El economista jefe en China de DWS recomienda fijarse en la evolución de los datos de las exportaciones estadounidenses hacia China
MADRID. Si nos fijamos en las exportaciones estadounidenses a China, parece que la actual política comercial de Estados Unidos está resultando contraproducente. La Administración Trump empezó a imponer aranceles a las importaciones procedentes de China a principios de 2018 con el objetivo de encarecer los productos chinos y reducir su atractivo para los consumidores estadounidenses.
China respondió imponiendo a su vez aranceles a ciertos productos estadounidenses. Podría pensarse que esta política resulta más perjudicial para los exportadores chinos que para los estadounidenses, sobre todo teniendo en cuenta que fue Washington quien dio el primer paso. Irónicamente, ha ocurrido justo lo contrario, como reflejan los últimos datos sobre comercio internacional que recoge nuestro 'Gráfico de la Semana'.
En abril, las exportaciones chinas a Estados Unidos se redujeron un 13,1% (en términos interanuales) mientras que las importaciones de productos estadounidenses cayeron un 25,7%, ampliando aún más el déficit comercial estadounidense con China. Como las cifras mensuales suelen ser muy volátiles, el gráfico suaviza esta volatilidad al mostrar la tendencia en periodos de doce meses consecutivos.
En comparación con los niveles del cuarto trimestre de 2018, las exportaciones chinas a EE UU han caído un 3% (a 30/4/2019), mientras que las importaciones de productos estadounidenses se han desplomado un 15%. Incluso en términos absolutos, la caída de las importaciones estadounidenses por parte de China supera por un factor de 2 la caída de las exportaciones chinas a EE. UU.
Por lo tanto, parece que de momento el conflicto comercial perjudica a las dos partes, aunque los exportadores estadounidenses se están viendo más afectados que los chinos. El robusto sentimiento de los consumidores y los acuerdos alcanzados inicialmente para evitar los aranceles explicarían por qué las importaciones estadounidenses de productos chinos no se han reducido mucho. Además, creo que la resistencia de China a los aranceles estadounidenses puede responder, en parte, al hecho de que el país ha logrado ampliar sus mercados de exportación en los últimos dos años.
La caída de las importaciones de productos estadounidenses apunta parcialmente a un problema general de EE UU que se hace evidente al analizar los datos comerciales de China con el resto del mundo. Algunos productos que China solía comprarle a Estados Unidos -como los brotes de soja- se importan ahora de Brasil, como respuesta a la imposición de aranceles. Todos los datos sugieren que la escalada del conflicto comercial resultará negativa prácticamente para todos, empezando por los consumidores estadounidenses.
No obstante, basándonos en los datos de los que disponemos, parece que el perjuicio será incluso mayor para los exportadores estadounidenses, supuestos beneficiarios de la política comercial de Washington.
Xueming Song economista jefe de DWS en China