Julià Álvaro y Omar Islam son dos referentes de la lucha por un mundo no contaminado. Son dos personas implicadas y comprometidas. Cada uno en su contexto, con sus medios y con sus proyectos. Los dos han coincidido esta semana en Lamu, Kenia
Julià y Omar podrían no tener nada en común, pero lo tienen. Además de haber nacido los dos el mismo día, un 3 de septiembre aunque en diferentes años, ambos entienden la vida y la viven bajo el mismo prisma: el reciclaje, el respeto del medio ambiente y la gestión de residuos. Ambos llevan años comprometidos por un mundo mejor, menos contaminado y más limpio en todos los sentidos. Julià Álvaro es actualmente Secretario Autonómico de Medio Ambiente y Cambio Climático de la GVA, y Omar Islam es el fundador de la escuela construida con botellas Twashukuru Academy de la ong One Day Yes en Lamu, Kenia.
Ambos son ejemplo de la coherencia, la lucha, el trabajo bien hecho y de conseguir grandes cambios con pequeñas acciones. Sus vidas geográficamente hablando están alejadas pero cuando se han sentado juntos, a pesar de la barrera del idioma, han conseguido conectar y entenderse; han conseguido fluir, sin más. Julià Álvaro, acompañado por su familia, viajaron estas fiestas de Semana Santa hasta Lamu para conocer in situ el proyecto que apoyan de manera personal.
Lamu es una isla que sorprende por muchas razones. Una isla llena de contrastes. Un contraste brutal entre la naturaleza virgen y maravillosa de la isla con parajes únicos, con las montañas de basura que se crean en las zonas pobladas. No hay papeleras, no hay un alcantarillado digno, el mar es el vertedero del pueblo… y sin embargo, hay una escuela levantada sobre los cimientos del reciclaje.
Julià Álvaro es una persona tremendamente implicada con defender, trabajar y luchar por el medio ambiente. Y no ha encontrado destino mejor ni proyecto más acertado para visitar que la escuela de Omar, Twashukuru Academy School. Una escuela que va acorde con su mentalidad y su manera de entender el mundo desde la perspectiva del reciclaje. Una escuela que Omar Islam fundó hace 7 años en la isla de Lamu, en Kenia. Una escuela que crece de la mano de la ONG One Day Yes. Para Julià Álvaro, Lamu y la escuela Twashukuru ha sido una experiencia única e inolvidable, un proyecto de reciclaje que se levanta ante el grave problema de contaminación de la isla y del mar de Lamu (el Océano Índico).
Lamu es un lugar paradisiaco, ecológico porque no tiene contaminación de coches ni transporte, un lugar donde el transporte son los barcos y los burros. Es un lugar donde hasta hace poco no tenía problemas de contaminación pues toda su basura era orgánica, pero la vida moderna les trajo hace unos años soportes de plástico a esta isla, que sigue sin gestionar.
En Lamu hay basura acumulada por muchas zonas de la isla y vertederos improvisados en diferentes puntos sin ningún estudio ambiental ni de salubridad. Esta basura es caldo de cultivo de numerosas enfermedades, infecciones cutáneas, gastrointestinales, respiratorias y la proliferación de mosquitos, etc.
Los niños y niñas descalzos corriendo y jugueteando sobre montañas de basura, con todos los riesgos posibles para su salud, es una estampa fácil de ver en cualquier rincón de la isla
Lamu tiene un problema serio con la limpieza. No han recibido educación al respecto, el gobierno no conciencia a su población, no existe una correcta gestión de residuos. El mar se convierte en su vertedero.
Y entre tanta contaminación se levanta un proyecto modesto, pequeño y valiente que recicla vidas. Las vidas de 30 niños y niñas que en vez de ver cómo se arroja la basura al mar, ayudan a limpiar la playa de suciedad. Y con esas bolsas de plástico y esas botellas que se recogen se va construyendo la escuela donde estudian, donde aprenden a leer y a escribir, donde pueden jugar, correr, cantar y, sobre todo, comer.
Este proyecto es una lección de vida para los niños y niñas que en vez de tirar los residuos al mar, los recoge, los almacena y los utiliza para construir la escuela donde estudian
En este viaje Julià ha podido participar en la recogida de basura y limpieza de la playa que cada viernes hacen los niños y niñas de la escuela antes de zambullirse en la playa para aprender a nadar. El viernes es el día más chulo en la escuela porque van a la playa y porque comen pilau ( la paella swahili).
Que en Lamu haya una iniciativa que pretenda limpiar el mar y sobre todo educar en los valores del reciclaje y respeto del mediomabiente es algo digno de admirar, asegura Julià, sobre todo si vienes y ves el entorno de extrema pobreza en que se vive.
Según el secretario autonómico, quien forma parte de un proyecto de reciclaje así y se implica puede tener una sensibilidad distinta en un futuro, son pequeñas lecciones y baldosas que se dan en un universo contaminado. Es evidente que hay mucha tarea por hacer pero mientras hayan iniciativas particulares que ponen en valor comportamientos buenos en este sentido pueden ayudar a que las autoridades puedan ver que estas iniciativas calan y puedan implicarse y empezar a trabajar en esta linea.
En su visita a Lamu, Kenia, Julià no podía dejar de visitar y de interesarse por el proyecto de la escuela levantada sobre los cimientos del reciclaje: "Lamu es espectacular. Hay muchas cosas por hacer y a nivel medioambiental también hay muchas cosas por destruir. Es lo que tienen los lugares vírgenes y parajes naturales como el archipiélago de Lamu".
Para Julià es evidente que hay una falta de gestión de residuos y sorprende mucho el tema del alcantarillado. Sorprende mucho que todas las casas desembocan sus residuos en el mismo mar donde la gente de Lamu hace su vida. Sorprende pero se entiende.
En Lamu hay mucha gente viviendo junta en un espacio muy limitado sin las condiciones mínimas sanitarias para saneamiento de agua por ejemplo. La estructura de saneamiento va acorde al nivel de desarrollo, según Julià Alvaro, y por ello es tan escasa en Lamu. Un nivel de desarrollo que en Lamu no se tiene porque las personas están llenas de problemas y con preocupaciones tan necesarias como poder comer. Es difícil pensar que se puede empezar con el medio ambiente cuando no hay hospitales en condiciones o cuando le gente se busca la vida para sobrevivir.
Aun con toda la distancia que existe entre Valencia y Lamu, Julià Álvaro ve similitudes cuando observa las montañas de basura y asegura que en algunos puntos de la Comunitat Valenciana existen estas mismas montañas de basura que a priori asociamos a países en desarrollo.
Además el Secretario Autonómico observa cómo funciona el sistema de retorno de envases que quiere poner en marcha durante su mandato. Aquí en Lamu cuando compras un refresco de vidrio, los comercios incrementan el precio por el cargo que hacen del depósito hasta que lo retornas. A grandes rasgos podría ser algo parecido a lo que quiere hacer el gobierno valenciano, algo parecido a lo que hacíamos en España hace años.
En Lamu y en África en general, el retorno de envases se hace solo con los envases reutilizables, y en València el proyecto es más ambicioso y apuesta por hacerlo con los envases reutilizables y de un solo uso. Materiales que no se van a reutilizar, sino que se van a reciclar y de esta manera se garantiza que casi el 100% de los envases que se ponen en el mercado se van a recuperar y nada va a quedar en el mercado.
Con este sistema de retorno que lidera Julià Álvaro, se solucionan dos problemas: se hacen nuevos envases sin necesidad de adquirir nuevos materiales y se limpia el territorio de basura
Ahora esta idea que parece tan perfecta tiene que lidiar con los intereses económicos de las grandes empresas fabricantes de envases que ponen el grito en el cielo y que verán cómo sus negocios han de reconvertirse si se aprueba finalmente esta ley que daría luz verde a implantar el proyecto de retorno de envases.
El problema, según el Secretario Autonómico, es que en los últimos años se ha apostado de manera decidida por el único uso porque da negocio y mUeve dinero
Julià Álvaro encuentra similitudes con el proyecto de Omar también a la hora de reciclar pues mientras la escuela recicla esos envases para proteger el medio ambiente en Lamu con un proyecto pequeño que recicla las botellas o con iniciativas particulares de artesanos que trabajan el arte con el reciclaje; en España se trabaja de diferentes maneras con plantas de reciclaje y la implicación del gobierno.
Y es que el gran contraste podría ser la ausencia de autoridades en Lamu con la gestión de residuos. No existe ninguna implicación ni ninguna intención de trabajar en la educación y formación de sus ciudadanos con el medio ambiente. Por ello la escuela construida con botellas y todas las iniciativas de particulares tiene más valor, mérito e importancia y quizá con el tiempo consigan que las administraciones se impliquen.
Para Julià Álvaro la sensibilización y la conciencia del respeto del medioambiente se ha de trabajar en todas las direcciones posibles. Desde las administraciones públicas de manera drástica hasta las pequeñas acciones como la escuela de Omar.
Una escuela donde el reciclaje es el valor añadido de este proyecto. En un entorno donde el cuidado del medio ambiente no existe, educar a los niños en los valores ecológicos del reciclaje es la garantía de un futuro limpio. Todo lo que se construye en el proyecto se hace con material reciclado. Esas botellas son la base de la escuelita, son sus paredes, son sus cimientos, son su motor, su valor añadido, lo que la hace diferente, especial y única como el contexto que la envuelve.
La semana que viene... ¡más!