La tercera ciudad del país no consigue mantener ni una quinta parte de su oferta en el mes de agosto
VALÈNCIA. No hay tantos forasteros, pero hay muchos más nativos. Este está siendo es segundo verano más extraño de nuestras vidas, solo por detrás del mismo año pasado, y la ciudad lo siente. A la tercera localidad por número de habitantes de España le ha costado bastante más mantener la agenda cultural durante el complicado mes de agosto, especialmente si se compara con 2020, cuando el verano supuso una verdadera desescalada cultural que animó a toda la industria a probar y demostrar eso de la cultura segura y la nueva normalidad. 2020 fue un año de festivales extraordinarios de cambiar exposiciones antes de las vacaciones, de hacer todo lo que pudiera hacer recuperar un año que se preveía complicadísimo.
Los resultados fueron dispares. Los cines sufrieron especialmente (los de verano, aún más), mientras que los conciertos para 800 personas colgaron varias veces el cartel de entradas agotadas. Pero poco importa lo que pasara en una u otra ocasión, este agosto la agenda cultural es un desierto y no consigue mantener ni un tercio de lo que se ofrecía en la misma semana del año pasado, según ha podido calcular este diario.
En el terreno de las artes escénicas, las salas privadas han optado por descansar todo el verano casi sin excepción, y ya en julio descendió como en ninguna otra disciplina la agenda. Verano ha sido tiempo de descanso pero también de desarrollar piezas y de residencias, pero casi nada de exhibición. Tampoco ha habido una agenaa propuesta en la ciudad por parte ni del Ayuntamiento (La Mutant/TEM) ni del Institut Valencià de Cultura (Principal/Rialto). Sí se mantiene la oferta de Sagunt a Escena, que el año pasado acogió un número importante de las producciones canceladas durante el año y en este 2021 ha decidido concentrar en el tiempo mucho más su programación.
El caso de la música también es paradójico. El año pasado, el lío de las licencias para las salas de conciertos, los aforos y la necesidad de una legislación específica para la música en directo empezó a estar encima de la mesa precisamente porque funcionaba casi todo. Solo en La Marina se llegaron a celebrar hasta tres ciclos de conciertos en las mismas fechas, mientras salas como Loco Club abrieron hasta casi mediados de agosto. En 2021, tan solo el ciclo Nits de Vivers y la sala La casa de la Mar de Alboraia han mantenido una programación regular y no será hasta la última semana de agosto cuando un concierto tenga competencia de otro. Sin duda, la música es el sector que más ha notado e incluso ciudades de Castelló han mantenido más ciclos y agenda que València.
Por otra parte, y tras muchos meses de estar en la cola de la desescalada cultural, los cines están viviendo momentos más dulces, con el estreno encadenado de grandes blockbusters, algo que no es tan habitual en verano, cuando la cartelera se centra más en el cine infantil y juvenil de un corte más modesto y el cine independiente guarda sus balas. Coincide esto además con el levantamiento de la prohibición de comer palomitas y tomar refrescos dentro de la sala, una restricción por la que han estado en pie de guerra con la administración. También se mantienen la clásica Filmo d’Estiu y el ciclo del comedia del Centre del Carme, si bien no hay ninguna nueva iniciativa.
Finalmente, los museos no han cerrado por vacaciones, aunque sí se han limitado a exhibir, sin ningún tipo de mediación. Solo el IVAM y el Centre del Carme han mantenido las visitas guiadas, mientras el resto de centros dejaba las puertas abiertas y poco más. El Centre del Carme, que suele tener una actividad frenética con muchas propuestas paralelas a su programación propia, nota especialmente esta bajada de ritmo. El año pasado, además, se pudieron renovar algunas exposiciones antes de agosto para que los museos tuvieran alguna novedad antes del inicio de curso. Este año London Calling en la Fundación Bancaja en junio y la retrospectiva de Josep Renau en julio han sido las únicas grandes novedades a visitar.
La agenda se retomará progresivamente durante las próximas semanas, especialmente dentro de unos 10-14 días. El año pasado La Mutant y el TEM fueron los espacios que dieron el pistoletazo de salida a su temporada, pero este año y a estas alturas del verano, poco se sabe de su programación a partir de septiembre. Las temporadas del Rialto y el Principal, además del Palau de la Música y el Palau de Les Arts también se han descubierto antes de las vacaciones.
Se sabe el qué, pero aún hay expectativas diferentes sobre el cómo. La anunciada inmunidad de grupo para el 9 d’Octubre abre un ventana de esperanza. “¿Tras las fallas llega la desescalada definitiva?” es la gran pregunta, que se hace en especial la industria musical. Pablo Font de Mora, presidente del Patronato del Palau de Les Arts ya anunció en la presentación de la temporada que esperaban “al menos” que las restricciones actuales se mantuvieran hasta que acabara el año, mientras Marta Banyuls, coordinadora artística de La Mutant, explicó en la rueda de presentación del Truenorayo que el centro cultural cumplirá a rajatabla los aforos y las medidas de prevención si bien tienen capacidad de adaptación rápida.
Queda mucho por resolver. La cultura se ha tomado un descanso estas semanas para volver con la cabeza llena de algo más que preocupaciones coronavíricas.