La ciudad se reconcilia con las aves: ya podemos escuchar hasta 40 especies

17/04/2020 - 

VALÈNCIA (EFE/Loli Benlloch). El silencio en las ciudades debido al confinamiento ha ocasionado que volvamos a escuchar los trinos de las aves que habitualmente están cerca y cuyo sonido suele quedar apagado por el ruido de los coches: solo con prestar atención desde la ventana, podemos descubrir entre 30 y 40 especies distintas.

"Parece que hay más aves en la ciudad, pero lo que pasa es que ahora las podemos escuchar al haberse reducido el tráfico rodado y el ruido ambiental", explica a EFE el ornitólogo Jesús García Gans, miembro de la Sociedad Valenciana de Ornitología y de un grupo local de SEO Birdlife.

García Gans advierte además de que, desde hace unos años, las aves "tienen que cantar más fuerte" en las ciudades para poder "escucharse entre ellas" debido al ruido ambiental, si bien desde que comenzó el confinamiento "vuelven a cantar en su tono normal" gracias a que los seres humanos han reducido su "jolgorio".

La paloma bravía, la tórtola turca, la cotorra de Guayaquil, el avión común o el gorrión común son algunas de las especies que más se pueden ver y escuchar en la ciudad de València, así como el mirlo común o el estornino negro.

El ornitólogo señala asimismo que hay especies que habitualmente se quedan en las copas más altas de los árboles o en sitios más escondidos que ahora "se mueven más" y son más visibles en estos momentos, en que se presta una mayor atención a lo que ocurre al otro lado de las ventanas.

El confinamiento ha dado lugar también a organizar "maratones ornitológicas cooperativas y confinadas" para observar las aves durante una o dos horas desde las terrazas y balcones de casa, que han permitido por ejemplo detectar en València 528 aves de 68 especies por parte de 35 observadores en una de esas jornadas.

 
"La gente se aburre en casa, mira por la ventana y ve las aves, a las que antes no prestaba atención, lo que ha dado lugar a una especie de red de observación a nivel casi mundial", destaca el ornitólogo, quien resalta que ahora hay "un montón de ojos pendientes" de ellas.

Según señala, también coinciden estas fechas con la época de migración prenupcial, de forma que están cruzando las ciudades las aves que estaban en África y se dirigen ahora a sus "cuarteles de cría", como cigüeñas, abejarrucos o espátulas, que al no haber gente en las calles "van más tranquilas de un sitio a otro".

Además, están llegando especies como los vencejos comunes o los vencejos pálidos, que tienen las alas en forma casi de hoz, vuelan continuamente y solo se posan en época de reproducción, y cuando vuelan en grupo "arman un ruido que es típico de las primaveras y los veranos" en la península.

García Gans explica que hay gente a la que "le llama la atención, o incluso gente a la que le molesta" oír a las cuatro o las cinco de la mañana a los mirlos, que se posan en las antenas o en las copas de los árboles "a cantar, a marcar territorio".

También están llegando las golondrinas, que están haciendo nidos en Campanar, y se empiezan a escuchar los primeros ruiseñores o se están avistando alcaravanes en la huerta de Benicalap o de Burjassot.

"Es una forma de distraerse, de que la gente que está metida en casa observe la naturaleza más cercana", indica el ornitólogo, quien precisa que durante la reciente luna llena pudieron observarse bandas de garzas y martinetes cruzando la ciudad a la luz del astro.

Alerta de que cuando vuelva la actividad diaria a la normalidad y las personas vuelvan a salir a la calle, las aves, que han "estado tranquilas" durante más de un mes y han "perdido el miedo a la gente, volverán a tener que cambiar sus condiciones de movimiento".

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