22/11/2024. Resulta muy difícil expresar con palabras el dolor que siente un pueblo devastado por la tragedia. Es imposible describir el desgarro producido por la pérdida de tantas personas, tantas vidas rotas que desgraciadamente representan la parte más trágica e irreparable de estos terribles sucesos.
La catástrofe producida por la Dana en la provincia de Valencia nos transporta en el tiempo a aquel fatídico año 1957 en que la ciudad de Valencia quedó anegada por las aguas del Turia, pero también a la terrible pantanada de Tous de 1982, por citar dos acontecimientos traumáticos acaecidos en una tierra que históricamente ha venido sufriendo con crudeza desbordamientos de ríos y barrancos, la fuerza destructiva de las aguas fuera de control.
Como se ha apuntado estos días, ya en el siglo XVIII el botánico ilustrado Cavanilles, en su gran obra Observaciones sobre la Historia Natural del Reyno de Valencia, advertía de la peligrosidad del barranco del Poyo y documentaba diferentes riadas, poniendo de manifiesto el carácter virulento y letal del comportamiento de nuestros ríos con ocasión de lluvias intensas.
Enesta ocasión, el pasado 29 de octubre, ha sido la peor Dana de las conocidas hasta la fecha, la causante de más de 200 víctimas mortales, con 75 municipios afectados, inundaciones y enormes daños personales y materiales en viviendas, empresas, infraestructuras, vehículos, en todo lo imaginable; lo que la convierte en una de las peores catástrofes naturales en Europa en lo que llevamos de siglo.
Pero como ha ocurrido en otras ocasiones en nuestra historia, la tragedia ha ido dando paso a la esperanza. Cuando el pesimismo parecía haberse apoderado del ánimo colectivo, el pueblo valenciano se puso en pie y se remangó. Cuando la angustia y la desesperación de tantos afectados eran un clamor y parecía que no habría consuelo posible ante un desastre de tal magnitud, surgió como la luz la solidaridad de la ciudadanía.
Una vez más, en momentos de grave crisis y de incertidumbre, se han hecho patentes el compromiso y el sentimiento de germanor que une a los valencianos, que se han volcado en ayudar a los afectados de manera ejemplar y desinteresada, invirtiendo tiempo y recursos, y haciendo algo muy importante: dar cariño y acompañamiento a los innumerables afectados, hacerles sentir que no están solos. Una solidaridad que también ha llegado de todos los rincones de España y de más allá de nuestras fronteras, todos ellos contribuyendo de manera decisiva a mitigar los efectos de tanta destrucción.
En una emergencia de esta gravedad, se ha visto la importancia y necesidad de unos poderes públicos preparados y con recursos, pues a estos compete dar una respuesta rápida y eficaz. Tiempo habrá para extraer lecciones de todo lo ocurrido y de revisar planes y procedimientos, pero es de justicia reconocer públicamente la inmensa labor de todo el personal de emergencias y protección civil de la Generalitat, del Estado y de la Administración local, policías, fuerzas armadas, o del Consorcio Provincial de Bomberos dela Diputación, que ha rescatado a numerosas víctimas.
En mi condición de alcaldesa de Carlet y diputada provincial, he de hacer una mención especial al trabajo realizado por alcaldes, concejales y servicios municipales, que se han dejado la piel y han estado en primera línea desde el principio, tomando decisiones para proteger personas y bienes, salvando vidas en horas críticas.
Desde la Diputación de Valencia con su presidente, Vicent Mompó, a la cabeza, vamos a seguir a pie de barro, como hemos hecho desde el inicio, atendiendo diariamente a alcaldes; coordinando la atención de sus necesidades; valorando daños y reparando infraestructuras(carreteras, puentes, depuradoras); asegurando servicios y suministros (luz, agua, telecomunicaciones, equipos informáticos);flexibilizando el pago de tributos; y, en definitiva, poniendo todos los recursos económicos, técnicos y de asesoramiento al servicio delos municipios afectados.
La Diputación de Valencia, como ayuntamiento de ayuntamientos, y en defensa de los intereses de la provincia y de sus habitantes, será reivindicativa y velará por la implementación de toda clase de medidas y por la movilización de cuantos recursos públicos sean necesarios para hacer frente a las consecuencias económicas y sociales de esta catástrofe.
Puedo adelantar que en las próximas semanas la Corporación Provincial, adoptará los acuerdos necesarios a nivel presupuestario. Dada la absoluta excepcionalidad de la situación, el presupuesto se centrará prioritariamente en las necesidades de los municipios afectados y será un instrumento para la reconstrucción y la vuelta a la normalidad.
Estamos ante un enorme reto colectivo con el que todos, Administraciones públicas y sociedad civil, estamos llamados a cooperar, codo con codo, con valentía y honestidad, con unidad y con espíritu constructivo, dando lo mejor de cada uno de nosotros, por nuestros pueblos, por nuestras gentes en recuerdo de quienes ya no están con nosotros.