VALENCIA. La foto de familia con la que los políticos celebraron la puesta en marcha del festival de artes escénicas Tercera Setmana, al que han otorgado ayudas por valor de aproximadamente 200.000 euros, cayó como un jarro de agua fría entre los representantes de los festivales urbanos de la ciudad. La plataforma que los aglutina, PICUV, presentaba ayer la primera edición de Encontres con una postal bien diferente. Solo la concejala de Acción Cultural, María Oliver, acudió en representación de un gobierno municipal dividido por la gestión de las políticas culturales. La edil se convirtió en sparring –verbal- ante una agrupación que se reiteró en su crítica por el doble rasero instaurado por el Ayuntamiento de Valencia a la hora de conceder ayudas directas e indirectas.
Conocido el “malestar” generado por la concesión por parte del gobierno municipal de una ayuda de 35.000 euros al festival generado por la asociación empresarial AVETID, a pesar de que desde el área se ha expresado en numerosas ocasiones que los proyectos que recibieran subvenciones habrían de pasar por una convocatoria pública, la propia Oliver se quiso desmarcar ayer del modus operandi llevado a cabo por el tripartito. “Esta ciudad sí necesita un festival, pero lo debería promover el Ayuntamiento y no una determinada plataforma de empresas”, afirmó la de València en Comú. Esta es, al menos, “la postura que vamos a defender” desde Acción Cultural, expresó la edil, ante la delegada del área de Cultura –que integra tres concejalías-, Glòria Tello. Mientras que Oliver afirma que ambas “comparten la visión” y ya han iniciado conversaciones, aunque prematuras, para definir cómo se implementará el sistema de ayudas en 2017, esto sigue yendo en contra de la “decisión de gobierno” que levantó la polvareda de críticas en el sector cultural valenciano.
"Las llamadas 'decisiones estratégicas del gobierno' en otro momento habrían sido otra cosa", afirmó Arístides Rosell, de Russafart. “No queremos que el Ayuntamiento esté apoyando industrias culturales como tal, lo importante es el servicio al ciudadano. No tenemos que cargarnos con esa responsabilidad”, sentenció durante su parlamento Oliver, que hizo un esfuerzo en su discurso por ‘independizar’ la labor de su área, Acción Cultural, del resto de concejalías. Si bien los representantes de los festivales urbanos aplaudieron su implicación y la colaboración con Encontres a través del Teatre el Musical, el chaparrón venía de serie. “Son dos proyectos que se han apoyado de forma diferente […] desde Acción Cultural debemos decir que estamos trabajando para que las ayudas no sean directas porque provoca malestar. No hace daño pero genera un malestar que esperamos que el año que viene no se repita”, justificó la edil. Que no se repita supondría que Tercera Setmana habría de concurrir en 2017 para poner en marcha una posible segunda edición, una idea que no parece entrar dentro de los planes de la administración tras la presentación de hace dos semanas, en la que tanto Ayuntamiento como Generalitat y Diputación asumieron como propio un proyecto que, afirmaron, nacía con la intención de mantenerse en el tiempo.
"Desilusión" tras el cambio
Desde la PICUV dejaron claro que el combate no es entre un festival y otro, sino contra una gestión de las ayudas que consideran “injusta”. En concreto, el gobierno local destinará 20.000 euros del área de Cultura, 10.000 euros de la concejalía de Turismo, 5.000 euros de alcaldía y la cesión de Las Naves y El Musical. Desde la plataforma valenciana de iniciativas culturales demandaron una mayor transparencia en el proceso y un apoyo que, según relataron, se ha desvanecido con el paso de los meses. Isabel Caballero, codirectora de Cabanyal Íntim, lamentó la ausencia de representantes de Compromís, incluido el alcalde, Joan Ribó, en una fiesta de inauguración que antaño sí frecuentaban representantes del grupo. “Desilusión hay. Cuando ha convenido, han estado”, afirmó Caballero, que afirmó que los nueve festivales que integra la asociación “partieron de la precariedad y siguen existiendo en la precariedad” un año después de las elecciones municipales.
La concejalía de Acción Cultural está ultimando el borrador sobre cómo quiere que se confeccione el sistema de ayudas de cara a la distribución de los presupuestos municipales de 2017 un informe que, una vez esté finalizado, transmitirán a Tello para tejer en común la política cultural del nuevo gobierno, un proyecto que todavía se muestra difuso. En este proceso de construcción, Encontres servirá a Oliver para "generar una reflexión que ayude a pulir la política cultural del Ayuntamiento", puesto que "el municipalismo tiene que generar redes de ciudad y que la administración debe apoyar dichos modelos de gestión cultural más coherentes con los nuevos escenarios culturales".
El olvido de los “hombres con pene”
A pesar de la polémica, los representantes sí alabaron las buenas intenciones de María Oliver, Glòria Tello y, también, la directora general de Cultura y Patrimonio, Carmen Amoraga, con quienes han mantenido reuniones en los últimos meses. Sin embargo, “la buenas intenciones no nos valen ya”, afirmó Jerónimo Cornelles, de Russafa Escènica, quien lamentó que los "hombres con pene", Joan Ribó o el conseller de Cultura, Vicent Marzà, no les hayan recibido a pesar de haber demandado hace meses una reunión con ellos. “Es el momento de que políticos con nombres y apellidos apoyen estas iniciativas […] Acceder a subvenciones es muy complicado, Cultura no se puede departamentar, es un error de base”.
La soledad de María Oliver en la rueda de prensa no pasó desapercibida por los representantes de los diferentes festivales urbanos. "Me hubiera gustado que no estuvieras tú sola, sino más gente que ha estado apoyando otras iniciativas", lamentó Cornelles, que incidió en que la relación con otras áreas está resultando "muy complicada" para los gestores de este tipo de proyectos. "Después de 24 años de desolación y desierto está siendo muy complicado llegar a ellos". Así las cosas, recordó que el festival de Avignon, que ha sido usado para comparar con el proyecto desarrollado por la empresas de teatro y circo, "se hacía en las calles" hasta que la administración se sumó para fomentar la iniciativa.