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el dedo en el ojo

La aureola de Aurelio

Gracias a su proximidad con el PSOE, el catedrático Aurelio Martínez ha podido ir encadenando cargos de responsabilidad desde los años 90. El balance de quien tiene el futuro del Puerto —y la ciudad— en sus manos es, por decirlo suave, magro

| 14/11/2021 | 7 min, 28 seg

VALÈNCIA.- Se escribe mucho sobre la ampliación del Puerto de Valencia, y se habla más. Obvio, pues es un tema en el que la ciudad y la Comunitat Valenciana se juegan mucho. En este asunto hay intereses empresariales, sobre todo para la compañía que tiene pendiente la concesión de la terminal. Hay en juego empleo, aunque en este sentido hay dudas sobre la cantidad de puestos de trabajo que puede generar, de manera directa y estable, la ampliación. Los sindicatos de estibadores consideran que se perderán más que otra cosa. Pero, sobre todo, hay dudas del impacto medioambiental que puede provocar la continuidad de las obras que empezaron años atrás.

Todo el peso de la trascendente decisión recae sobre la figura de Aurelio Martínez, el presidente de la Autoridad Portuaria de Valencia. Un catedrático de Economía Aplicada que ha tenido numerosas responsabilidades, amparado por su relación con el PSOE, que siempre ha mirado con enorme admiración a los que provenían del mundo académico, confiriéndoles un rol importante toda vez que llegan al poder.

Aurelio llegó al Puerto en 2015 nombrado por el Consell. Se supone que tras el consenso de los empresarios, en concreto de dos, y de miembros del consejo que estaban ahí nombrados por la Administración. Fue una elección de Ximo Puig. Aunque lo cierto es que no hubo empujones para optar a ese puesto. Eso sí, contactaron con otro candidato. Un perfil mucho más técnico, que había ocupado un puesto de relevancia en un organismo público con gran éxito. Se reunieron pero no le volvieron a llamar. Una decisión que chirriaba, teniendo en cuenta que no siempre le han salido bien las cosas al señor Martínez, más bien, al contrario.

Entre 1993 y 1995, el presidente de la Autoridad Portuaria de Valencia fue conseller de Economía con el gobierno de Joan Lerma. Aurelio Martínez militó en el Partido Socialista Popular durante la Transición y colaboró en el equipo de asesores del presidente del Gobierno, Felipe González. Ahí ya se había ganado la admiración entre los socialistas. Luego, pasó a ser cabeza de lista del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en las elecciones municipales del 28 de mayo de 1995 en València (bueno, en aquel entonces, sin acento en la e), en las que la candidatura del Partido Popular estaba encabezada por Rita Barberá.

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Como bien recordaba el periodista Carlos Navarro en eldiario.es, el economista llevaba en su programa electoral que se mantendrían los límites actuales de expansión de las instalaciones portuarias y propondría abrir la zona central del puerto antiguo a la actividad de la ciudad. Las ideas pueden cambiar con el tiempo. El caso es que Barberá, que manifestaba a los suyos estar encantada con Aurelio de rival, arrasó, más de lo previsto y contado por las encuestas. Martínez no tuvo suerte en la primera línea de la política, pero no dejó de tener el cariño de los suyos. 

Entre 2004 y 2009, estuvo al frente del Instituto de Crédito Oficial. Allí, entre otras cosas, el Tribunal de Cuentas señaló que, bajo su presidencia, los errores y deficiencias cometidos por el ente en la gestión de la línea ICO-Plan Avanza fueron los responsables del fracaso de las ayudas y préstamos otorgados por el Ministerio de Industria para el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), especialmente en las pymes, los autónomos y las familias. Fue cesado por José Luis Rodríguez Zapatero. Como salida llegó la presidencia de Navantia, donde tampoco hizo nada reseñable, «y eso que era un trabajo eminentemente comercial, que es su mejor baza», nos relata un viejo compañero de andanzas. Duró poco.

De ahí pasó a liderar, en 2011, y como presidente, la recientemente creada Sociedad Estatal Loterías y Apuestas del Estado para pilotar la salida a Bolsa. La historia se repitió, tanto que acabó en estrepitoso y sonoro fracaso. En aquel entonces, dijo Aurelio, en su defensa, que la suspensión de la operación era una señal de «fortaleza» de España, que no fue un «fracaso» ni del Gobierno ni del equipo encargado de llevarla a cabo, sino de los mercados, que no la valoraron adecuadamente. 

Como saben, también pasó por el Valencia CF, como presidente de la Fundación, en un momento extraordinariamente complejo que acabó con el proceso de venta. Junto a Amadeo Salvo lideró y avaló la propuesta de Meriton Holdings. Meses antes negó que Bankia quisiera vender el club y, luego, se esforzó para que la venta se produjera, eso sí, sin las debidas garantías, como luego ha quedado demostrado a pesar de la defensa a ultranza que hizo Martínez. Un compañero periodista me comentó una vez que Aurelio era el ‘Lotina de la política’, recordando la figura de Miguel Ángel Lotina, entrenador que tenía, lo que se suele llamar, buena prensa. Caía bien, tanto como caían sus equipos de división. Por cierto, Libertad VCF y Jaime Navarro han demandado a Amadeo Salvo y Aurelio Martínez por la venta a Peter Lim.

Martínez mantiene el respeto y el cariño de parte del PSPV, a pesar de sus sonados errores. Algunos dirigentes con experiencia y credibilidad, se echan las manos a la cabeza con el trato recibido por el señor Martínez por parte de Puig y compañía. Cada vez que les hemos preguntado, esbozan una sonrisa diabólica.

«Aurelio es el ‘Lotina de la política’, recordando la figura de Miguel Ángel Lotina, entrenador que tenía, lo que se suele llamar, buena prensa. Caía bien, tanto como caían sus equipos de división»

El caso es que en sus manos está que el Puerto crezca, que lo haga de manera sostenible y que el impacto de la ampliación no acabe siendo un hito del que arrepentirse. «Está seguro de que va a dejar un legado, de que él dejará al Puerto en una situación envidiable», nos asegura una persona que ha trabajado a su lado durante bastante tiempo. Tanto esta como otras consultadas aseguran que quien, de verdad, maneja los hilos es el director del Puerto, Francesc Sánchez. Y Aurelio se dedica a la parte institucional. Su predecesor, Rafael Aznar combinaba las dos funciones; relaciones y gestión. Esta situación podría haberse evitado y haber despejado dudas pidiendo una DIA simplificada en su día. Seguro que con la presión adecuada, el plazo de su tramitación se hubiera acortado y, quizá, se habría evitado acabar en los tribunales o alargando innecesariamente el proceso. 

O dar marcha atrás, como hizo recientemente con el rescate de los terrenos de la antigua Unión Naval de Valencia a favor del naviero Vicente Boluda, quien como compensación por el final anticipado de la concesión de sus astilleros, que llevaban siete años sin actividad, iba a recibir por parte de la APV una nueva concesión sobre una parcela próxima de más de 4.000 metros cuadrados para la construcción de la sede corporativa de todas sus empresas.

La decisión se produjo ante la advertencia de la Abogacía General del Estado. Ahora está en manos del TSJ. Un experto jurídico cree que Boluda tiene el pleito ganado pues se realizó conforme a lo que la ley, en la que se basa esa concesión, dicta. Pero eso es cosa de la Justicia.

En cualquier caso, a estas alturas, no se han despejado las dudas del impacto que podría generar en L’Albufera la próxima actuación en esa ampliación. Y lo que es peor, si se da el visto bueno, hay que solucionar los problemas de acceso de camiones. Cosa que pasa por el acceso norte sobre el que el Puerto contempla tres opciones. Caras y con un alto coste medioambiental que pasará por una Declaración de Impacto Ambiental acorde con los parámetros que se mueven ante la emergencia climática, distintos a los de hace catorce años. La fecha de la DIA en la que se ampara el Puerto para continuar con la ampliación norte.

* Lea el artículo íntegramente en el número 85 (noviembre 2021) de la revista Plaza

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