VALENCIA. Un reciente estudio de PwC sobre la economía española en 2033 plantea, como panorama global seguro, que la “presión sobre los recursos naturales aumentará de forma significativa en los próximos 20 años como consecuencia del incremento de la población mundial y de los efectos de las nuevas clases medias en los mercados emergentes”. El vaticinio es que la demanda de la energía primaria aumentará en torno a un 40%, la de los alimentos un 35% y la del agua alrededor de un 50%. Ante esta perspectiva, urge la búsqueda de soluciones que alienten la sostenibilidad y animen a economizar y optimizar los recursos disponibles.
Claro que los marcos reguladores de las políticas medioambientales y las prácticas corporativas tienen mucho que decir en este asunto, pero está probado el riesgo de demora que conlleva trasladar toda la responsabilidad a los poderes. “El mundo puede cambiar con nuestro ejemplo, no con la opinión, pero lo importante es que hagamos cosas, y emprender es hacer”. La frase forma parte del discurso con el que Ginés Haro, fundador del movimiento Idun, intenta captar el interés de startups por el emprendimiento social y sostenible para sumarlos al proyecto. “Igual habría que pensar más en clave de impacto positivo que en el lucro económico”, explica la transición a un emprender con valores, aun reconociendo que “es muy fácil encontrar a gente que comulgue con tu idea, pero difícil encontrar apoyos para hacerla realidad”. Bueno, a veces se consigue.
Para superar el reto empresarial, el objetivo es conciliar la rentabilidad con los nuevos valores. Por muy concienciados que estemos, pocos están dispuestos a pagar de su propio bolsillo la sostenibilidad del planeta. Es una cuestión de escala y de costes y en Sedaqua lo han entendido. Esta spin-off de la Universidad de La Coruña, que integran David de la Varga y el catedrático Manuel Soto, ha ideado un sistema de depuración natural de agua consistente en humedales que se construyen rellenando balsas poco profundas con grava que va filtrando el agua de forma natural. La apariencia final es la de un jardín. La solución de Sedaqua, que nace como Empresa de Base Tecnológica (EBT), además de respetuosa con el medio ambiente, se revela como un sistema eficiente para potabilizar el agua en todas aquellas poblaciones con menos de 2.000 habitantes que carecen todavía de una depuradora, en total, más de 3 millones de personas en España.
Aunque les ha costado arrancar, la iniciativa ha sido bien acogida en muchos municipios de tesorería baja gracias al abaratamiento de un 35% en los costes de instalación y el ahorro, de entre un 90 y un 100%, en consumo energético, en comparación con los sistemas tradicionales. “El gasto de consumo para una población de 140 personas estaría entre 600-800 euros al año y el precio de construcción, en torno a los 60.000€”, es el cálculo orientativo que facilita David de la Varga. El gancho les ha servido también para introducir sus depuradoras en industrias, como bodegas, o viviendas unifamiliares teniendo en cuenta “que no genera olores ni insectos porque el agua siempre está debajo de la grava. Además no usamos productos químicos y el mantenimiento en sencillo”.
El 21 de noviembre de 2002 el país quedaba conmocionado por la tragedia del Prestige. Surgió una plataforma ciudadana y un movimiento popular, Nunca Mais, que hizo ruido pero no el suficiente como para que los tribunales hallaran culpables en el delito ecológico. Antonio García Allut quiso aportar sus granito de arena y, ese mismo año, creó la Fundación Lonxanet para mimar el mar con la práctica de la pesca sostenible y crear una sociedad más justa donde el pescador artesanal no se viera devorado por los tiburones marinos. “Se trata de implicar a los pescadores a través de una comercialización justa en el proceso de sostenibilidad del mar-decía- Que los pescadores aprendan, se formen en el mercado y aprendan a gestionar mejor sus recursos y muestren su valor añadido, poco reconocido”.
Así crearon la primera lonja virtual de pescado de Europa que gestionan los mismos pecadores. A primera hora de la mañana, reciben los pedidos de los restaurantes y mercados de toda España en internet y así saben ya lo que deben capturar. De esta manera promueven la pesca artesanal que comercializan a un precio justo gracias a la desaparición de intermediarios.
La idea para preservar la salud de los océanos dejando de convertirlos en vertederos submarinos y aprovechar con sostenibilidad los recursos que nos brinda, mereció el reconocimiento global de Antonio García Allut, elegido por la organización internacional Ashoka , como emprendedor social en medio ambiente.
La propuesta es minimalista, pero eficaz. Además de potenciar el uso de la bicicleta en los desplazamientos, las que comercializan en Beciclos son recicladas. La idea surgió en Holanda, donde estudian Ana Larrea, Danel Viana y Gonzalo Fernández. “Cuando llegamos aquí nos sorprendió mucho el uso habitual de la bicicleta”, dice Ana Larrea. El censo allí es de 18 millones de bicicletas para 16,5 millones de habitantes, haciendo uso de ellas el 84% de la población. Así que el tema elegido por estos estudiantes de la escuela de emprendimiento, fue crear un negocio consistente en recoger las bicicletas abandonadas en los desguaces holandeses, repararlas, embellecerlas y ponerlas de nuevo en circulación a través de la venta online. España es su principal mercado, aunque venden también en países como Reino Unido o Portugal. La mayor parte del stockage corresponde a vehículos de los años 60 o 70, pero distribuyen también otras, más valoradas, de los años 40 que reparan mecánicos en riesgo de exclusión social. Tres soluciones, en una.
Son solo algunos ejemplos de las muchas aportaciones con ambición de negocio que están surgiendo en esta materia. No obstante, por mucho que tiremos de la tecnología, pretender dar solución a los problemas que se encaran sin sensibilizar a la población, parece una utopía. En la voluntad y medida de cada uno, está erradicar prácticas como el desperdicio del agua, el desecho de alimentos, reducir el consumo de energía…Para concienciar a los niños de que los recursos son limitados y educarles en el consumo responsable, surgen iniciativas como la de Escuela de Reciclaje que imparte a niños de Educación Primaria y primer ciclo de la ESO talleres de reciclaje. Una de sus actividades consiste en poner en el centro de la sala una maqueta, que simboliza el planeta tierra, repleta de lingotes, que representan los recursos. Se invita a los niños a coger libremente los que quieran. Lo habitual es que la maqueta acabe vacía, pero están los que se conforman con un solo lingote, los que hacen el mayor acopio posible y los que reservan algún lingote en la maqueta pensando en el siguiente grupo de alumnos.