VALÈNCIA. El estreno de la película islandesa The Swan marca el inicio de la Sección Oficial de Largometrajes de la 33 edición de Cinema Jove. La ópera prima de Ása Helga Hjörleifsdóttir, adapta la novela homónima que escribió Guðbergur Bergsson, de mucho éxito en Islandia, sobre una niña de nueve años que pasa el verano en una granja y observa el mundo y las emociones de los adultos que la rodean.
“El libro tuvo un profundo efecto en mí cuando lo leí. Conecté muy profundamente con la historia y con su narradora, la niña. De una manera misteriosa, esta es la película que he querido hacer desde que tenía nueve años, los mismos de la protagonista”, asegura la directora debutante.
El actor protagonista, el islandés Thor Kristjansson, presentará la película en la jornada en la que comienza la Sección Oficial de Largometrajes de Cinema Jove, festival organizado por el Institut Valencià de Cultura. Este año 10 películas compiten por la Luna de València, procedentes de otros tantos países, entre estos México, Japón, Hungría, Polonia o Suiza. Además, concursa una película valenciana por primera vez en la última década: ‘#Seguidores’ (Iván Fernández de Córdoba, 2018).
El director del festival, Carlos Madrid, destaca la profundización en el espíritu genuino de Cinema Jove en esta edición, por el carácter “joven” de las películas a concurso, no sólo por el límite de edad de sus creadores (40 años), sino por “los temas e inquietudes narrativas” plasmados en estas. En este sentido, Madrid incluye a The Swan entre las películas de este año con carácter iniciático, ‘coming of age’, en las que la observación del mundo de los adultos cambia la concepción de la vida del infante que mira.
“La niña protagonista de la película es como la cámara en cierto modo, que percibe las cosas sin juzgarlas, que siente el dolor y la tristeza de la gente, su soledad, y que es capaz de consolar a los adultos sin entenderlos del todo”, indica la directora islandesa, Ása Helga Hjörleifsdóttir.
La película es un drama introspectivo ambientado en el medio rural y el paisaje exuberante del norte de Islandia es un personaje más. La directora debutante dice que pensó en la naturaleza como una extensión de las mentes y las almas de los personajes y viceversa, y detalla este proceso de una manera muy gráfica: “Estuve dándole muchas vueltas a las emociones que podíamos encontrar en las imágenes de la naturaleza. Por ejemplo: ‹Este río transmite ansiedad. Usemos la imagen aquí, cuando la chica se siente abrumada por la ansiedad›. O bien: ‹Mmm, el sonido de estos caballos corriendo es muy tenso y rítmico. Conectemos ese sonido con el sonido del latido de la chica mayor›”.
La islandesa rechaza la tendencia a la simplificación emotiva de los personajes en el cine con respecto a su mayor complejidad en la literatura. “Es como si la gente pensara que en las películas no hay espacio para la misma profundidad emocional. Como que cuando estás feliz, estás feliz y punto. O que cuando estás triste, estás triste y punto”.
El reto de captar esa complejidad presente en el libro es, precisamente, una de las razones por las que Hjörleifsdóttir considera que esta novela ha sido de algún modo la culpable directa de que haya enfocado su vida a dirigir películas. En cuanto al paisaje que se retrata en The Swan, tanto humano como natural, la directora lo define como “un caos, tan brutal como bello’.
La proyección de la película en La Filmoteca tiene el aliciente de la presencia del actor protagonista, Thor Kristjansson, que pudimos ver en nuestro país en el elenco de Drácula, la leyenda jamás contada (Bright Eyes, 2014).
Kristjansson encarna en ‘The Swan’ el personaje de un campesino empleado temporalmente en la granja donde transcurre la historia y que, al mismo tiempo, es en la intimidad un escritor compulsivo que vive una tormenta interior intensa. “Es un personaje transgresor y salvaje, pero al mismo tiempo extremadamente disciplinado y cuidadoso en lo que respecta a su escritura”, asegura la directora de The Swan, que confiesa sentirse seducida por los personajes complejos y paradójicos como el de la propia niña protagonista, “ingenua, pero al mismo tiempo profundamente sabia”.