BARCELONA, (EP). La disfagia orofaríngea --dificultad de engullir-- tras sufrir un ictus solo se diagnostica en el 35% de los casos, lo que aumenta el riesgo de mortalidad de los pacientes, han informado la Fundació de Recerca en Gastroenterologia (Furega)y la European Society for Swallowing Disorders (ESSD).
La disfagia, que es una alteración asociada a la dificultad o molestia de deglutir y está asociada al paso de los alimentos por la vía respiratoria, es muy frecuente en personas que han sufrido un ictus, ya que afecta a más del 45% durante su ingreso hospitalario.
Según la entidad, el no diagnóstico de la disfagia y su falta de tratamiento puede ocasionar graves complicaciones nutricionales y respiratorias al paciente, alargando su hospitalización, empeorando la calidad de vida y aumentando la mortalidad a corto y largo plazo.
Según el presidente de la ESSD y presidente de Furega, Pere Clavé, el Codi Ictus, implantado en Catalunya desde 2006 y pionero en el mundo, se puede identificar rápidamente este episodio cerebral y evitar muertes en un primer momento. La mortalidad de los pacientes que han sufrido un ictus que tienen disfagia es de más del 30%, mientras que la de los que no la tienen es inferior al 5%.
Estas complicaciones se pueden evitar con la "detección sistemática y precoz" de la enfermedad, como se hace en el Hospital de Mataró (Barcelona) con la colaboración del responsable de los pacientes con ictus, Ernest Palomeras, y como ya se hace en algunos países europeos.
El equipo multidisciplinar de Palomeras trabaja en dos líneas de actuación para curar la enfermedad: por un lado, se hacen tratamientos de neurorehabilitación y estimulación cerebral y faríngea para pacientes con DO post-ictus con un porcentaje "altísimo de éxito".
Además, este grupo está desarrollando un fármaco que "cambiará el paradigma actual", según Palomeras, puesto que en poco tiempo se podrá afirmar que habrá un tratamiento farmacológico efectivo para los pacientes disfágicos.
La ESSD, a nivel europeo, y Furega, a nivel de Catalunya, trabajan en dar a conocer la enfermedad y sus implicaciones tanto a los profesionales de la salud como a la sociedad general, y su objetivo también es fomentar la investigación en los trastornos de deglución.