AL OTRO LADO DE LA COLINA / OPINIÓN

La diáspora Rohingya

La historia de la humanidad está repleta de dramas colectivos muchas veces ignorados o ninguneados por el resto, y es lo que está ocurriendo en el Sudesteasiático

9/09/2017 - 

Los movimientos migratorios han servido para descubrir y emigrar a lo largo de todo el planeta, así como enriquecer las diferentes culturas. Pero en ocasiones, después de muchos siglos, estos desplazamientos humanos han traído consigo la creación de bolsas de población minoritarias en entornos hostiles, esto es lo que está ocurriendo en la antigua Birmania actual Myanmar con la población Rohingya.

Allí, al igual que ocurre en otras regiones del planeta, es difícil distinguir a veces entre victimas y verdugos, culpables versus responsables, lo que no existe duda son los hechos que están siendo monitorizados por la ONU (poco es). Desde los últimos enfrentamientos, limpieza étnica para unos, respuesta a un ataque de 25 de agosto, casi 200.000 rohingya han huido a Bangladesh, donde se refugian ya otros 400.000. Existen países y líderes musulmanes de todo el mundo que han protestado (como Recep Tayyip Erdogan) por el trato dado a esta minoría de su misma religión por parte de las autoridades birmanas, entre las que figura la premio Nobel de la Paz Aung Suu Kyi desde marzo de 2016.

Las autoridades birmanas argumentan que antes de este último ataque de agosto ya se habían producido otros, que han dado lugar a la presión contra esa minoría y que comenzarían, contando desde la reinstauración del parlamentarismo a finales de 2015, con la muerte de cuatro soldados en octubre de 2016 en la zona fronteriza con Bangladesh por parte del Ejército de Salvación Rohingya de Arakán que intentaría crear un califato islámico. También, según los informes de la policia de Malasia la población inmigrante de rohingyas, huida a su país, están teniendo problemas de integración y experimentando radicalizaciones entre sus miembros, llegando incluso a estar bajo la sospecha de formar parte de las redes del ISIS.

Por otra parte hay que recordar diferentes extremos, como el hecho de que esta población carezca de derechos políticos (o los tenga disminuidos como cierta población de rusofonos en los países bálticos) dado que las autoridades birmanas los considera inmigrantes ilegales bengalíes (aunque la migración ocurrió hace ya unos 10 siglos, si si 1000 años), y que la ultima eclosión de violencia se produjo entre los años 2009 y 2012 con fuertes enfrentamientos entre los extremistas budistas del grupo 969 y el islamofóbico Ma Ba Tha contra los rohingya; también los cristianos de este pais sufren persecuciones y se exilian por decenas de miles, aunque como ocurre en Palestina en la que sólo se habla de judios y palestinos, nadie se acuerda aquí del sufrimiento de los seguidores del Nazareno.

En este drama humano es curioso observar como los paises vecinos que tienen un carácter confesional musulman, no brindan casi ayuda a sus hermanos de fe, que son perseguidos por ser seguidores del profeta Mahoma, parecida situación a los musulmanes del Oriente Medio que a excepción de Jordania no están recibiendo todo el apoyo deseable de sus vecinos musulmanes.

Además desde una perspectiva más geopolítica estas inestabilidades pueden provocar una serie de inestabilidades que pueden tener serias repercusiones en todo el mundo.

Primero la económica, porque la peninsula de Malaca unida geográficamente a esa parte de la costa este del golfo de Bengala y sensible a su situación política, ya hemos citado los 200.000 rohingya existentes en Malasia, es una de las principales vías de navegación marítima, con dirección a o desde China, uno de los paises más interesados en que haya estabilidad política, para evitar por ejemplo la reaparición o incremento de la piratería en el estrecho de Malaca.

Segundo respecto a la Seguridad Global y la guerra contra el terrorismo, acabado (o ya casi) el Estado Islámico del DAESH, este grupo cual Hydra querrá replicarse en otras áreas geográficas, e Indonesia, país vecino de los anteriormente citados, como pais musulman más poblado del Planeta con unos 260 millones de habitantes, está en el objetivo del grupo terrorista para replicarse en él por la gran dispersión de la población en cientos de islas donde se dificulta el control estatal y favorece el proselitismo yihadista.

Para finalizar, en este triste episodio del éxodo de minorías musulmana y cristiana en Birmania, sería aplicable, entre otros, aquel dicho que dice “más vale prevenir que curar”, y la Comunidad Internacional (¿que hace la ONU de Antonio Guterres?) actuase ya mediante la Diplomacia Preventiva e intentara evitar el estallido de una mayor tragedia humana conducente a una guerra irregular, caldo de cultivo ideal para el ISIS, pero ya saben que “el ser humano es el único animal que tropieza en la misma piedra”...

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