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Juncker: Tonterías, las justas

19/09/2017 - 

Aviso para navegantes. En una época de falsas revoluciones y de abandonos imposibles, el presidente de la Comisión Europea, nuestro jefe en Bruselas, ha hablado alto y claro. Durante su discurso ante el Parlamento Europeo sobre El Estado de la Unión, Jean Claude Juncker se dirigió hace unos días a los representantes de la soberanía popular reclamando “una Unión más unida, más fuerte y más democrática”. Se acabó el bailar 'la yenka', un pasito adelante y dos atrás. Aprovechando los vientos alisios, según sus propias palabras, Juncker apeló al Estado de Derecho, la libertad y la igualdad como nuestro denominador común.

En una época de indefiniciones y de transiciones, cuando la mordida del Brexit aún duele y el Procès de Catalunya hace tambalear los pilares de la  democracia, Juncker ha apelado a una Europa que camina al unísono. Atrás han quedado las veleidades de la Europa a dos velocidades, la Europa a la carta, esto me gusta, esto no me gusta… Dentro o fuera. Juncker ha dibujado una hoja de ruta hasta el 2019 e incluso el 2025 con uniones que hasta ahora se imaginaban imposibles. Dirigiéndose a la Europa de los 27 y obviando ya desde hace meses al Reino Unido, ha recordado la meta: la unión bancaria y la unión monetaria, la igualdad social y la libertad de circulación abriendo el espacio Schengen a todos los Estados miembros.

En unos tiempos de desánimo, cuando el paro juvenil se estanca y la bolsa de 20 millones de parados en la Unión provoca una mancha en la tan cacareada recuperación económica del dos por ciento, Juncker anuncia medidas proteccionistas postindustriales que recuerdan al siglo pasado, al milenio pasado. Reclama la calidad de nuestros productos frente a otros mercados y la igualdad de derechos entre nuestros trabajadores con la amenaza de sancionar a quienes provoquen el dumping social. Y anuncia que la unión comercial no será a toda costa, entonando el mea culpa por la falta de transparencia en las negociaciones del TTIP con Estados Unidos. No se negociará sino con reciprocidad y reclamando las mismas garantías en los productos y en la calidad del trabajo a los países que pretendan comerciar con la Unión.

En una época maldita, rodeados de guerras y exilios forzados, Juncker apela a la solidaridad de todos los Estados con los refugiados, al tiempo que deja clara la posición de expulsión de los inmigrantes económicos sin derecho al asilo. Pero al mismo tiempo recuerda que Europa envejece y hará falta mano de obra en un futuro no muy lejano, por lo que apela a los acuerdos de contratación legal de inmigrantes y a las ayudas al continente africano para su desarrollo.

En una época mala para la épica, en unos tiempos malos para la lírica, Juncker pone sobre la mesa la reciente creación de la Agencia Europea de Ciberseguridad y el reforzamiento de la seguridad en las fronteras a través de Frontex. Cuando la OTAN se pertrecha en el Este de Europa, mientras Rusia despliega en la Operación Zapad-17 a 12.500 soldados —o diez veces más— en la frontera de Ucrania y Bielorrusa, Juncker anuncia la creación de la Unión Europea de Defensa. Cuando el terrorismo masacra el corazón de Europa, Juncker llama a la creación de una Unidad Europea de Inteligencia que ayuda a prevenir tanto las amenazas internas como las transfronterizas, con ampliación de competencias a la nueva Fiscalía Europea.

En un mundo cada vez mas convulso e irreal, la Unión Europea sigue con paso firme, orgullosa de sus valores democráticos de igualdad y de solidaridad, y apelando al Estado de Derecho, la justicia y los derechos fundamentales respecto a nuestros países vecinos, como Turquía, donde no se respeta a los periodistas ni la libertad de expresión… ¿También en España? ¿También en Cataluña?

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