VALÈNCIA. Conocer la bioaccesibilidad de nutrientes es de gran importancia para la industria agroalimentaria, el sector salud y, en general, cualquier servicio relacionado con el bienestar de las personas que tenga su origen en la alimentación. Este hecho permite, por ejemplo, evaluar los procesos de liberación y eficiencia de compuestos bioactivos, probióticos y suplementos alimentarios en condiciones gastrointestinales simuladas, así como la resistencia gastrointestinal de compuestos presentes en los alimentos que son potencialmente nocivos, e incluso la digestibilidad y absorción de nutrientes en condiciones gastrointestinales alteradas, ya sea por la edad o como consecuencia de enfermedades crónicas.
Unas oportunidades de innovación en materia de microbioma y biodisponibilidad que pueden servir para generar proyectos entre universidades, centros de investigación y empresas, tal y como se puso de manifiesto en el encuentro Microbioma y Biodisponibilidad. Retos clave para la cadena de valor del sector alimentario, que se celebró en el auditorio del cubo azul del parque científico de la Universitat Politècnica de València, dentro del programa de innovación abierta Innotransfer, que cuenta con el apoyo de la Agència Valencia de la Innovació (AVI) como actividad clave enmarcada en las prioridades detectadas por los Comités Estratégicos de Innovación Especializados (CEIE) de la agencia. Estos retos de innovación han sido detectados por la Ciudad Politécnica de la Innovación (CPI), parque científico de la Universitat Politècnica de València (UPV), con la colaboración de Fedacova, Ainia, Bioval, FoodUPV y Fisabio.
Durante la jornada se presentaron ocho retos por el lado de las empresas y cuatro propuestas de solución por parte de universidades y centros de investigación, de las veinte que se han presentado hasta ahora, ya que el programa sigue abierto para que los interesados puedan seguir enviando sus propuestas.
Este intercambio de ideas, retos y soluciones es la base de Innotransfer, “donde vamos poniendo en contacto a empresas y centros de conocimiento y eso hace que se vayan llevando a cabo iniciativas y que podamos transferir el conocimiento a las empresas”, apuntó Juan Vicente Capella, director de la Ciudad Politécnica de la Innovación de la UPV. Un aspecto que también destacó Ángela Pérez, presidenta de Bioval Clúster Bio Comunitat Valenciana, “la labor de Innotransfer es clave porque consigue hacer ese match entre empresa y ciencia, que es muy difícil de conseguir. Así la investigación sale del laboratorio y se lleva al plano de la aplicación”. Y eso se consigue gracias a que “Innotransfer ayuda a que las empresas expliquen que necesitan y que puedan conocer lo que se está haciendo en investigación; es la semilla para impulsar la innovación en un sector donde hay tantas oportunidades de crecimiento”, afirmó Mónica Pont, directora gerente en Fisabio.
Así, Juan José Rico, agente de Innovación de la Federación Empresarial de Agroalimentación de la Comunidad Valenciana (Fedacova), expuso tres necesidades del sector: la primera era qué claims se pueden utilizar en el etiquetado de alimentos después de un proyecto de investigación de microbioma y biodisponibilidad, “buscamos una guía de unas prácticas que nos permita clarificar que podemos comunicar porque la normativa es muy exigente y no queremos incidir en el error, y también saber como actuar frente a terceros que no cumplen con esa normativa”; el segundo reto era la valorización de residuos y subproductos de la cadena de valor alimentaria, “identificando residuos y/o procesos prometedores de extracción de compuestos bioactivos, queremos encontrar resultados basados en evidencias científicas para aprovechar esos compuestos bioactivos obtenidos de los residuos generados en la cadena de valor alimentaria de la Comunitat Valenciana”; y el tercer reto que planteó Rico fue el desarrollo de sistemas de predicción de la aceptación organoléptica y de su impacto en la salud física y mental de una determinada dieta.
Unos retos que tuvieron respuesta por parte de Alfredo Sánchez, de la línea de derecho alimentario en Ainia y en Francisca Randez, investigadora en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA-CSIC). Sánchez explicó los requisitos legales para reivindicar las propiedades saludables de los alimentos en su etiquetado, deteniéndose en los reglamentos 1169/2011 y 1924/2006, que explican los requisitos y principios generales para las declaraciones nutricionales y de propiedades saludables de los productos, “que están basados en el principio de proteger al consumidor y que pueda hacer sus elecciones con conocimiento”.
Por su parte la investigadora en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA-CSIC) expuso las ventajas de valorizar los subproductos agroalimentarios, como sustrato adecuado para fermentaciones en sólido que puedan tener aplicación en biofertilizantes, compuestos farmacología o cosmética, pigmentos o para mejorar la calidad de la alimentación animal. “La fermentación en sólido es proceso muy antiguo y, aunque es complicado, tiene muchas ventajas como un menor consumo de energía, es más barato, produce menos residuos y se obtienen productos con un alto valor añadido”.
Una solución que también daba respuesta al reto planteado por Fidel Castelló, plant manager en Refrescos Iberia: la valorización de residuos generados en la extracción de zumo de naranja, identificando compuestos bioactivos o de interés comercial y sistemas de extracción competitivos. “En la actualidad se podría valorizar más de lo que se hace, en la corteza hay flavonoides, pectinas, fibras que no se utilizan. Además de reducir el desperdicio alimentario, encontrar una solución nos ayudaría a avanzar en nuestro objetivo de residuo cero y de sostenibilidad”.
El uso de prebióticos y probióticos para mejorar la salud también estuvo presente durante la jornada de Innotransfer. Así, Celia Bañuls, investigadora en Fisabio, e Iván Atienza, técnico de innovación en IIS La Fe plantearon la posibilidad de su uso para mejorar, por un lado, el perfil inflamatorio asociado a la obesidad, “hay ciertos ingredientes naturales que pueden ayudar a regular el estado inflamatorio asociado a la obesidad, una enfermedad donde la microbiota juega un papel muy importante, por ello queremos trabajar en la producción y formulación de un compuesto de probióticos y/o prebióticos y realizar un estudio de como mejoran las alteraciones metabólicas asociadas a la obesidad en humanos”, apuntó Bañuls; y, por otro lado, la prevención de complicaciones infecciosas durante la hospitalización en pacientes que han sufrido un ictus isquémico agudo, “los pacientes con ictus suelen sufrir una disfunción intestinal y de su microbiota y también funciona de manera inversa. Por eso el reto que lanzamos es la elaboración de un producto probiótico, que sea capaz de restaurar la flora y la microbiota en pacientes en las primera horas tras ictus y evitar así la infección”, demandó Atienza.
Entre las posibles soluciones que se han recogido en la plataforma de Innotransfer, se expusieron dos durante la jornada. Amparo Pascual, profesora e investigadora en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP-UPV-CSIC), propuso la reducción del contenido en histamina en alimentos mediante fermentación de precisión de enzimas inmovilizados, “las histaminas son moléculas que se producen de formula natural y que están implicadas en los procesos de inflamación y que en exceso son muy perjudiciales para la salud. Hay alimentos que contienen histaminas y que pueden desencadena esos procesos, por lo que una solución podría venir de la mano de la biotecnología, utilizando la fermentación de precisión para detoxificar productos y reducir las histaminas a niveles basales”.
Por su parte, Yolanda Sanz, profesora de Investigación en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA-CSIC) apuntó hacia los probióticos de nueva generación para la obesidad y diabetes, “hay bacterias intestinales, como la Holdemanella o la Phascolarctobacterium faecium, que pueden utilizarse uso en la prevención y tratamiento de la obesidad y sus comorbilidades, mejorando el metabolismo de la glucosa en el hígado y la transmisión cerebro-hígado, así como regulando el sistema inmune y reduciendo las células inflamatorias”.
Otros retos que se presentaron fue la necesidad de impulsar la fermentación de precisión para una agroalimentación más sana y sostenible, “no solo a través de bacterias y hongos, sino también con células vegetales para producir productos de alto valor añadido. La fermentación de precisión está llamada a jugar un papel muy relevante porque el sector agroalimentario se encuentra en una encrucijada, por la necesidad de garantizar la seguridad alimentaria, la salud y la sostenibilidad y solo la ciencia y la tecnología pueden ayudarle”, explicó Daniel Ramón, director general en ADM Biopolis.
También Laia Alemany, project manager en Vicky Foods, expuso la posibilidad de desarrollar probióticos resistentes al procesado de alimentos para promover la salud del microbioma, “nosotros, en nuestra línea de productos más saludables, elaboramos productos horneados, smoothys y platos preparados, pero querríamos introducir prebióticos o probióticos de carácter funcional para mejorar nuestros productos, pero muchas veces nos encontramos con el problema de que no son resistentes al procesado de alimentos”, apuntó.
Estos retos y soluciones expuestas durante la jornada, se complementaron con los proyectos científicos relacionados con microbioma y biodisponibilidad de Ainia, Fisabio, FoodUPV, así como con las experiencias de éxito en el desarrollo de alimentos basados en el conocimiento del microbioma y biodisponibilidad de Darwin Bioprospecting Excellence y Bioithas, Q´omer BioActive Ingredients.
Así, Blanca Viadel, de la línea de estudios preclínicos in vitro en Ainia, explicó las ventajas de la aplicación del Digestor Dinámico in Vitro, “una herramienta de diagnóstico de gran utilidad ya que permite reproducir las condiciones gastrointestinales humanas evaluar compuesto bioactivo y ver que pasa en el proceso”, y comentó los avances logrados en los proyectos Satisfood (comprobar el efecto saciante de una nueva gama de productos, destinados al control de la de la ingesta, donde ha seleccionado aquellos con resultados más satisfactorios a nivel sensorial) y Biotagut, un proyecto de investigación sobre los alimentos que mejoran el funcionamiento del aparato digestivo, modular el microbioma.
Carles Úbeda, investigador en Fisabio, propuso probióticos para prevenir infecciones por patógenos resistentes a antibióticos (los patógenos multirresistentes de máxima prioridad para los que se deben desarrollar nuevas terapias, según la Organización Mundial de la Salud), “que se podrían aplicar en alimentos y permitirían hacer dietas personalizadas”.
Desde el Instituto de Ingeniería de Alimentos para el Desarrollo (FoodUPV) se explicaron los modelos in vitro de fermentación colónica como herramienta clave para la evaluación de moduladores dietéticos de la microbiota colónica. “Hemos trabajado en el desarrollo de unos snacks saludables y sostenibles basados en proteínas fermentadas de absorción mejorada y capaces de modular la microbiótica, dirigidos a prevenir el sobrepeso infantil y también otros productos que ofrecen buena respuesta frente a la fibrosis quística”, expuso Ana Heredia, investigadora en FoodUPV.
Por su parte, María José Gosalbes, investigadora en Fisabio destacó las investigaciones en las que están trabajando relacionadas con la revalorización de subproductos de frutas por su efecto beneficioso sobre el microbioma intestinal y su relación con la salud, “obteniendo ingredientes de alto valor nutricional de esos subproductos, que se deshidratan y se muelen para así poder incorporarlos a nuevos alimentos”.
Con respecto a las experiencias de éxito, Kristie Tanner, responsable de proyectos de I+D en Darwin Bioprospecting Excellence explicó como están trabajando con empresas españolas y latinoamericanas en el desarrollo de microorganismos y compuestos derivados que puedan tener aplicaciones en la industria, como una masa madre instántanea con ingredientes probióticos de origen chileno, frutos secos suplementados de microorganismos probióticos que provienen de esos mismos frutos secos, o una bebida láctea enriquecida que mejorará rendimiento mental y conductivo.
También en relacionado con la agricultura, Q´omer BioActive Ingredients, ha aprovechado el microbioma para mejorar la producción y el rendimiento de las cosechas de productos como el arroz, cacao, maíz, soja o aguacate, a la vez que reduce el uso de uso fungicida para el control de plagas y los costes, tal y como destacó Juancho Escobar, CEO de la compañía.
Por su parte, Biothas, tal y como explicó Laura Navarro, directora de operaciones, han impulsado cuatro mezclas probióticas, "utilizando la microbiota humana para desarrollar tratamientos de precisión", para su aplicación en dermatologia, concretamente para psoriasis, dermatitis atopica, acné y alopecia areata.
Tal y como señalaron Fernando Conesa, responsable del servicio de Promoción y Apoyo a la Investigación, Innovación y Transferencia (I2T) de la UPV, y el moderador del evento Carlos Domene, network manager de Innotransfer, el programa sigue abierto para que los interesados puedan seguir enviando sus propuestas, tanto de retos como de soluciones y animó a participar en “este espacio de crecimiento que es Innotransfer, donde se promueve la relación entre universidades, centros de conocimiento y startups para que los retos de innovación de empresas y sociedad puedan tener soluciones desde el lado del conocimiento”. Para participar solo hay que entrar en la web de Innotransfer y proponer un reto o una solución.