transformándose, a la crisis del coronavirus y aumenta el número de espectáculos. Esta será la quinta edición para su director artístico, Juan Vicente Martínez Luciano, que responde a las preguntas de Culturplaza sobre qué cambios se han tenido que hacer para salvar la programación de este año y, de paso, plantea su opinión sobre algunas de las preguntas que rodean frecuentemente la organización del festival.
- Con el aumento de la aportación de la Diputación de València y la inyección de última hora del plan Reactivem, el presupuesto ha aumentado notablemente. ¿Deberían quedarse estos números para el resto de ediciones?
- Deberíamos aprovechar y deberíamos mantenerlo, porque yo creo que el esfuerzo que hemos hecho este año en programación es un esfuerzo que no sería difícil de mantener e involucra a más compañías, más público, más espacios... Y eso significa más diversidad en el tipo de espectáculo que ofreces. Hasta este año, sólo habíamos podido ofrecer cuatro espectáculos de sala en el Mario Monreal y este año podemos ofrecer 11 espectáculos de sala. Es una manera muy interesante de que el festival crezca, porque estamos hablando de espectáculos que muestran lo que las compañías valencianas pueden hacer a lo largo de una temporada. Once espectáculos es una muestra significativa.
- Con esa situación tan anómala, tan complicada, ¿en qué ha cambiado la programación que se ofrece? ¿Cuáles de estos cambios que ha provocado esta situación sanitaria se pueden quedar para otros años?
- Hay una cosa en la que la situación ha jugado a favor del festival, y es que los espectáculos que estrenamos no hubiera sido posible acelerarlos en una situación normal. Electra.25 de Atalaya y Eduardo II de Pentación hubieran sido estrenados en otro festival como Mérida, Almagro o el Grec y hubieran venido como segundo plato, por así decirlo. El hecho de que no hayan podido ir a otros festivales porque no estaban preparados nos permite que los tendremos nosotros en Sagunto. Eso hace pensar que con una pequeña negociación se podría conseguir cada año dos o tres espectáculos, con un pequeño refuerzo económico, se pudieran escenario del teatro romano para el festival. Otra cosa que nos ha permitido es que una compañía como L'Hongaresa se pueda plantear hacer un espectáculo (Saguntilíada), especialmente para el teatro romano. El espectáculo de L'Hongaresa es muy difícil que vaya a hacer teatro porque está pensado para ese espacio en esas circunstancias, por un autor como Paco Zarzoso que lógicamente, como saguntino, lo conoce muy bien y tiene un afecto especial por el festival.
Eso son las ventajas. Lo mismo sucede con los espectáculos de teatro urbano o teatro de calle, etcétera. El hecho de que no hayan podido ser ensayados con antelación por el confinamiento permite que los podamos estrenar en Sagunto. Las compañías se dan cuenta, por tanto, que este puede ser un lugar idóneo para estrenar sus espectáculos en el mes de verano y a partir de ahí recrearlos para empezar la gira en septiembre y otoño.
- ¿Y qué es lo que se ha perdido? ¿Cuál es la espina clavada?
- Veníamos hablando por allá por el mes de febrero de un par o tres de espectáculos para el teatro romano que hubieran sido quizá más 'llamativos' desde el punto de vista del espectador que pasa por Sagunto en verano y le apetece ir a ver un espectáculo de gente famosa. Espectáculos con una gran calidad como Juana con Aitana Sánchez-Gijón, que es una de las ofertas que teníamos, o algún espectáculo de producción valenciana que podría haberse estrenado en el festival y que -desgraciadamente- no han podido llevarse adelante.
- Saguntilíada o InCovidsació en Do Major, con Sol Picó, es lo más cercano que va a haber de una producción propia, que ha sido siempre una aspiración de tu dirección.
- Sí, siempre. Y efectivamente va a ser lo más cercano posible a ese espectáculo de producción propia. Sucede que estos espectáculos, en ambos casos, son espectáculos que después no van a poder exhibirse en otros espacios. Idealmente, lo que yo pretendería es que un espectáculo de producción propia después pudiera viajar a otros festivales y a otros teatros. En este caso es un sucedáneo, pero bienvenido sea.
- Quería preguntar por dos de los pilares que han movido también estos años tuyos de dirección. Primero, la balanza entre los espectáculos que tenían una narrativa más contemporánea y el no dejar de lado totalmente esa raíz de teatro clásico. ¿De qué manera se equilibra o configuras a eso?
- La idea es recibir públicos diferentes, pero al mismo tiempo, que el público descubra, mediante los nuevos lenguajes, que cuando hablamos de teatro clásico no hablamos de teatro antiguo. Cuando hablamos, por ejemplo este año, de Anfitrión o Eduardo II, estamos hablando de textos que han sido reescritos o releídos desde una perspectiva 2020. Lo que a mí me interesa para el teatro romano y lo que me interesa de la parte clásica del festival: siempre esa nueva lectura es una aproximación al texto clásico. Hasta ahora, el equilibrio lo hemos podido mantener, lo hemos podido conseguir, y ha habido espectáculos que estarán para siempre en la memoria del espectador como el Calígula dirigido por Mario Gas.
- El segundo tiene que ver con el incremento de espectáculos en el programa Off Romà, que pone el acento en las artes escénicas de calle, con el circo... Que está mucho menos ligado a ese teatro clásico, en definitiva. ¿Por qué se ha tomado este camino?
- La primera sensación que tuve cuando empecé en Sagunt a Escena, incluso como espectador, es que había una especie de distanciamiento entre la sociedad saguntina y lo que sucedía allá arriba, en aquel teatro al que la gente acudía y pasaba y subía y bajaba, pero a los saguntinos les resultaba un poco ajeno. Ya existía el Off Romà cuatro ediciones antes de llegara yo, también muy restringido al espacio junto al teatro romano, pero mi intención fue siempre -y esto lo he aprendido de mi formación 'británica'- que un festival, para que la ciudad se implique en él, tienen que acercarse a la sociedad. Lo he visto en Aviñón, lo he visto sobre todo en Edimburgo, que lo conozco mucho mejor, y mi intención desde el primer momento fue que hubiera mucha actividad fuera del teatro romano para que la gente de Sagunto pudiera sentirlo muy cercano, y supiera que solo tenía que abrir la puerta, salir a la calle, y ahí delante tenía un espectáculo. Y aún se podría hacer mucho más por implicar no sólo a la gente en general, sino también al comercio, la restauración... En los dos festivales.
En Edimburgo o Aviñón, por ejemplo, tú entras a un bar y tienes un concierto en vivo. Esto todavía no sucede en Sagunto y tenemos que conseguir que suceda. Y, siendo muy consciente de lo que estoy diciendo, tenemos que conseguir que el Puerto de Sagunto se implique mucho más en Sagunt a Escena o conseguir que podamos implicarlo mucho más. Tal vez haya que plantearse, en una siguiente etapa, que el Off Romà sea mucho más cercano a la playa y a los turistas. Al ser dos núcleos urbanos, las cosas suceden como si estuvieran en otra ciudad.
- ¿El incremento del peso de las compañías valencianas en la programación ha venido para quedarse?
- Yo espero que sí. Espero que, sin embargo, consigamos el equilibrio necesario. Es decir, Sagunto a Escena no es un festival de artes escénicas valencianas. Para eso están nuestros festivales. Como bien sabemos, está La Mostra de Alcoi, por ejemplo, pero sí que es un festival en el que las artes escénicas de producción valenciana deben tener un peso específico importante. ¿Cómo hacerlo? Este año ha venido un poco dado por las circunstancias. ¿Podemos mantener esta cantidad de programación? Tendremos que verlo a partir de lo que sucederá en esta edición: yo no sé cómo va a responder la gente a esa veintena de espectáculos que tenemos en Off Romà, sobre todo, dadas las circunstancias, cómo van a responder los espectáculos de sala.
Yo creo que la gente, por lo que se ha visto ahora en julio y los espectáculos que ha programado el Ayuntamiento, tiene ganas de asistir y tiene ganas de meterse en un teatro a ver un espectáculo. Sucedió con Joglars hace un par de semanas. ¿En el mes de agosto van a tener ganas de meterse no sólo en los espacios cerrados, sino también en la glorieta o en el Centro Cívico, que estarán acordonados? Yo espero que sí y eso puede ser la medida de lo que pueda suceder en sucesivas ediciones.
- Entonces, visto a posteriori, ¿el peso que tenían antes las artes escénicas valencianas en Sagunt a Escena era insuficiente?
- Podía haber sido mayor pero hay problemas de calendarios. Si nos fijamos y estudiamos un poco cómo está organizado el calendario anual, lo que las producciones, ensayos, exhibiciones, etc., se refiere, hay que tener en cuenta que cuando las compañías ensayan para presentar una nueva producción, sí están pensando en el principio de temporada en otoño, no llegarían en condiciones a Sagunto. El equilibrio es complicado teniendo en cuenta que, además, en el mes de junio es cuando se suele celebrar la Mostra de Alcoi.
Creo que es cuestión de, junto con las compañías y los profesionales, analizar ese calendario y la lógica de las ayudas a las artes escénicas y a sus tiempos. Este año, hace un par de semanas que salió que salió el decreto de ayudas, por lo cual las compañías no han podido saber con cuánto dinero contaban para sus producciones hasta ahora. Eso significa que -intuyo- empezarán a ensayar por estos días para hacia octubre aproximadamente, poder gestionar los espectáculos, poder justificar las ayudas y todo. Es un problema de calendario, más que de necesidad o de deseo de los festivales.
- Siempre que se habla de Sagunt a Escena se le intenta comparar con los festivales de Mérida, Almagro y el Grec. ¿Tiene sentido que Sagunto aspire a esa Liga? ¿Falta demasiado para llegar allí?
- Falta mucho para llegar, muchísimo. Lo primero que hay que definir es qué festival es Sagunt a Escena. Hay una cosa, una cuestión que está muy clara Almagro es un festival de teatro clásico organizado por el INAEM del Ministerio de Cultura. Cuando empieza, solo estaba el Corral de Comedias y ningún hotel, y ha crecido con el impulso del ayuntamiento, la comunidad autónoma y, principalmente, el Ministerio. Mérida no tiene nada que ver con nada porque es de gestión privada, es un festival donde hay un seño que quiere ganar mucho dinero y tiene un teatro de 3000 localidades (casi 3 veces más que el Teatro Romano de Sagunto). Su sistema de producción y exhibición es totalmente distinto, empezando porque el festival son cinco o seis espectáculos, y cada uno de ellos está una semana para que una media de dieciocho mil espectadores por espectáculo se trasladen desde donde sea para visitar Mérida, porque ha habido una campaña mediática muy importante. El Grec, por último, es un festival donde se apuesta mucho, tiene 2 o 3 veces más presupuesto que Almagro y 10 veces más que Sagunto. Es el escaparate cultural del Ayuntamiento de Barcelona y se unen prácticamente todos los teatros privados y públicos de la ciudad. Es como si a Sagunto le pudiéramos sumar un festival como Tercera Setmana a lo largo de todo un mes y desde luego presupuestarlo de otra manera.
¿Podemos aspirar a jugar en esa Liga? En mi pueblo dicen "en diners, torrons". Es un problema de presupuestos. Si tú coges y pones a cinco o seis directores con cinco o seis compañías creando cinco o seis espectáculos extraordinarios con dinero que después puedan girar por todo el Estado porque no son necesarias y únicamente espectáculos hechos para el teatro romano, el festival se acercaría. Te pongo un ejemplo: un espectáculo como la Fedra que hizo Lolita ha estado dos años después girando por todos los teatros de España. Llenó el Teatro Romano en el mes de agosto y después, cuatro meses después, vino al Olympia y lo llenó durante otras tres semanas. Si el teatro romano pudiera producir espectáculos con esas características y después hacerlos girar... Pero para eso, el equipo de gente que se necesita habría que multiplicarse por diez sobre la que se está dedicando ahora. En definitiva, para compararse, habría que hacer de Sagunto un centro de producción, un cambio de paradigma.
- ¿Qué atención debería prestar Sagunt a Escena a La Nau?
- A nivel estrictamente personal, creo que La Nau de Sagunt le haría un flaco favor al festival si tuviera que contar con es espacio para exhibir espectáculos. La Nau de Sagunt no es un espacio adecuado para artes escénicas tal y como concebimos nosotros en este momento, las artes escénicas. La Nau de Sagunt debería ser otra cosa. ¿Que, en algún momento, tuvieron la capacidad de convertirse en escenario para un suceso especial de artes escénicas? Sin duda alguna, pero no debería ser un objetivo y un fin convertirlo en un espacio para las artes escénicas.
- Sobre el modelo de Sagunt a Escena: depende del IVC, pero está mancomunada la organización; aportan diferentes organismo, pero no hay un patronato; ahora parece que el cargo de dirección artística saldrá a concurso... ¿De qué manera, el no tener esa autonomía orgánica, le pasa factura a la hora de hacer del festival un proyecto?
- Lo primero que querría decir es, que como dirección artística, nunca ha habido ninguna interferencia entre la institución y la organización. Nunca me han cuestionado ni uno solo de los espectáculos que se han programado en estas cinco ediciones y he tenido autonomía total. Creo, además, que podría decir lo mismo del resto de festivales como Dansa València o Cinema Jove. Es decir, todos quieren una dirección que es la que organiza artísticamente en cada edición. El por qué a partir de ahora quieren que estos festivales salgan a concurso es algo que escapa a mi a mi entender. No lo veo ni bien ni mal, entiendo que se está haciendo en este y en otros organismos, pero este método no creo que sea ni mejor ni peor. Si tu confías en una persona por su currículum para llevar adelante un proyecto y esa persona demuestra que puede llevar adelante los retos que supone -yo creo que así ha sido en estos cinco años-, no entiendo el porqué habría que cambiar el sistema. No ha habido ningún tipo de injerencia por parte del IVC hacia mi trabajo, al contrario, me han ayudado en todos los sentidos.
- ¿Le vendría bien a Sagunt a Escena que se hiciera un patronato para mancomunar los esfuerzos entre las distintas administraciones e invitar al Ministerio? ¿o no tendría sentido con el peso que tiene ahora mismo?
- Sin duda, tendría sentido siempre y cuando ese patronato, como sucede con otros patronatos de otros festivales, sirviera para facilitar las tareas administrativas y económicas y no interfiriera de ningún modo en la dirección artística del festival. Sea un director artístico nombrado a dedo o por concurso. El patronato puede ayudar a facilitar mucho la organización administrativa y económica del festival. Por ejemplo, el Ministerio de Cultura no ayuda en estos momentos más de lo que puede al festival porque no hay un patronato. Si lo hubiera y se le invitará a participar, como sucede en el Palau de les Arts, podría ayudar económicamente al festival. Ahora, la única manera en la que puede ayudar es cuando el Ayuntamiento de Sagunto, ni siquiera la Generalitat, pide una subvención dentro de la línea habitual de ayudas del Ministerio. Si hubiera un patronato y estos organismos, incluso alguna entidad privada, pudiera incorporarse, sería estupendo económica y administrativamente.
- ¿Se presentará Juan Vicente Martínez Luciano al concurso de dirección de Sagunt a Escena para organizar el festival en 2021?
- Será mi quinto festival y yo quiero ver la respuesta, dadas las circunstancias de este año. El día a día y del festival va a ser muy difícil. Va a ser, en muchos casos, agotador. Yo soy una persona que se implica mucho en el día a día del festival: subiendo, bajando, montando, desmontando, estando dos horas antes de que empiece la función... Este año va a ser muy complicado, no solo por el número de funciones, sino por las circunstancias. Así que, para empezar, me gustaría esperar a ver cuál es mi estado de ánimo y mi estado físico cuando acabe el festival. A partir de ahí, ver las condiciones de las que estamos hablando, sobre todo si se está hablando de un concurso. Yo soy un funcionario, profesor de la Universidad de Valencia, y quizá las propias condiciones del concurso me impidan presentarme... Suponiendo que me interesara presentarme. Cosa que dudo, dudo que me apetezca presentarme a un concurso.