VALÈNCIA. Las playas de la provincia de València se enfrentan a una grave regresión: el agua avanza cada vez más y la arena desaparece del mapa. Ante esto, la aportación de arena se ha convertido en una de las principales medidas adoptadas por el Gobierno. Aunque las localidades afectadas agradecen las iniciativas de este tipo, defienden que no es suficiente y exigen soluciones a largo plazo.
Tal y como ha avanzado Valencia Plaza, Costas ha presentado un proyecto que busca regenerar siete playas de la comarca de la Safor mediante el trasvase de 691.381 m3 de arena. El plan, sometido a información pública y con el plazo de presentación de alegaciones abierto, tiene como objetivo proteger el ecosistema y conseguir una anchura capaz de frenar la fuerza del oleaje. Su presupuesto total es de 15,6 millones de euros.
Daimús, uno de los municipios involucrados, lleva dos décadas luchando para salvar la playa de las consecuencias de la erosión. De esta manera, la problemática no es nueva, sino que se trata de una reivindicación ya histórica a la que cada vez se suman más lugares, que unen esfuerzos para lograr que se conozca el deterioro ocasionado.
Su alcalde, Francisco Javier Planes, expresa: "Todos los proyectos que se hagan nos parecen súper bien porque desde el 2004 nunca se ha llegado a nada, prácticamente. La aportación de arena es positiva, pero es algo pasajero". Según explica, en marzo de 2019 recibieron una cantidad que en mayo desapareció por un temporal. Por ello, señala: "Está bien, pero no es la solución; tiene que ser algo definitivo y real".
Los temporales, cada vez más frecuentes por los efectos del cambio climático, son una de las principales preocupaciones que rodean esta cuestión, puesto que cuando la regresión y las lluvias intensas van de la mano se producen daños en infraestructuras y se ve amenazada la seguridad de la población. Tal y como recuerda el concejal de Turismo y Playas de Oliva, Joaquín Calafat, la borrasca Gloria provocó una catástrofe: "Oliva no tiene paseo marítimo. Si no hubiese sido por las dunas, se hubiese inundado parte de las viviendas que hay detrás". Esto se debe a que el mar gana territorio y se acerca desafiante a las edificaciones en primera línea.
Califica la intención de regenerar las playas como un hecho "positivo", a la vez que lamenta que solo se haya centrado en la de Terranova y se hayan dejado de lado, en este caso, las otras siete que hay en el municipio. Asimismo, afirma que hay soluciones más efectivas, como los espigones, y destaca el papel que ejerce un pequeño espigón ubicado al lado del puerto. "Se ha demostrado que hay una cantidad ingente de arena gracias a ese pequeño espigón", asegura.
Por su parte, Vicent Mascarell, concejal de Playas y Turismo del Ayuntamiento de Gandia -otro de los municipios involucrados en el proyecto-, explica que también se muestran satisfechos, ya que se beneficiarán las playas de la comarca. Además, hace hincapié en los pueblos del sur, que son los que presentan más problemas de regresión, en parte debido a la ampliación del puerto de Gandia.
Sostiene: "Coincido en que la arena es insuficiente, deben actuar en otras áreas como puede ser incorporar espigones debajo del agua. Es una buena noticia, pero debe haber un planteamiento a medio largo plazo".
Se generan así sentimientos encontrados en los consistorios perjudicados. Una fusión de alegría, al sentir que sus peticiones están siendo escuchadas al fin, que se mezcla con una decepción acumulada ante la falta de acciones de los últimos años. Se revive la esperanza a la que se agarran firmes para recuperar la seguridad que quedó atrás y que desean más que nunca.