El Comité Central del Partido Comunista de China ha propuesto reducir los límites de plazo para el presidente y el vicepresidente de China
MADRID. El Comité Central del Partido Comunista de China ha propuesto enmiendas a la Constitución, pendiente de ratificación en el próximo Congreso Popular Nacional. Ello incluye la eliminación de límites al mandato de presidente y vicepresidente de China, lo que allana el camino para que Xi Jinping, secretario general del Partido Comunista, permanezca como jefe de Estado tras su segundo mandato más allá de 2022.
Este movimiento, que parece radical, no es una sorpresa. Es consistente con el mayor poder político de Xi tras el 19 Congreso Popular Nacional de octubre de 2017. En la política china el secretario general del Partido Comunista es mucho más importante que el presidente de la nación, cuyo papel es simbólico. De hecho, la probabilidad de que Xi permaneciera como secretario general ya aumentó substancialmente tras el 19 Congreso. La propuesta de eliminar límite al mandato presidencial en la Constitución simplemente añade probabilidades de que Xi permanezca en el poder más allá de 2022.
En este sentido la consolidación de Xi como dirigente en la próxima década debe ser positivo para la economía china, pues, en su actual fase de desarrollo el país pasa por cambios fundamentales y se enfrenta a serios desafíos. La reducción de las incertidumbres relacionadas con la transición del poder la próxima década facilita gran parte la continuidad política necesaria.
Xi presentó en el 19 Congreso Popular Nacional planes estratégicos para los próximos tres decenios y medidas para convertir la economía China en un "sistema económico moderno". Según él, el período hasta 2020 será crucial en la construcción de una "sociedad moderadamente próspera". Posteriormente, de 2020 a 2035, China debe lograr en gran parte una "modernización socialista", con desarrollo de capacidades científicas y tecnológicas, así como de gobernanza, con un aumento sustancial de la clase media y mejoras medioambientales fundamentales.
El enfoque de políticas para los próximos años puede resumirse en dos categorías: las que intentan reducir riesgos de la "vieja economía" -desapalancamiento de empresas endeudadas y sistema financiero, pinchazo de la burbuja inmobiliaria, reducción del exceso de capacidad y reforma de la propiedad del Estado- y las que promueven el desarrollo de la 'nueva economía' como son las industrias para atender crecientes demandas de consumidores de clase media, relacionadas con tecnología, innovación y protección del medio ambiente. Estos objetivos exigen un fuerte liderazgo y alto compromiso, donde la continuidad política probablemente garantice su mejor aplicación.
La extensión de Xi implica que la iniciativa del 'Cinturón y Nueva Ruta de la Seda', que quiere conectar Europa, Asia y Oriente Medio por la antigua ruta de la seda y una marítima paralela en 60 países donde China tiene previsto invertir 1,4 billones de dólares, probablemente continúe teniendo apoyo, ya que es iniciativa de política exterior del propio Xi. Esto debe beneficiar a muchas economías pequeñas -especialmente de Asia central y suroriental- implicadas en el comercio internacional y la mejora de infraestructuras.
Sin embargo, la competencia por el dominio regional en la región de Asia y Pacífico entre EE UU y China puede intensificarse las próximas décadas. Las tensiones geopolíticas pueden aumentar, incluyendo fricciones en el mar de China meridional, Taiwán, Islas Senkaku (islas Diaoyu para los chinos) y posiblemente la frontera India-China. A largo plazo, sin embargo, hay que estar preocupados por el potencial coste de concentrar demasiado poder en manos de un hombre sin los adecuados controles y equilibrios. Será necesario continuar vigilando los cambios institucionales, especialmente en el Partido Comunista.
Dong Chen es economista de Pictet WM