VALÈNCIA (EFE). Científicos del Instituto Cavanilles de la Universitat de València han concluido que la baja diversidad de tiburones que viven en las profundidades del Mediterráneo puede deberse a fenómenos recientes como las bajas cantidades de oxígeno en el fondo marino o anoxia.
Esta teoría parte del análisis de restos fósiles de un yacimiento Mioceno estudiado en la localidad alicantina de Sax que ha realizado el equipo de Paleontología del Instituto Cavanilles de la Universitat de València, coordinado por Carlos Martínez.
Este grupo estudia el origen y la evolución temprana de los primeros vertebrados, así como el momento y el ritmo de la aparición de los diferentes tejidos y estructuras esqueléticas.
El trabajo de identificación taxonómica se ha basado en el análisis comparativo con fósiles de las colecciones del Museo de Historia Natural de Basilea, el Instituto y Museo de Paleontología de la Universidad de Zurich y de la colección privada de René Kindlimann en Suiza
Frente al nuevo enfoque planteado por este equipo, la visión hasta ahora vigente era que hace 5,5 millones de años el Mediterráneo se aisló gradualmente del Atlántico, fenómeno que provocó la práctica desecación del primero.
"Este acontecimiento, conocido como la Crisis del Mesiniano, causó cambios drásticos en el clima, la salinidad y el nivel del mar eliminando por completo los ecosistemas abisales de gran profundidad y conduciendo a muchas especies a la extinción", ha explicado Martínez.
Las conclusiones de la investigación se han incluido en el trabajo "A Serravallian (Middle Miocene) shark fauna from south-eastern Spain and its paleoenvironment significance" publicado en la revista Historical Biology.
Los restos fósiles estudiados en el municipio de Sax se encuentran en el nuevo Museo de Historia Natural de la Universitat de València que abrirá sus puertas el próximo 15 de febrero.