MADRID, (EP). La educación ha sido históricamente el principal motor del crecimiento en España, según un estudio que analiza cómo las particularidades de la evolución del sistema educativo y de salud en los siglos XIX y XX han afectado al PIB, ha informado la Universitat Pompeu Fabra (UPF) en un comunicado.
El trabajo, de la profesora del Departamento de Economía y Empresa de la UPF y de Barcelona GSE, Enriqueta Camps-Cura, y publicado como 'working paper' en las dos instituciones, concluye que la formación y la acumulación de capital humano se convierten en el motor principal del crecimiento económico y de desarrollo.
A finales del siglo XIX, el papel de la salud es todavía central, ya que está vinculada a la fuerza física, necesaria en las actividades agrícolas y mineras predominantes en este periodo, mientras que el papel de la educación es secundario.
En cambio, a partir de los años 70 del siglo XX, España evoluciona hacia una economía moderna, democrática y abierta, y es cuando la inversión en educación se convierte en el motor principal en el proceso de acumulación del capital humano, y la salud individual se convierte en un factor complementario.
Según la profesora, la inversión en educación tiene una relación directa con el crecimiento económico y el desarrollo en las economías globalizadas actuales, y las particularidades del sistema educativo de un país pueden determinar la evolución económica a lo largo de la historia.
Camps identifica el peso de la formación académica en el crecimiento y la evolución del PIB español mediante la relación entre los años de escolarización y el PIB per cápita a lo largo de la serie analizada.
El estudio señala que, aunque aparentemente la educación y la salud parece que deberían tener siempre una relación directa y positiva, en función del periodo histórico, la relación no es tan lineal.
La docente de la UPF analiza tres periodos: de 1881 a 1929, en el que España se caracteriza por ser un país agrícola con unos niveles muy bajos de alfabetización, lo que propicia una asociación negativa con el aumento del PIB.
Este hecho, según la autora, se atribuye a la baja calidad de la educación, organizada por la Iglesia católica y que se centra en contenidos teológicos en lugar de aprendizajes técnicos.
Durante el segundo periodo, de 1930 a 1958, el resultado es similar, y la educación y la salud están relacionadas de manera negativa y positiva, respectivamente, en cuanto al crecimiento del PIB, y la guerra civil provoca que muchas personas formadas emigren y se reduzca el capital humano.
Es a partir de 1959 cuando tanto la educación como la salud individual se asocian positivamente al crecimiento económico, y, posteriormente, con la democratización y el aumento de niveles de educación en los 60 el PIB entra en un proceso constante y sostenible de crecimiento.