La compañía Triapasón pone en escena una parodia del nazismo en 'Frau D.'

VALÈNCIA. Talento 100% valenciano se pone al servicio de un género poco frecuentado en la escena local, la comedia musical estilo Off Broadway. Es la propuesta de Triapasón Frau D., que ofrece sus últimas cuatro funciones del 1 al 4 de junio en Sala Russafa, donde la pasada temporada se hizo con uno de sus Premios del Público, el de Mejor Espectáculo Valenciano. 

La pieza retrata la historia del siglo XX y su música a través de las desventuras de Melanie Deidrich, una panadera fanática de Marlene Dietrich que desea convertirse en una estrella. En una audición conseguirá colarse en las giras para levantar el ánimo de las tropas alemanas y ahí comenzará un camino lleno de baches, por no decir socavones, que no conseguirán desanimar su empeño por ser una estrella. 

Diego Alamar, autor de la idea original de esta comedia musical, es autor de las letras y composiciones de unas canciones que viajan por el siglo pasado sin complejos, arrancando en las melodías del cabaré berlinés de los felices años 20 para pasar por himnos rusos, tango, swing y blues americano y hasta guiños a la copla española o las bandas sonoras del cine del destape. 

El humor impregna tanto los números musicales como los textos de unas escenas llenas de ingenio y sorpresas. Siguiendo los pasos marcados por maestros como Chaplin (El gran dictador), Wilder (Uno, dos, tres) o Lubitsch (Ser o no ser), Triapasón transforma en carcajadas situaciones como la presentación del ‘merchandising’ del partido nazi, los Juicios de Núremberg - que suenan a ritmo de chachachá- o las diferencias entre el Berlín oriental y el occidental, con un personaje que cambia su nombre de Yebelsky a Yebelson, según convenga hacer amistad con los soviéticos o los americanos. 

Fernando Soler firma la dramaturgia y dirección de esta divertidísima pieza con toques de humor absurdo a lo Monty Python, donde él mismo sube al escenario junto a la pianista Marta Estel y Paola Navalón, nominada al Premio Crisálide de la Associació d’Actors Professionals del País Valencià por éste y otros trabajos.  

A los cuatro talentos valencianos ya citados en el elenco y equipo creativo se suman los colaboradores habituales de la escena valenciana. Un ejemplo es la vestuarista Wanda Bellanza, que aúna humor y rigor histórico para ir recreando el paso de tiempo en unas piezas que retratan no solo la etapa vital de los personajes, sino el momento histórico en el que se encuentran. 

La escenografía tiene el sello de Los Reyes del Mambo y sirve para ambientar tanto un despacho de pan como una convención del partido nazi, un cabaré berlinés o el estrado donde se celebran los Juicios de Núremberg. Mientras que la iluminación corre a cargo de Diego Sánchez y, además de crear ambientes, juega a proyectar la icónica sombra de El Ángel Azul en diversos momentos de la pieza, recordando la estela de la estrella que la protagonista de Frau D. no consigue alcanzar.  

Una muestra de la versatilidad y calidad de las artes escénicas autonómicas que sirve para poner el broche al XII Cicle de Companyies Valencianes de Sala Russafa y que ofrece a los espectadores una oportunidad para disfrutar de un género, el musical de mediano formato, que no necesita de grandes escenografías ni cuerpos de baile para transportar al público en un viaje lleno de desventuras, que reivindica a los perdedores y que despierta tantas carcajadas como tímidos pasos de baile en la butaca y un puntito de ternura.