VALÈNCIA (VP/EP). La Fundación Chirivella Soriano inaugura la mayor retrospectiva realizada sobre la obra de la artista Monika Buch, que resume, a través de 120 obras, más de seis décadas de la trayectoria de esta autora, marcada por la investigación sobre la forma y su "pasión geométrica".
La muestra, que se podrá visitar hasta el próximo 9 de septiembre, ha sido presentada este viernes por el comisario de la muestra, José Luis Martínez Meseguer; la artista Monika Buch; el director del Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana, José Luis Pérez Pont; y el presidente de la Fundación Chirivella Soriano, Manuel Chirivella.
La exposición muestra, a través de siete apartados, la "pasión geométrica" de Buch, la sitúa como "artista, mujer y valenciana", y reivindica su obra como una de las trayectorias "más interesantes" del arte valenciano del siglo XX.
Martínez Meseguer ha explicado que la artista valenciana no ha seguido una trayectoria "lineal", sino que "toma y retoma ideas anteriores", lo que le ha permitido seguir progresando en sus investigaciones y en los "resultados plásticos" que se derivan de ellas.
En palabras de Buch: "Siempre parto de una idea o pregunta que quiero resolver. Me interesa la percepción, qué es lo que veo y por qué, por eso me gusta trabajar en un tema con variaciones. La estética es importante, pero muchas veces más en un segundo plano. Una obra puede ser agradable de ver, pero para mí tiene que tener algo más, algo interesante que atrae tu mirada cada vez y quieres descubrir lo que te inquieta".
El director del Consorci de Museus ha señalado que la exposición "reconoce" la trayectoria creativa de Buch y permite "enriquecer el relato" del arte contemporáneo valenciano, y ha indicado que la artista, que comenzó su carrera sin un "referente cultural femenino" en el que mirarse, es hoy en día, "un ejemplo para todos".
Por su parte, Manuel Chirivella ha destacado que en toda la obra de Buch se aprecia la "incesante búsqueda" de la relación entre forma y color, la combinación de progresiones de color con estructuras geométricas, en la que la superposición da lugar a "nuevas impresiones visuales" que permiten al espectador "interactuar" con ellas en un inacabable proceso de reconocimiento estético.
Las 120 obras, que han sido cedidas para la exposición por coleccionistas privados y del fondo de la propia artista, se agrupan en siete apartados diferentes, independientemente de su año de creación, a pesar de la "dificultad" que esto ha supuesto para el comisario, ya que Buch mezclaba distintos estilos en las obras.
De esta forma, las piezas realizados en los años de Ulm (Alemania), donde cursó sus estudios en la escuela de diseño, componen la etapa de formación, que se sitúa en la planta baja del museo y es la que más "sorprende" al comisario por la juventud de la artista. En ese espacio también hay una proyección con fotografías de la artista a lo largo de su vida.
"Cualquiera de las 120 piezas escogidas en la exposición son impresionantes. Sin embargo, las obras de su etapa formativa, 1956-1958, en Ulm, son quizá las más relevantes, porque pese a ser sus comienzos, sorprende la perfección en la ejecución", ha señalado Martínez Meseguer.
El segundo apartado se compone por las obras lineales, que son la "geometría en estado puro", en las que algunas de ellas cuentan con 5.000 líneas con distintas tintas de colores hechas a mano y se observa la "reiteración" de elementos "década tras década". "Lo que me interesa es la parte artesanal. Me preguntan si hago mis obras con el ordenador, pero no lo haré nunca porque me gusta ver la textura o el material y, aunque intento trabajar lo más exactamente posible, siempre hay imperfecciones que demuestran la mano de obra", explica la artista, que ha realizado todas sus obras a mano.
En las figuras modulares, la artista "juega" con las gamas de colores y con la repetición en distintas obras; mientras que las figuras imposibles, o trampantojos, que destacan por "engañar" al espectador.
El apartado de obras óptico-cinéticas pretenden llevar movimiento a la bidimensionalidad, en las que se aprecia un "cambio de colores y formatos" y donde Buch juega con las luces y colores en obras que son relativamente recientes. "Los colores pasan casi siempre de claro a oscuro o viceversa. La diferencia entre un color y el siguiente no se puede percibir directamente, ya que es mínima. Si hay algún salto, este se puede ver solamente cuando has hecho los pasos siguientes", manifiesta la creadora.
Por otra parte, en las obras casuales, que son en su mayoría collages, la repetición de un mismo módulo deja cierto "azar" en el resultado según la carga de acrílico que conlleve el tampón utilizado; y el apartado de investigación aparecen piezas cuya experimentación reitera a lo largo del tiempo.