En el año que acabamos de inaugurar, las farmacias harán su agosto con los ansiolíticos por la enorme cantidad de procesos judiciales en marcha. La compra de Valmor es uno de ellos
Mucho se ha escrito sobre este turbulento tema que tuvo como resultado que los valencianos vayamos a pagar todo el desaguisado que montaron entre la empresa privada Valmor y la Generalitat, con la colaboración necesaria de Bernie Ecclestone, por disfrutar unos cuantos años de las carreras de F1 por el puerto de Valencia. Aquello que parecía ser un buen negocio para los socios de dicha empresa y que iba a colocar a nuestra ciudad en el mapa mundi a coste cero, ha dado con los huesos de algunos en el banquillo del juzgado.
Estos días hemos sabido que la Sindicatura de Comptes en su informe anual detecta falta de información en la memoria de la empresa pública Circuito del Motor, respecto a las posibles contingencias que pudieran derivarse de la no celebración en el 2013 y 2014. Estos compromisos contraídos por la entidad pública, asumidos por la compra de Valmor Sports, podían acarrear más problemas de los que ya existen.
La falta de transparencia en esta empresa ha sido la tónica general a lo largo de su historia, según los informes anuales de la Sindicatura que no ha parado de llamarles la atención por la opacidad de sus actuaciones y de sus explicaciones en las diferentes memorias. A esto habría que añadir las continuas ampliaciones de capital con cargo al erario público para poder mantener sus caprichos.
Ninguna empresa privado hubiera podido mantenerse en esa línea que les ha caracterizado, de no ser por que los socios eran la propia Generalitat. La caja del Circuit ha estado siempre al capricho de sus directivos, de ahí que cuando Valmor se hace con la celebración del Gran Premio de F1, Julio García -por cierto, nada se sabe de él- al frente de la entidad, abre un grifo importante para que Jorge Martinez Aspar, amo y señor, cargue todo tipo de gastos relacionados con la carrera en sus arcas.
Incomprensiblemente, como proveedor de Valmor nunca llegó a cobrar la sociedad del circuito y al final apechugo con la compra ruinosa, sus consecuencias, y sus responsabilidades, liberando a los administradores y socios de Valmor de todo tipo de posibles compromisos. Algo inédito.
Julio García fue sustituido por Gonzalo Gobert, que llevó a cabo el último Gran Premio celebrado y se comió la famosa operación de compra, pero independientemente de lo que haya encontrado en los cajones y al parecer no plasmado en la memoria de la sociedad, existen personajes directivos como Natalia Meneu o Pablo Pernia, que llevan en el Circuit de Cheste desde su inauguración y se saben todo lo habido y por haber. Tras las pesquisas del fiscal, ahora van a comenzar a desfilar por el juzgado pertinente los testigos e investigados, concretamente Adrian Campos, lo hará el próximo 28 de enero, y así sucesivamente.
Ante la que le viene encima, está intentando por todos los medios salvar su imagen profesional como gestor de su equipo de motos, y así desligarse del asunto. No hace mucho, comentaba que se le estaba involucrando su carrera con los escándalos de la Fórmula Uno, y que había que estar lo mas lejos posible de los políticos.
Me parece que ha tardado mucho en darse cuenta, ya que desde muy jovencito recién ganados sus primeros títulos mundiales por los años 80, su relación con la familia Blasco fue intensa. Alfonso Rus, amigo de toda la vida, dice. No digamos su amistad con Paco Camps, que fue clave para montar la empresa Valmor Sports, o como se deslumbraba con los Cotino.
Echarle ahora las culpas a todos aquellos que él adoraba, no conducen a nada, y muchos menos decir que en esto de la F1 lo metió su examigo Adrian Campos, que fue el organizador de los primeros contactos entre los políticos y Bennie Ecclestone para traer las carreras a Cheste y no al puerto. Por suerte para Campos, fue apartado del tinglado a las primeras de cambio -nunca lo agradecerá bastante-, y ni tan siquiera lo invitaron a la presentación del gran acuerdo, a bombo y platillo en el Hemisfèric. Mucho me temo que el único culpable de todos sus males tienen un nombre: Jorge Martínez Aspar.