VALÈNCIA. 'La unión hace la fuerza', dice un proverbio popular. Y en un momento tan complicado como el actual, en el que muchas empresas han quedado devastadas por la descomunal Dana, esa idea ha cobrado más fuerza en muchas empresas valencianas, que siguen necesitando de ayuda para reponerse. De ahí, que se estén fraguando nuevas asociaciones industriales para reclamar atención con más fuerza y peso, pero, principalmente, para atraer un mayor volumen de ayudas públicas en un momento de máxima necesidad para reactivar la actividad.
Este es el caso del polígono de Massanasa, que ya ha dado los primeros pasos para crear una agrupación o de Loriguilla, que también ha iniciado conversaciones con las empresas del área industrial. Otras, en cambio, ya se han constituido como Entidad de Gestión y Modernización (EGM), una figura voluntaria, con personalidad y capacidad jurídica propia y que representa al parque empresarial para mejorar sus dotaciones y servicios. Y, lo cierto, es que esta condición está suscitando un mayor interés entre aquellos polos industriales que no la tienen por las ventajas que ofrece. De hecho, la catástrofe ha propiciado que se estén gestando en varios nodos industriales de la provincia de Valencia.
Según explican desde la Federación de Parques Empresariales de la Comunidad Valenciana (Fepeval), "la Dana ha puesto en evidencia que la EGM es un buen instrumento de coordinación e interlocución con las administraciones para conseguir una mayor respuesta a los problemas y las ayudas", remarca Diego Romá, presidente de Fepeval. Una de sus principales ventajas es precisamente la colaboración público-privada. Según la Ley 14/2018 de Gestión y Modernización de Áreas Industriales, este instrumento obliga a la Administración local y las empresas a colaborar de forma coordinada en la creación, conservación, mantenimiento, dotación y modernización de los parques industriales.
Un diálogo necesario en estos momentos y que, sin embargo, la industria denuncia que a lo largo de este mes postdana no siempre se ha producido. De ahí, que muchos polígonos busquen ahora la constitución de un órgano competencia que les sirva de altavoz para tener una mayor capacidad de coordinación y visibilidad dada la magnitud de la tragedia. Para constituir una EGM hace falta la aprobación provisional del pleno municipal, mayoría absoluta de propietarios del área y del total del valor catastral en asamblea y la aprobación definitiva también vía pleno del consistorio local.
Unos hitos que esta misma semana cumplió la Entidad de Gestión y Modernización (EGM) del Polígono Industrial de Rafelbunyol, que recibió el visto bueno de su corporación local. Asimismo, esta semana pasó la segunda fase la futura EGM en el área industrial Horno de Alcedo, una de las más golpeadas por la riada, al estar refrendada con un 64% de votos positivos de propietarios de naves y del 76% del total del valor catastral, consiguiendo la doble mayoría requerida por ley. En su caso, se ha tomado esta decisión "con la intención de contar con una voz común que exprese sus necesidades", explican en un comunicado.
"Estamos viendo un mayor interés por esta figura tras la Dana. Es cierto que en l'Horta sud casi todos los parques empresariales tienen una asociación empresarial, pero ven que el siguiente paso es evolucionar a las EGM por las ventajas que ofrece", remarca Romá. Otras, en cambio, están ahora aliándose en un primer paso para ganar peso y presencia en el tejido productivo. Actualmente, existen más de una decena de áreas industriales que ya han constituido su entidad.
La Entidad de Gestión y Modernización tiene por objetivo impulsar infraestructuras y servicios que modernicen y mejoren el área industrial, así como trabajar de la mano del ayuntamiento en el mantenimiento de los espacios públicos y desarrollo de las necesarias actuaciones que redunden en beneficio de las empresas. Por tanto, se trata de un soporte jurídico de iniciativas privadas y voluntarias para complementar la acción de las administraciones públicas con el fin de promocionar y modernizar los parques empresariales. De este modo, facilita la interlocución público-privada para una gestión más eficiente y competitiva.
Otro aspecto importante es que permite acceder a importantes subvenciones, como las ofrecidas por el Ivace+i, y que pueden alcanzar hasta el millón de euros frente al máximo de 200.000 euros de los polígonos sin esta figura. Estas ayudas se invierten en mejoras para el polígono tales como planes de seguridad industrial que coordinen a todas las empresas en caso de emergencia, así como planes de movilidad que eviten aglomeraciones de vehículos y agilicen el tráfico.
En paralelo, su creación supone seguir dando pasos adelante hacia la profesionalización en la gestión, favoreciendo también una mayor coordinación entre empresas y administración local para resolver problemas comunes y optimizar recursos.
Por ello, desde Fepeval detectan movimientos y un mayor interés por el asociacionismo, y concretamente este mecanismo, dada la delicada situación que vive gran parte de las fábricas ubicadas en zonas afectadas por las inundaciones. Además, Romá remarca que aquellas que ya operan han conseguido reaccionar mejor a los estragos del temporal, que ha azotado con fuerza el corazón industrial de Valencia.